"Autores literarios"
HOMERO
(s.VIII a.C.) Poeta griego. En
palabras de Hegel, Homero es «el elemento en el que el mundo griego vive como
el hombre vive en el aire». Admirado, imitado y citado por todos los poetas,
filósofos y artistas griegos que le siguieron, es el poeta por antonomasia de
la literatura clásica, a pesar de lo cual la biografía de Homero aparece
rodeada del más profundo misterio, hasta el punto de que su propia existencia
histórica ha sido puesta en tela de juicio.
Las más antiguas noticias sobre
Homero sitúan su nacimiento en Quíos, aunque ya desde la Antigüedad fueron
siete las ciudades que se disputaron ser su patria: Colofón, Cumas, Pilos
Ítaca, Argos, Atenas, Esmirna y la ya mencionada Quíos. Para Simónides de
Amorgos y Píndaro, sólo las dos últimas podían reclamar el honor de ser su
cuna.
Aunque son varias las vidas de
Homero que han llegado hasta nosotros, su contenido, incluida la famosa ceguera
del poeta, es legendario y novelesco. La más antigua, atribuida sin fundamento
a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella, Homero es presentado como el hijo de
una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le dio a luz en Esmirna.
Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus cualidades artísticas,
iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces pasó
a llamarse Homero. La muerte, siempre según el seudo Herodoto, sorprendió a
Homero en Íos, en el curso de un viaje a Atenas.
Los problemas que plantea Homero
cristalizaron a partir del siglo XVII en la llamada «cuestión homérica»,
iniciada por François Hédelin, abate de Aubignac, quien sostenía que los dos
grandes poemas a él atribuidos, la Ilíada y la Odisea, eran fruto del
ensamblaje de obras de distinta procedencia, lo que explicaría las numerosas
incongruencias que contienen.
Sus tesis fueron seguidas por
filólogos como Friedrich August Wolf. El debate entre los partidarios de la
corriente analítica y los unitaristas, que defienden la paternidad homérica de
los poemas, sigue en la actualidad abierto.
ESOPO
(S.VI a.C.) Fabulista griego. Pocos
datos existen sobre la biografía de Esopo, y ya en la época clásica su figura
real se vio rodeada de elementos legendarios.
Según una tradición muy difundida,
nació en Frigia, aunque hay quien lo hace originario de Tracia, Samos, Egipto o
Sardes. Sobre él se conoció una gran cantidad de anécdotas e incluso
descripciones sobre su físico recogidas en la Vida de Esopo, escrita en el
siglo XIV por Planudo, un monje benedictino, si bien es dudosa su validez
histórica.
Así, se cuenta que Esopo fue
esclavo de un tal Jadmón o Janto de Samos, que le dio la libertad. Debido a su
gran reputación por su talento para el apólogo, Creso le llamó a su corte, le
colmó de favores y le envió después a consultar al oráculo de Delfos, a ofrecer
sacrificios en su nombre, y a distribuir recompensas entre los habitantes de
aquella ciudad. Irritado por los fraudes y la codicia de aquel pueblo de
sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a los dioses
los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este príncipe las riquezas
destinadas a los habitantes de Delfos.
Éstos, para vengarse, escondieron
entre los equipajes de Esopo una copa de oro consagrada a Apolo, le acusaron de
robo sacrílego y le precipitaron desde lo alto de la roca Hiampa.
Posteriormente se arrepintieron, y ofrecieron satisfacciones y una
indemnización a los descendientes de Esopo que se presentaran a exigirla; el
que acudió fue un rico comerciante de Samos llamado Jadmon, descendiente de
aquel a quien Esopo perteneciera cuando fue esclavo.
Lo que sí parece cierto es que
Esopo fue un esclavo, y que viajó mucho con su amo, el filósofo Janto. Las
fábulas a él atribuidas, conocidas como Fábulas esópicas, fueron reunidas por
Demetrio de Falero hacia el 300 a.C. Se trata de breves narraciones
protagonizadas por animales, de carácter alegórico y contenido moral, que
ejercieron una gran influencia en la literatura de la Edad Media y el
Renacimiento.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(Gustavo Adolfo Domínguez Bastida;
Sevilla, 1836-Madrid, 1870) Poeta español. Hijo y hermano de pintores, quedó
huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla,
donde estudió humanidades y pintura.
En 1854 se trasladó a Madrid, con
la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su
ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un
fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir
hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro
extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis
García Luna, adoptando ambos el seudónimo de «Adolfo García».
Durante una estancia en Sevilla en
1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se
trataba de tuberculosis, aunque algunos biográfos se decantan por la sífilis.
Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano,
publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia
Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante
mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien
el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que
habría inspirado las composiciones más amargas del poeta.
En 1861 contrajo matrimonio con
Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio
nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su
hermano Valeriano en las escapadas de éste a Toledo para pintar.
La etapa más fructífera de su
carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus
Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una
mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que
pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un
conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.
Económicamente las cosas mejoraron
para el poeta a partir de 1866, en que obtuvo el empleo de censor oficial de
novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en
sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en El museo universal. Pero con
la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese
mismo año.
Se trasladó entonces a Toledo con
su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las Rimas,
cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la
revolución septembrina. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista
La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su hermano como dibujante.
El fallecimiento de éste, en
septiembre de 1870, deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo
su propia muerte, entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que
se hiciese cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del
de Valeriano.
La inmensa fama literaria de
Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la corriente romántica de poesía
intimista inspirada en Heine y opuesta a la retórica y la ampulosidad de los
poetas románticos anteriores. La crítica literaria del momento, sin embargo, no
acogió bien sus poemas, aunque su fama no dejaría de crecer en los años
siguientes.
Las Rimas, tal y como han llegado
hasta nosotros, suman un total de ochenta y seis composiciones. De ellas,
setenta y seis se publicaron por vez primera en 1871 a cargo de los amigos del
poeta, que introdujeron algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos
poemas y alteraron el orden del manuscrito original (el llamado Libro de los
gorriones, hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid). El contenido de
las rimas ha sido dividido en cuatro grupos: el primero (rimas I a XI) es una
reflexión sobre la poesía y la creación literaria; el segundo (XII a XXIX),
trata del amor y de sus efectos en el alma del poeta; el tercero (XXX a LI)
pasa a la decepción y el desengaño que el amor causa en el alma del poeta; y el
cuarto (LII a LXXXVI) muestra al poeta enfrentado a la muerte, decepcionado del
amor y del mundo. Las Rimas se presentan habitualmente precedidas de la
"Introducción sinfónica" que, probablemente, Bécquer preparó como
prólogo a toda su obra.
FANNY BUITRAGO
(Barranquilla, Colombia, 1945) es una
escritora colombiana del siglo XX, se destaca por su innovadora narrativa desde
su primera obra titulada "El hostigante verano de los dioses". También
está vinculada con el teatro y la literatura infantil.
Recorrido
literario
A pesar de ser natural de la ciudad
de Barranquilla se trasladó a la ciudad de Cali, donde fue su periodo
formativo. Antes de terminar sus estudios ya había decidido dedicarse a la
literatura. El amor por la lectura y la escritura fue heredado de su padre,
Luis Buitrago y su abuelo materno Tomás González. Publicó su primera novela
llamada " El hostigante verano de los dioses" en el año 1963, a la
edad de dieciocho años. Desde ese momento se convirtió en una joven promesa de
las letras colombianas. En sus comienzos durante los años 1960, fue parte del
movimiento nadaísta, del que recibió una gran influencia, expresada en los
personajes de las novelas “El hostigante verano de los dioses” y “Cola de
zorro”, toda vez que estos, parecen no tener expectativas frente a la vida y
tienen que luchar contra el autoritarismo y la tradición de su medio social. En
1968 pide ser retirada del movimiento. Sus escritos se publicaron en los
suplementos literarios de los diarios El Tiempoy El Espectador de Bogotá y
revistas como Zona Franca (de Caracas). En 1991, su obra teatral “Al Final del
Ave María” fue publicada en la revista Gestos de la Universidad de California.
En 1984 se desempeñó como escritora
residente de la Universidad de Iowa.
Narrativa
característica del autor
La narrativa de Fanny Buitrago es
exaltada por la innovación que supone y por el nivel de ironía que maneja en
sus escritos. A continuación se presentan características de dos de sus
novelas; estas son propias de la posmodernidad:
En la novela Los Amores de Afrodita
critica el lenguaje del folletín mediante la deconstrucción del sistema
narrativo, donde la estructura del texto está formada por cinco relatos. Esta
obra pretende develar el concepto de felicidad y de amor impuesto por los
folletines, una de las primeras formas de medios de comunicación de masas. Esto
se puede observar a través de la desesperanza en los protagonistas del relato.
La novela es un pastiche, y en primera instancia niega la originalidad y la
individualidad cuando hay una construcción de cultura; su procedimiento es
utilizar los tonos de los géneros que tuvieron gran popularidad como los
boleros y la biblia, parodiándolos.
Ahora bien, en esta obra no se
deconstruye el folletín por sí mismo como estructura literaria, sino por lo que
hizo la masificación de sus discursos por la radio, la televisión, la
telenovela femenina, etc. Usando un lenguaje sencillo aplica la crítica, pues
no es su meta explicar una filosofía o una ideología diferente; usa el lenguaje
popular para extender su ironía y mostrar una realidad desilusionante.
La Señora de la Miel es otra novela
de Fanny Buitrago que presenta elementos postmodernos;iniciando por la
estructura que constituye la misma, los capítulos se van alternando entre el
presente y el pasado, de capítulo en capítulo, se trata de un esquema narrativo
que no es lineal tanto en el tiempo como en el espacio. Por ejemplo, en el
capítulo I llamado Antojos, Teodora, la protagonista se encuentra en Madrid
(España) junto al señor Amiel (forma parte del presente). En tanto que en el
capítulo II, la protagonista se encuentra en su pueblo de origen, junto a su
madrina Doña Ramonita Céspedes de Ucrós, quién estaba muriendo (forma parte del
pasado).
Otra característica de la
modernidad es la ironizaciòn del amor sin condición, donde Teodora se presenta
como la mujer enamorada que se casa con su amor verdadero, pero este no le
corresponde, pues no la ama, se casa con ella por la necesidad de mantener a su
amante llamada Clavel Quintanilla y sus hijas. El espacio erótico es descrito a
través de las frutas y otros alimentos en cuanto a su color y su sabor. Esta
ironización comparte escenario con una narrativa carnavalezca derivada de la
cultura de Barranquilla. Se encuentran expresiones como: "-Pero el aire
huele a gloria. ¡A lulos, a tamarindo, mango verde, guanábana...!"
"En su piel sudorosa aún quedaba efluvios de canela y esencias
almizcladas"...
Novelas
{ "El
hostigante verano de los dioses" (1963)
{ “Cola de
zorro"(1970)
{ "Los
pañamanes" (1979)
{ "Los
amores de Afrodita: cuatro cuentos y una novela breve" (1983)
{ "Señora
de la Miel" (1993)
{ "Bello
animal" (2002)
Libros
de relatos
{ "Las
distancias doradas"(1964)
{ "La
otra gente" (1973)
{ "Bahía
sonora. Relatos de la isla" (1975)
{ "¡Líbranos
de todo mal!" (1989)
Obras
de teatro
{ ”El hombre
de paja” (1964)
{ ”A la
diestra y a la siniestra” (1987)
{ ”Al final
del ave María “(1991)
{ ”El día de
la boda” (2005)
Literatura
infantil o juvenil
{ ”La casa
del abuelo” (1979)
{ ” La casa
del arco iris” (1986)
{ ”Cartas del
palomar” (1988)
{ ”La casa
del verde doncel” (1990)
{ ”Historias
de la Rosa Luna” (2008)
Escribió también guiones de radio y
televisión. Algunas de sus obras fueron traducidas al inglés, al alemán, al
portugués y al francés.
MIRCEA ELIADE
(Bucarest, Rumania, 9 de marzo 1907
- Chicago, Estados Unidos, 22 de abril 1986) fue un filósofo, historiador de
las religiones y novelista rumano. Hablaba y escribía con corrección en ocho
lenguas: rumano, francés, alemán, italiano, inglés, hebreo, persa, y sánscrito.
Formó parte del Círculo Eranos.
Estudió el bachillerato en Bucarest
y posteriormente Filosofía en la misma ciudad, licenciándose con un estudio
sobre la filosofía en el Renacimientoitaliano, para lo que viajó a Italia y
entró en contacto con Giuseppe Tucci (experiencias que recogió en las novelas
autobiográficas Novela del adolescente miope y Gaudeamus); Tucci le puso en
contacto con el que sería su gran mentor, Surendranath Dasgupta; se trasladó a
la India y estudió la lengua, el pensamiento y la tradición religiosa del hinduismo.
De 1932 a 1940 enseñó en Bucarest. En 1940 se le nombró agregado cultural de la
embajada de Rumania en Londres y posteriormente en Lisboa.
Al terminar la segunda guerra
mundial viajó a París, donde llegó a ser profesor de la École Pratique des
Hautes Études hasta 1957, año en que se le nombró catedrático de historia de
las religiones en la Universidad de Chicago, donde enseñó hasta su muerte,
acaecida en el año 1986.
Pensamiento
Se considera a Mircea Eliade uno de
los fundadores de la historia moderna de las religiones. Erudito estudioso de
los mitos, Eliade elaboró una visión comparativa de las religiones, hallando
relaciones de proximidad entre diferentes culturas y momentos históricos. En el
centro mismo de la experiencia religiosa, Eliade situó a lo sagrado, como la
experiencia primordial del Homo religiosus.
Su formación como historiador y
filósofo lo llevó a profundizar en mitos, sueños y visiones, escribiendo sobre
el misticismo y el éxtasis. En la India, estudió el yoga y leyó directamente en
sánscritotextos clásicos del hinduismo que no habían sido traducidos a lenguas
occidentales.
Prolífico escritor, su capacidad de
síntesis es notable. De sus escritos suele resaltarse el concepto de
hierofanía, con el cual Eliade define la manifestación de lo trascendente en un
objeto o fenómeno de nuestro cosmos habitual.
Hacia finales del siglo XX, los
textos de Eliade alimentan intensamente la visión gnoseológica de nuevos
movimientos religiosos, surgidos con la contracultura de los años sesenta.
En la década de 1980 fue duramente
criticado por sus vínculos con la Guardia de Hierro, su antisemitismo de
juventud (se puede apreciar en sus novelas iniciales y en sus diarios) y sus
posturas de ultraderecha, propias de la Rumanía de 1920-1939. Eliade nunca se
arrepintió públicamente de este antijudaísmo, cosa que sí hicieron Emile Cioran
o Eugene Ionesco. Sin embargo, en Chicago tuvo muchos alumnos universitarios de
origen judío, que lo defendieron de estas acusaciones. Eliade sabía hebreo,
colaboró con el especialista en cábala Gerschom Scholem y tuvo entre sus
mejores amigos a Mihail Sebastian, judío.
Con casi total probabilidad, Eliade
es el escritor rumano más traducido al español.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
Nació en Fráncfort del Meno
(Frankfurt am Main), hijo de Johann Caspar Goethe, un abogado y consejero
imperial que se retiró de la vida pública y educó a sus hijos él mismo, bajo la
máxima de no perder el tiempo en lo más mínimo, y de Katharina Elisabeth
Textor, hija de un antiguo burgomaestre de Fráncfort. Estas vinculaciones
familiares le pusieron en contacto desde el principio con el patriciado urbano
y la vida política.
De inteligencia superdotada, y
provisto de una enorme y enfermiza curiosidad, hizo prácticamente de todo y
llegó a acumular una omnímoda o completa cultura. Primeramente estudió lenguas,
aunque sus inclinaciones iban por el arte y nunca, a lo largo de toda su vida,
dejó de cultivar el dibujo; al tiempo que escribía sus primeros poemas, se
interesó por otras ramas del conocimiento como la geología, la química y la
medicina.
Goethe estudió Derecho en Leipzig
(1765); allí conoció los escritos de Winckelmann sobre arte y cultura griegas,
pero una grave enfermedad le obligó a dejar los estudios en 1768 y volver a
Fráncfort; Katharina von Klettenberg, amiga de su madre, le cuidó y le
introdujo en el misticismo pietista, que ponía su énfasis en el sentimiento
dentro de la confesión protestante; por entonces compuso sus primeros poemas.
Retomó los estudios en 1770 enEstrasburgo y los concluyó al año siguiente; esos
dos años allí fueron muy importantes para él: conoció a Friederike Brion, que
le inspiró la mayoría de sus personajes femeninos, y trabó amistad con el
teólogo y teórico del arte y la literatura Johann Gottfried von Herder. Herder
le introdujo en la poesía popular alemana, le descubrió el universo de
Shakespeare y le liberó definitivamente del Neoclasicismo francés y de la
confianza en la razón de laAufklärung alemana.
De vuelta de nuevo a Fráncfort,
escribió la tragedia Götz von Berlichingen (1773) y al año siguiente su novela
Las cuitas del joven Werther (1774) y colaboró con Herder en la redacción del
manifiesto del movimiento Sturm und Drang («Tempestad e ímpetu»), considerado
el preludio del Romanticismoen Alemania: Sobre el estilo y el arte alemán
(1772). En esta obra se reivindica la poesía de James MacPherson (Ossian) y de
Shakespeare.
La inspiración del Werther la
encontró a mediados de 1772 cuando, mientras era practicante como abogado en el
tribunal de Wetzlar, se enamoró de Charlotte Buff, la novia y prometida de su
colega, por esa época también jurista practicante, Johann Christian Kestner.
Concomitantemente, un joven jurista atormentado por un amor no correspondido se
suicidó utilizando una pistola prestada por Kestner. Estos dramáticos hechos
hicieron que Goethe abandonara finalmente Wetzlar e inspiraron en 1774 la
composición de la novela, en parteepistolar. Las desventuras del joven Werther
tuvo un éxito tan grande y representó tan bien en la figura del protagonista el
desencanto de las jóvenes generaciones que suscitó una epidemia de suicidios
adolescentes en el país.
En la primavera de 1775 Goethe se
comprometió con la hija de un banquero de Fráncfort, Lili Schönemann,
compromiso que debido a incompatibilidades sociales y de estilo de vida de las
respectivas familias no llegó a concretarse en matrimonio. Este noviazgo
terminó en el otoño de ese mismo año.
En 1774 publicó el drama Clavijo y
en 1775 Stella. Mientras, intentaba abrir con poca fortuna en Fráncfort un
bufete de abogado, y como además había roto su compromiso de matrimonio con
Lili Schömemann, no dudó en 1775 en aceptar la invitación a la Corte de Weimar
de Carlos-Augusto, heredero del ducado de Sajonia-Weimar, y marchó hacia allá
prácticamente huyendo de las dos cosas, de la abogacía y del compromiso
sentimental.
Entró al servicio del príncipe
heredero Carlos Augusto y fijó su residencia en Weimar ya hasta su muerte. Las
tareas que éste le encomienda le hacen abandonar prácticamente la literatura
durante casi diez años. Allí Anna Amalia, madre de Carlos Augusto, que había
empezado a crear un círculo de intelectuales con el preceptor de su hijo,
Wieland, lo amplió al incluir en él a Goethe y posteriormente Herder y
Friedrich von Schiller; fugazmente pasaron también por allí Jakob Michael
Reinhold Lenz y Friedrich Maximilian Klinger. Goethe pasa de ser consejero
secreto de legación (1776) a consejero secreto (1779) y finalmente se convierte
en una especie de ministro supremo.
Inicia en esa época sus investigaciones
científicas. Interesado por la óptica, concibió una teoría distinta a la de
Isaac Newtonsobre los colores y también investigó en geología, química y
osteología, disciplina esta última en que descubrió el hueso intermaxilar en
marzo de 1784, que pone una de las primeras piedras en la teoría de la
evolución del hombre, aunque en esto se le adelantó por muy poco un anatomista
francés, lo que le supuso una gran frustración. Las cartas a Charlotte von
Steindan fe de esta época de su vida, envuelta en todo tipo de encargos y
gestiones para reformar el muy pequeño y humilde estado de Weimar.
Desde un puesto tan importante tuvo
la oportunidad de relacionarse con la alta aristocracia y conoció a personajes
notables, como Napoleón Bonaparte, Ludwig van Beethoven, Friedrich von Schiller
y Arthur Schopenhauer. En 1782 fue añadida la partícula von a su apellido por
el mismo Duque Carlos Augusto pese a las protestas de la nobleza, para formar
parte de la Corte con un cargo equiparable al de los restantes ministros,
pertenecientes todos a ella.
Ingresó en la Masonería el 11 de
febrero de 1783, aunque según el escritor masónico Lorenzo Frau Abrines,1 la
fecha de su ingreso es anterior, el 23 de junio de 1780, dentro de la efímera
logiaAmalia, que abatió columnas dos años después. En 1830, dos años antes de
su muerte, Goethe compuso un poema titulado Para la fiesta de San Juan de 1830,
en ocasión de celebrarse su cincuentenario como miembro de la masonería. A su
condición de masón y a su paso por la Masonería, así como a otras aficiones que
al parecer cultivó, se atribuye influencia en su obra, especialmente en Fausto.
Por otra parte, seguía
profundizando en el estudio del teatro de William Shakespeare y de Pedro
Calderón de la Barca, algunas de cuyas obras (por ejemplo, El príncipe
constante de Calderón) hace representar con éxito como encargado del teatro en
la Corte de Weimar; en estas funciones empezó a cartearse con Schiller. Las
lecturas teatrales de estos autores amplían notablemente los horizontes de su
espíritu. Le domina además el entusiasmo ante la falsa poesía céltica de Ossian
y escribe un famoso monólogo del gran dios del Romanticismo, Prometeo, que
personificaba el genio rebelde de los creadores y del cual se sintió justamente
orgulloso:
Fue como la mecha que provocara el
estallido que descubrió y sacó a plena luz las más secretas condiciones de
hombres dignos. (Poesía y verdad, lib. XV)
Así fue en efecto, en lo referido
al movimiento conocido como titanismo, uno de cuyos más preclaros
representantes fue Giacomo Leopardi. Merced a Goethe, Weimar se convirtió en el
auténtico centro cultural de Alemania; allí compuso poemas inspirados por
Charlotte von Stein y empezó la redacción de sus obras más ambiciosas, como sus
dramas Ifigenia en Táuride (1787) Egmont y Fausto, que luego revisaría a fondo
tras la profunda impresión que recibió en su trascendental viaje a Italia
(1786–1788), que cambió su desequilibrada estética romántica por el equilibrio
clásico. Empezó en Venecia, donde compuso sus Epigramas venecianos, y terminó
en Roma, donde estudió la cultura grecolatina a fondo; de esta época son sus
Elegías romanas. El viaje a Italia supone el comienzo de su periodo clásico.
Sin embargo, a su regreso a Weimar
en 1788 se encuentra una gran oposición a su nueva estética; es más, se forma
un cierto escándalo cuando llega a divulgarse que desde ese mismo año vive
amancebado con una jovencita, Christiane Vulpius (1765–1816), que le dio al año
siguiente un hijo, Julius August Walther von Goethe (1789–1830); cuatro abortos
sucesivos posteriores inducen a creer que entre ambos había incompatibilidad de
grupos sanguíneos, en aquella época desconocida. Goethe legitimó a su único
hijo en 1800.
No abandonó completamente su
pretensión de labrarse una carrera científica. En Zur Farbenlehre, 1810,
intentó refutar con poca fortuna la teoría de los colores de Newton. En el
primer volumen de esta obra se halla la que es sin duda la primera historia
comprensiva de la ciencia.
Dirigió el Teatro ducal entre 1791
y 1813 y con motivo de este cargo conoció en 1794 al dramaturgo Friedrich von
Schiller, con el que sostuvo una luenga amistad y cierta correspondencia
epistolar hasta la muerte de éste en 1805. Schiller publicó las hasta entonces
inéditas Elegías romanas de Goethe en su periódico, Las Horas, en 1795. También
imprimió la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796) y la
novela en verso Hermann y Dorothea (1798). Schiller incitó a Goethe a que
prosiguiera en la gran obra de su vida, el Fausto, poema que no paraba de corregir
y ampliar y cuya primera versión apareció en 1808. Desde dos años antes se
hallaba ya casado con Christiane Vulpius, quizá para acallar a quienes
criticaban su estilo de vida. El hecho más importante quizá de esta época de su
vida es su entrevista en Erfurt con Napoleón I en 1808, cuando el ejército
francés ocupaba parte del territorio prusiano en el marco de las guerras
Napoleónicas.
La Revolución francesa supuso para
Goethe un gran trastorno; algunos de sus epigramas venecianos ya tratan este
tema, pero como su pensamiento se hallaba por completo imbuido del equilibrio y
armonía del clasicismo y veía el ser como una totalidad orgánica a partir de la
filosofía de Kant, el desarrollo de la revolución y el cambio provocado por la
violencia le parecían una atrocidad. Eso se plasmó en algunas obras de
entonces, como la colección de novelitas breves Conversaciones de emigrados
alemanes (1795), la obra épica Germán y Dorotea (1797) y la tragedia La hija
natural (1799 y ss.). Algo después aparecen las novelas de madurez: Las
afinidades electivas (1809) y Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821,
revisado en 1829), así como un diario de su viaje por Italia, Viajes italianos
(1816), su autobiografía Poesía y verdad en varias entregas (1811–1833) y un
poemario, Diván de Oriente y Occidente (1819), donde se deja sentir algo el
influjo de la poesía oriental. Goethe murió en Weimar el 22 de marzo de 1832.
La versión final de su gran poema coral Fausto apareció póstuma ese mismo año.
En cuanto a su carrera literaria,
Goethe la inició en el seno de un exasperado Romanticismo deudor del Sturm und
Drang, cuya obra más representativa se encargó de escribir él mismo: Las cuitas
del joven Werther. El viaje a Roma supuso para él ir arrinconando esa estética
en una evolución que le hizo al cabo renegar del Romanticismo e identificarse
con el equilibro clásico grecolatino, lo que puso fin a su tormentosa vida
interior. Fue esa la revelación del Clasicismo, verdadera raíz con la que podía
identificarse la cultura alemana. «Ahora comprendo el sentido del mármol»,
escribirá en una de sus Elegías romanas.
De ese viaje por Italia son fruto
también los Epigramas venecianos, entre los cuales hay algunas meditaciones
profundas sobre la contemporánea Revolución francesa o el significado de la
vida y de la cultura. La postura política de Goethe es sin embargo
conservadora: «prefiero la injusticia al desorden», escribirá. Eso le supuso
algunos recelos por parte de otros artistas a los que no les importaba en lo
más mínimo no acordarse con su contexto social, como por ejemplo Beethoven. En
las dos versiones de su complejo y grandioso Fausto se encuentra el último mito
que fue capaz de engendrar la cultura europea, el de cómo la grandeza
intelectual y la sed omnímoda de saber pueden, sin embargo, engendrar la
miseria moral y espiritual. Por otra parte, en la lectura y estudio deSpinoza
encuentra también un consuelo al desequilibrio romántico que le embargaba, como
cuenta en Poesía y verdad, donde se extiende en comentar especialmente su frase
de que «quien bien ama a Dios, no debe exigir que Dios le ame a él».
Goethe disfrutó ya en vida de fama,
respeto, prestigio y admiración. Delacroix le retrató en una litografía en
1827, aparte de ilustrar Fausto y Götz von Berlichingen. Por ello, fueron
muchos los jóvenes de su época que quisieron conocerlo en persona o, cual se
suele pedantescamente decir: vera effigies. Por otra parte, su secretario,
Eckermann, anotaba cuidadosamente sus conversaciones con el maestro a lo largo
de los años y escribió unas Conversaciones con Goethe, donde aparecen
reflejadas las opiniones que en sus últimos años sostuvo sobre esas visitas y
también sobre todo lo divino y lo humano.
JUANA DE IBARBOUROU
(Melo, Uruguay, 1895 - Montevideo,
1979) Poetisa uruguaya, considerada una de las voces más personales de la
lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. Llamada originalmente Juana
Fernández Morales, a los veinte años se casó con el capitán Lucas Ibarbourou,
del cual adoptó el apellido con el que firmaría su obra.
Tres años después se trasladó a
Montevideo, donde vivió desde entonces. Sus primeros poemas aparecieron en
periódicos, principalmente en La Razón, de la capital uruguaya. Comenzó su
larga travesía lírica con los poemarios Lenguas de diamante (1919), El cántaro
fresco (1920) y Raíz salvaje (1922), todos ellos muy marcados por el
modernismo, que expresó con abundancia de imágenes sensoriales y cromáticas,
alusiones bíblicas y míticas, aunque siempre con un acento singular.
Su temática tiende a la exaltación
sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de
la naturaleza. Imprimió a sus poemas un erotismo que constituye una de las
vertientes capitales de su producción. En 1929 fue proclamada "Juana de
América" en el Palacio Legislativo del Uruguay, ceremonia que presidió el
poeta "oficial" uruguayo, J. Zorrilla de San Martín, y que contó con
la participación del ensayista mexicano Alfonso Reyes.
Poco a poco su poesía se fue
despojando del ropaje modernista para ganar en efusión y sinceridad. En La rosa
de los vientos (1930) se adentró en el vanguardismo, rozando incluso las
imágenes surrealistas. Con Estampas de la Biblia, Loores de Nuestra Señora e
Invocación a san Isidro, todos de 1934, iniciará en cambio un camino hacia la
poesía mística.
En la década de 1950 se publicaron
sus libros Perdida (1950), Azor (1953) y Romance del destino (1955). En esta
misma época, en Madrid, salieron a la luz sus Obras completas (1953), donde se
incluyeron dos libros inéditos: Dualismo y Mensaje del escriba.
Ocupó la presidencia de la Sociedad
Uruguaya de Escritores en 1950. Cinco años más tarde su obra fue premiada en el
Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, y en 1959 se le concedió el Gran
Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez. Su obra en
prosa estuvo enfocada fundamentalmente hacia el público infantil; en ella
destacan Epistolario (1927) y Chico Carlo (1944).
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
(Alcalá de Henares, España,
1547-Madrid, 1616) Escritor español. Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo
de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los
acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a
Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna.
Allí inició el joven Miguel sus
estudios, probablemente en un colegio de jesuitas. Cuando en 1561 la corte
regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de
un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su
padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su
formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así,
parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y
Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la
picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España,
probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma,
donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que
participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los
turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó
anquilosada. Cuando, tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña,
Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la
literatura italiana), regresaba de vuelta a España, la nave en que viajaba fue
abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo,
junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un
emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.
Ya en España, tras once años de
ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se
dedicó a realizar encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con
Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril
La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien
le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en
contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría
en su obra maestra, el Quijote, que apareció en 1605. El éxito de este libro
fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al
año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella.
El éxito del Quijote le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas:
los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias
y entremeses.
En 1616, meses antes de su muerte,
envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la
obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como
el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. A partir de una
sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro
tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las
andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don
Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.
Las dos partes del Quijote ofrecen,
en cuanto a técnica novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de
la que se publicó en Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote
de Avellaneda, que Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito)
es, por muchos motivos, más perfecta que la primera, publicada diez años antes.
Su estilo revela mayor cuidado y el efecto cómico deja de buscarse en lo
grotesco y se consigue con recursos más depurados. Los dos personajes
principales adquieren también mayor complejidad, al emprender cada uno de ellos
caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la cordura y el
desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos de
generosidad y justicia. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor
del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la
novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico
testamento poético.
EDGAR ALLAN POE
(Boston, EE UU, 1809-Baltimore,
id., 1849) Poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres, actores de
teatro itinerantes, murieron cuando él era todavía un niño. Edgar Allan Poe fue
educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815
a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su
educación.
Después de regresar a Estados
Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la
Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le
acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había
asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su
primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en
el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al
Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia
Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por
negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la
publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se
desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima
Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Por esta época entró como
redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias
revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su
esposa en 1837.
Su labor como crítico literario
incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales
apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de
ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su
matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su
tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus
contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte.
Según Poe, la máxima expresión
literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente
célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del
ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión. Las campanas (The
Bells, 1849), que evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y
Annabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Pero la genialidad y la
originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los
cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma
literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad
de efecto que resulta imposible en la novela.
Publicados bajo el título Cuentos
de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840),
aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la
mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de
intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura
moderna de terror; buen ejemplo de ello es La caída de la casa Usher (The Fall
of the House of Usher).
Su cuento Los crímenes de la calle
Morgue (The Murders in the Rue Morgue) se ha considerado, con toda razón, como
el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca. Destaca también
su única novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur
Gordon Pym), de crudo realismo y en la que reaparecen numerosos elementos de
sus cuentos. La obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses,
en especial en Charles Baudelaire, quien lo dio a conocer en Europa.
CHARLES DICKENS
(Portsmouth, Reino Unido,
1812-Gad's Hill, id., 1870) Escritor británico. En 1822, su familia se trasladó
de Kent a Londres, y dos años más tarde su padre fue encarcelado por deudas. El
futuro escritor entró a trabajar entonces en una fábrica de calzados, donde
conoció las duras condiciones de vida de las clases más humildes, a cuya
denuncia dedicó gran parte de su obra.
Autodidacta, si se excluyen los dos
años y medio que pasó en una escuela privada, consiguió empleo como pasante de
abogado en 1827, pero aspiraba ya a ser dramaturgo y periodista. Aprendió
taquigrafía y, poco a poco, consiguió ganarse la vida con lo que escribía;
empezó redactando crónicas de tribunales para acceder, más tarde, a un puesto
de periodista parlamentario y, finalmente, bajo el seudónimo de Boz, publicó
una serie de artículos inspirados en la vida cotidiana de Londres (Esbozos por
Boz).
El mismo año, casó con Catherine
Hogarth, hija del director del Morning Chronicle, el periódico que difundió,
entre 1836 y 1837, el folletín de Los papeles póstumos del Club Pickwick, y los
posteriores Oliver Twist y Nicholas Nickleby. La publicación por entregas de
prácticamente todas sus novelas creó una relación especial con su público,
sobre el cual llegó a ejercer una importante influencia, y en sus novelas se
pronunció de manera más o menos directa sobre los asuntos de su tiempo.
En estos años, evolucionó desde un
estilo ligero a la actitud socialmente comprometida de Oliver Twist. Estas
primeras novelas le proporcionaron un enorme éxito popular y le dieron cierto
renombre entre las clases altas y cultas, por lo que fue recibido con grandes
honores en Estados Unidos, en 1842; sin embargo, pronto se desengañó de la
sociedad estadounidense, al percibir en ella todos los vicios del Viejo Mundo.
Sus críticas, reflejadas en una serie de artículos y en la novela Martin
Chuzzlewit, indignaron en Estados Unidos, y la novela supuso el fracaso más
sonado de su carrera en el Reino Unido. Sin embargo, recuperó el favor de su
público en 1843, con la publicación de Canción de Navidad.
Después de unos viajes a Italia,
Suiza y Francia, realizó algunas incursiones en el campo teatral y fundó el
Daily News, periódico que tendría una corta existencia. Su etapa de madurez se
inauguró con Dombey e hijo (1848), novela en la que alcanzó un control casi
perfecto de los recursos novelísticos y cuyo argumento planificó hasta el
último detalle, con lo que superó la tendencia a la improvisación de sus
primeros títulos, en que daba rienda suelta a su proverbial inventiva a la hora
de crear situaciones y personajes, responsable en ocasiones de la falta de
unidad de la obra. En 1849 fundó el Houseold Words, semanario en el que, además
de difundir textos de autores poco conocidos, como su amigo Wilkie Collins,
publicó La casa desierta y Tiempos difíciles, dos de las obras más logradas de
toda su producción. En las páginas del Houseold Words aparecieron también
diversos ensayos, casi siempre orientados hacia una reforma social.
A pesar de los diez hijos que tuvo
en su matrimonio, las crecientes dificultades provocadas por las relaciones
extramatrimoniales de Dickens condujeron finalmente al divorcio en 1858, al
parecer a causa de su pasión por una joven actriz, Ellen Teman, que debió de
ser su amante. Dickens hubo de defenderse del escándalo social realizando una
declaración pública en el mismo periódico. En 1858 emprendió un viaje por el
Reino Unido e Irlanda, donde leyó públicamente fragmentos de su obra. Tras
adquirir la casa donde había transcurrido su infancia, Gad’s Hill Place, en
1856, pronto la convirtió en su residencia permanente.
La gira que inició en 1867 por
Estados Unidos confirmó su notoriedad mundial, y así, fue aplaudido en largas y
agotadoras conferencias, entusiasmó al público con las lecturas de su obra e
incluso llegó a ser recibido por la reina Victoria poco antes de su muerte,
acelerada por las secuelas que un accidente de ferrocarril dejó en su ya
quebrantada salud.
LEON TOLSTOI
(Liev Nikoláievich Tolstói; Yasnaia
Poliana, 1828 - Astapovo, 1910) Escritor y ruso. Hijo del noble propietario y
de la acaudalada princesa María Volkonski, Tolstói viviría siempre escindido
entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el
primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes
ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era
el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.
El muchacho quedó precozmente
huérfano, porque su madre falleció a los dos años de haberlo concebido y su
padre murió en 1837. Pero el hecho de que después pasara a vivir con dos tías
suyas no influyó en su educación, que estuvo durante todo este tiempo al
cuidado de varios preceptores masculinos no demasiado exigentes con el joven
aristócrata.
En 1843 pasó a la Universidad de
Kazán, donde se matriculó en la Facultad de Letras, carrera que abandonó para
cursar Derecho. Estos cambios, no obstante, hicieron que mejorasen muy poco sus
pésimos rendimientos académicos y probablemente no hubiera coronado nunca con
éxito su instrucción de no haber atendido sus examinadores al alto rango de su
familia.
Además, según cuenta el propio
Tolstoi en Adolescencia, a los dieciséis años carecía de toda convicción moral
y religiosa, se entregaba sin remordimiento a la ociosidad, era disoluto,
resistía asombrosamente las bebidas alcohólicas, jugaba a las cartas sin
descanso y obtenía con envidiable facilidad los favores de las mujeres.
Regalado por esa existencia de estudiante rico y con completa despreocupación
de sus obligaciones, vivió algún tiempo tanto en la bulliciosa Kazán como en la
corrompida y deslumbrante ciudad de San Petersburgo.
Al salir de la universidad, en
1847, escapó de las populosas urbes y se refugió entre los campesinos de su
Yasnaia Poliana natal, sufriendo su conciencia una profunda sacudida ante el
espectáculo del dolor y la miseria de sus siervos. A raíz de esta
descorazonadora experiencia, concibió la noble idea de consagrarse al
mejoramiento y enmienda de las opresivas condiciones de los pobres, pero aún no
sabía por dónde empezar. De momento, para dar rienda suelta al vigor
desbordante de su espíritu joven decidió abrazar la carrera militar e ingresó
en el ejército a instancias de su amado hermano Nicolás. Pasó el examen
reglamentario en Tiflis y fue nombrado oficial de artillería.
El enfrentamiento contra las
guerrillas tártaras en las fronteras del Cáucaso tuvo para él la doble
consecuencia de descubrirle la propia temeridad y desprecio de la muerte y de
darle a conocer un paisaje impresionante que guardará para siempre en su
memoria. Enamorado desde niño de la naturaleza, aquellos monumentales lugares
grabaron en su ánimo una nueva fe panteísta y un indeleble y singular
misticismo.
Al estallar la guerra de Crimea en
1853, pidió ser destinado al frente, donde dio muestras de gran arrojo y ganó
cierta reputación por su intrepidez, pero su sensibilidad exacerbada toleró con
impaciencia la ineptitud de los generales y el a menudo baldío heroísmo de los
soldados, de modo que pidió su retiro y, tras descansar una breve temporada en
el campo, decidió consagrarse por entero a la tarea de escribir.
Lampiño en su época de estudiante,
mostachudo en el ejército y barbado en la década de los sesenta, la estampa que
se hizo más célebre de Tolstoi es la que lo retrata ya anciano, con las luengas
y pobladas barbas blancas reposando en el pecho, el enérgico rostro hendido por
una miríada de arrugas y los ojos alucinados. Pero esta emblemática imagen de
patriarca terminó por adoptarla en su excéntrica vejez tras arduas batallas para
reformar la vida social de su patria, empresa ésta jalonada en demasiadas
ocasiones por inapelables derrotas.
Durante algún tiempo viajó por
Francia, Alemania, Suiza..., y de allí se trajo las revolucionarias ideas
pedagógicas que le moverían a abrir una escuela para pobres y fundar un
periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre Yasnaia Poliana. La
enseñanza en su institución era completamente gratuita, los alumnos podían
entrar y salir de clase a su antojo y jamás, por ningún motivo, se procedía al
más mínimo castigo. La escuela estaba ubicada en una casa próxima a la que
habitaba Tolstoi y la base de la enseñanza era el Antiguo Testamento.
Pronto fue imitada por otras, pero
su peligrosa novedad, junto a los ataques del escritor contra la censura y a su
reivindicación de la libertad de palabra para todos, incluso para los
disidentes políticos, despertó las iras del gobierno que a los pocos años mandó
cerrarla. Era uno de los primeros reveses de su proyecto reformador y uno de
los primeros encontronazos con las fuerzas vivas de Rusia, aunque no sería el
único. Sus discrepancias con la Iglesia Ortodoxa también se hicieron notorias
al negar abiertamente su parafernalia litúrgica, denunciar la inútil profusión
de iconos, los enrarecidos ambientes con olor a incienso y la hipocresía y
superficialidad de los popes.
Además, cargó contra el ejército
basándose en el Sermón de la Montaña y recordando que toda forma de violencia
era contraria a la enseñanza de Cristo, con lo que se ganó la enemistad juramentada
no sólo de los militares sino del propio zar. Incluso sus propios siervos, a
los que concedió la emancipación tras el decreto de febrero de 1861, miraron
siempre a Tostoi, hombre tan bondadoso como de temperamento tornadizo, con
insuperable suspicacia.
A pesar de ser persona acostumbrada
a meditar sobre la muerte, el trágico fallecimiento de su hermano Nicolás,
acaecido el 20 de septiembre de 1860, le produjo una extraordinaria conmoción
y, al año siguiente, se estableció definitivamente en Yasnaia Poliana. Allá
trasladará en 1862 a su flamante esposa Sofía Behrs, hija de un médico de Moscú
con quien compartió toda su vida y cuya abnegación y sentido práctico fue el
complemento ideal para un hombre abismado en sus propias fantasías.
Sofía era entonces una inocente
muchacha de dieciocho años, deslumbrada por aquel experimentado joven de
treinta y cuatro que tenía a sus espaldas un pasado aventurero y que además,
con imprudente sinceridad, quiso que conociese al detalle sus anteriores
locuras y le entregó el diario de su juventud donde daba cuenta de sus
escandalosos desafueros y flirteos. Con todo, aquella doncella que le daría
trece hijos, no titubeó ni un momento y aceptó enamorada la proposición de unir
sus vidas, contrato que, salvando períodos tormentosos, habría de durar casi
medio siglo.
OSCAR WILDE
(Dublín, 1854 - París, 1900)
Escritor británico. Hijo del cirujano William Wills-Wilde y de la escritora
Joana Elgee, Oscar Wilde tuvo una infancia tranquila y sin sobresaltos. Estudió
en la Portora Royal School de Euniskillen, en el Trinity College de Dublín y,
posteriormente, en el Magdalen College de Oxford, centro en el que permaneció
entre 1874 y 1878 y en el cual recibió el Premio Newdigate de poesía, que
gozaba de gran prestigio en la época.
Oscar Wilde combinó sus estudios
universitarios con viajes (en 1877 visitó Italia y Grecia), al tiempo que
publicaba en varios periódicos y revistas sus primeros poemas, que fueron
reunidos en 1881 en Poemas. Al año siguiente emprendió un viaje a Estados Unidos,
donde ofreció una serie de conferencias sobre su teoría acerca de la filosofía
estética, que defendía la idea del «arte por el arte» y en la cual sentaba las
bases de lo que posteriormente dio en llamarse dandismo.
A su vuelta, Oscar Wilde hizo lo
propio en universidades y centros culturales británicos, donde fue
excepcionalmente bien recibido. También lo fue en Francia, país que visitó en
1883 y en el cual entabló amistad con Verlaine y otros escritores de la época.
En 1884 contrajo matrimonio con
Constance Lloyd, que le dio dos hijos, quienes rechazaron el apellido paterno
tras los acontecimientos de 1895. Entre 1887 y 1889 editó una revista femenina,
Woman’s World, y en 1888 publicó un libro de cuentos, El príncipe feliz, cuya
buena acogida motivó la publicación, en 1891, de varias de sus obras, entre
ellas El crimen de lord Arthur Saville.
El éxito de Wilde se basaba en el
ingenio punzante y epigramático que derrochaba en sus obras, dedicadas casi
siempre a fustigar las hipocresías de sus contemporáneos. Así mismo, se reeditó
en libro una novela publicada anteriormente en forma de fascículos, El retrato
de Dorian Gray, la única novela de Wilde, cuya autoría le reportó feroces
críticas desde sectores puritanos y conservadores debido a su tergiversación del
tema de Fausto.
No disminuyó, sin embargo, su
popularidad como dramaturgo, que se acrecentó con obras como Salomé (1891),
escrita en francés, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), obras de
diálogos vivos y cargados de ironía. Su éxito, sin embargo, se vio truncado en
1895 cuando el marqués de Queenberry inició una campaña de difamación en
periódicos y revistas acusándolo de homosexual. Wilde, por su parte, intentó
defenderse con un proceso difamatorio contra Queenberry, aunque sin éxito, pues
las pruebas presentadas por este último daban evidencia de hechos que podían
ser juzgados a la luz de la Criminal Amendement Act.
El 27 de mayo de 1895 Oscar Wilde
fue condenado a dos años de prisión y trabajos forzados. Las numerosas
presiones y peticiones de clemencia efectuadas desde sectores progresistas y
desde varios de los más importantes círculos literarios europeos no fueron
escuchadas y el escritor se vio obligado a cumplir por entero la pena. Enviado
a Wandsworth y Reading, donde redactó la posteriormente aclamada Balada de la
cárcel de Reading, la sentencia supuso la pérdida de todo aquello que había
conseguido durante sus años de gloria.
Recobrada la libertad, cambió de
nombre y apellido (adoptó los de Sebastian Melmoth) y emigró a París, donde
permaneció hasta su muerte. Sus últimos años de vida se caracterizaron por la
fragilidad económica, sus quebrantos de salud, los problemas derivados de su
afición a la bebida y un acercamiento de última hora al catolicismo. Sólo
póstumamente sus obras volvieron a representarse y a editarse. En 1906, Richard
Strauss puso música a su drama Salomé, y con el paso de los años se tradujo a
varias lenguas la práctica totalidad de su producción literaria.
FRANZ KAFKA
(Praga, 1883 - Kierling, Austria,
1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de
comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se
doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión
judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su
adhesión al sionismo.
Su proyecto de emigrar a Palestina
se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que
sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad
manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas
matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros
de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.
Su obra, que nos ha llegado en
contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero
literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye
una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más
influyentes e innovadoras del siglo XX.
En la línea de la Escuela de Praga,
de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por
una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez.
Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya
se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que
apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.
En 1913, el editor Rowohlt accedió
a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario
personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y
un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin
embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún
éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra
Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas sus
esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y
1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El
chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia
penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.
En 1920 abandonó su empleo, ingresó
en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en
la que escribió El castillo; al año siguiente Kafka conoció a la escritora
checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una
abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último año de su vida
encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y
que le devolvió brevemente la esperanza.
La existencia atribulada y
angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra,
que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al
realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el
principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial
(Joseph K o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias
ocultas. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de
su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro
del aparato burocrático en el que pretende integrarse.
Los elementos fantásticos o
absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregor
Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana aquella
distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un
método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción
al absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su
obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la
literatura contemporánea.
FEDERICO GARCIA LORCA
(Fuente Vaqueros, España, 1898 -
Víznar, id., 1936) Poeta y dramaturgo español. Los primeros años de la infancia
de Federico García Lorca transcurrieron en el ambiente rural de su pequeño
pueblo granadino, para después ir a estudiar a un colegio de Almería.
Continuó sus estudios superiores en
la Universidad de Granada: estudió filosofía y letras y se licenció en derecho.
En la universidad hizo amistad con Manuel de Falla, quien ejerció una gran
influencia en él, transmitiéndole su amor por el folclore y lo popular.
A partir de 1919, se instaló en
Madrid, en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Juan Ramón Jiménez y a
Machado, y trabó amistad con poetas de su generación y artistas como Buñuel o Dalí.
En este ambiente, Lorca se dedicó con pasión no sólo a la poesía, sino también
a la música y el dibujo, y empezó a interesarse por el teatro. Sin embargo, su
primera pieza teatral, El maleficio de la mariposa, fue un fracaso.
En 1921 publicó su primera obra en
verso, Libro de poemas, con la cual, a pesar de acusar las influencias
románticas y modernistas, consiguió llamar la atención. Sin embargo, el
reconocimiento y el éxito literario de Federico García Lorca llegó con la
publicación, en 1927, de Canciones y, sobre todo, con las aplaudidas y
continuadas representaciones en Madrid de Mariana Pineda, drama patriótico.
Entre 1921 y 1924, al mismo tiempo
que trabajaba en Canciones, escribió una obra basada en el folclore andaluz, el
Poema del cante jondo (publicado en 1931), un libro ya más unitario y madurado,
con el que experimenta por primera vez lo que será un rasgo característico de
su poética: la identificación con lo popular y su posterior estilización culta,
y que llevó a su plena madurez con el Romancero gitano (1928), que obtuvo un
éxito inmediato. En él se funden lo popular y lo culto para cantar al pueblo
perseguido de los gitanos, personajes marginales marcados por un trágico
destino. Formalmente, Lorca consiguió un lenguaje personal, inconfundible, que
reside en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces
metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que
se etiquetó a su generación.
Tras este éxito, Lorca viajó a
Nueva York, ciudad en la que residió como becario durante el curso 1929-1930.
Las impresiones que la ciudad imprimió en su ánimo se materializaron en Poeta
en Nueva York (publicada póstumamente en 1940), un canto angustiante, con ecos
de denuncia social, contra la civilización urbana y mecanizada de hoy. Las
formas tradicionales y populares de sus anteriores obras dejan paso en esta
otra a visiones apocalípticas, hechas de imágenes ilógicas y oníricas, que
entroncan con la corriente surrealista francesa, aunque siempre dentro de la poética
personal de Lorca.
De nuevo en España, en 1932
Federico García Lorca fue nombrado director de La Barraca, compañía de teatro
universitario que se proponía llevar a los pueblos de Castilla el teatro
clásico del Siglo de Oro. Su interés por el teatro, tanto en su vertiente
creativa como de difusión, responde a una progresiva evolución hacia lo
colectivo y un afán por llegar de la forma más directa posible al pueblo. Así,
los últimos años de su vida los consagró al teatro, a excepción de dos libros
de poesía: Diván del Tamarit, conjunto de poemas inspirados en la poesía
arabigoandaluza, y el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1936), hermosa elegía
dedicada a su amigo torero, donde combina el tono popular con imágenes de
filiación surrealista.
(Fuente Vaqueros, España, 1898 - Víznar, id.,
1936) Poeta y dramaturgo español. Los primeros años de la infancia de Federico
García Lorca transcurrieron en el ambiente rural de su pequeño pueblo
granadino, para después ir a estudiar a un colegio de Almería.
Continuó sus estudios superiores en
la Universidad de Granada: estudió filosofía y letras y se licenció en derecho.
En la universidad hizo amistad con Manuel de Falla, quien ejerció una gran
influencia en él, transmitiéndole su amor por el folclore y lo popular.
A partir de 1919, se instaló en
Madrid, en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Juan Ramón Jiménez y a
Machado, y trabó amistad con poetas de su generación y artistas como Buñuel o
Dalí. En este ambiente, Lorca se dedicó con pasión no sólo a la poesía, sino
también a la música y el dibujo, y empezó a interesarse por el teatro. Sin
embargo, su primera pieza teatral, El maleficio de la mariposa, fue un fracaso.
En 1921 publicó su primera obra en
verso, Libro de poemas, con la cual, a pesar de acusar las influencias
románticas y modernistas, consiguió llamar la atención. Sin embargo, el
reconocimiento y el éxito literario de Federico García Lorca llegó con la
publicación, en 1927, de Canciones y, sobre todo, con las aplaudidas y
continuadas representaciones en Madrid de Mariana Pineda, drama patriótico.
Entre 1921 y 1924, al mismo tiempo
que trabajaba en Canciones, escribió una obra basada en el folclore andaluz, el
Poema del cante jondo (publicado en 1931), un libro ya más unitario y madurado,
con el que experimenta por primera vez lo que será un rasgo característico de
su poética: la identificación con lo popular y su posterior estilización culta,
y que llevó a su plena madurez con el Romancero gitano (1928), que obtuvo un
éxito inmediato. En él se funden lo popular y lo culto para cantar al pueblo
perseguido de los gitanos, personajes marginales marcados por un trágico
destino. Formalmente, Lorca consiguió un lenguaje personal, inconfundible, que
reside en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces
metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que
se etiquetó a su generación.
Tras este éxito, Lorca viajó a
Nueva York, ciudad en la que residió como becario durante el curso 1929-1930.
Las impresiones que la ciudad imprimió en su ánimo se materializaron en Poeta
en Nueva York (publicada póstumamente en 1940), un canto angustiante, con ecos
de denuncia social, contra la civilización urbana y mecanizada de hoy. Las
formas tradicionales y populares de sus anteriores obras dejan paso en esta
otra a visiones apocalípticas, hechas de imágenes ilógicas y oníricas, que
entroncan con la corriente surrealista francesa, aunque siempre dentro de la
poética personal de Lorca.
De nuevo en España, en 1932
Federico García Lorca fue nombrado director de La Barraca, compañía de teatro
universitario que se proponía llevar a los pueblos de Castilla el teatro
clásico del Siglo de Oro. Su interés por el teatro, tanto en su vertiente
creativa como de difusión, responde a una progresiva evolución hacia lo
colectivo y un afán por llegar de la forma más directa posible al pueblo. Así,
los últimos años de su vida los consagró al teatro, a excepción de dos libros
de poesía: Diván del Tamarit, conjunto de poemas inspirados en la poesía arabigoandaluza,
y el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1936), hermosa elegía dedicada a su
amigo torero, donde combina el tono popular con imágenes de filiación
surrealista.
Las últimas obras de Federico
García Lorca son piezas teatrales. Yerma (1934) es una verdadera tragedia al
modo clásico, incluido el coro de lavanderas, con su corifeo que dialoga con la
protagonista comentando la acción. Parecido es el asunto en Bodas de Sangre
(1933), donde un suceso real inspiró el drama de una novia que huye tras su
boda con un antiguo novio (Leonardo). La huida, llena de premoniciones, en la
que la propia muerte aparece como personaje, presagia un final al que se viene
aludiendo desde la primera escena y en el que ambos hombres se matarán, segando
así la posibilidad de continuidad de la estirpe por ambas ramas y renovando la
muerte del padre del novio a manos de la familia de Leonardo. De esta manera,
la pasión y la autobúsqueda concluyen con la destrucción de todo el orden
establecido.
ERNEST MILLER HEMINGWAY
(Ernest Miller Hemingway; Oak Park,
1899 - Ketchum, 1961) Narrador estadounidense cuya obra, considerada ya clásica
en la literatura del siglo XX, ha ejercido una notable influencia tanto por la
sobriedad de su estilo como por los elementos trágicos y el retrato de una
época que representa. Recibió el premio Nobel en 1954.
Ya se había iniciado en el
periodismo cuando se alistó como voluntario en la Primera Guerra Mundial, como
conductor de ambulancias, hasta que fue herido de gravedad. De vuelta a Estados
Unidos retomó el periodismo hasta que se trasladó a París, donde alternó con
las vanguardias y conoció a E. Pound, Pablo Picasso, J. Joyce y G. Stein, entre
otros. Participó en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial
como corresponsal, experiencias que luego incorporaría a sus relatos y novelas.
Él mismo declaró que su labor como
periodista lo había influido incluso estéticamente, pues lo obligó a escribir
frases directas, cortas y duras, excluyendo todo lo que no fuera significativo.
Su propio periodismo, por otra parte, también influyó en el reportaje y las
crónicas de los corresponsales futuros.
Entre sus primeros libros se
encuentran Tres relatos y diez poemas (1923), En nuestro tiempo (1924) y
Hombres sin mujeres (1927), que incluye el antológico cuento "Los
asesinos". Ya en este cuento es visible el estilo de narrar que lo haría
famoso y maestro de varias generaciones. El relato se sustenta en diálogos
cortos que van creando un suspense invisible, como si lo que sucediera estuviera
oculto o velado por la realidad. El autor explicaba su técnica con el modelo
del témpano de hielo, que oculta la mayor parte de su materia bajo el agua,
dejando visible sólo una pequeña parte a la luz del día.
Otros cuentos de parecida factura
también son antológicos, como "Un lugar limpio y bien iluminado",
"La breve vida feliz de Francis Macomber", "Las nieves del
Kilimanjaro", "Colinas como elefantes blancos", "Un gato
bajo la lluvia" y muchos más. En algunas de sus mejores historias hay un
vago elemento simbólico sobre el que gira el relato, como una metáfora que se
desarrolla en el plano de la realidad.
La mayor parte de su obra plantea a
un héroe enfrentado a la muerte y que cumple una suerte de código de honor; de
ahí que sean matones, toreros, boxeadores, soldados, cazadores y otros seres
sometidos a presión. Tal vez su obra debe ser comprendida como una especie de
romanticismo moderno, que aúna el sentido del honor, la acción, el amor, el
escepticismo y la nostalgia como sus vectores principales. Sus relatos inauguran
un nuevo tipo de "realismo" que, aunque tiene sus raíces en el cuento
norteamericano del siglo XIX, lo transforma hacia una cotidianidad dura y a la
vez poética, que influiría en grandes narradores posteriores como R. Carver.
JORGE LUIS BORGES
(Buenos Aires, 1899 - Ginebra,
Suiza, 1986) Escritor argentino. Jorge Luis Borges procedía de una familia de
próceres que contribuyeron a la independencia del país. Su antepasado, el
coronel Isidro Suárez, había guiado a sus tropas a la victoria en la mítica batalla
de Junín; su abuelo Francisco Borges también había alcanzado el rango de
coronel.
Pero fue su padre, Jorge Borges
Haslam, quien rompiendo con la tradición familiar se empleó como profesor de
psicología e inglés. Estaba casado con la delicada Leonor Acevedo Suárez, y con
ella y el resto de su familia abandonó la casa de los abuelos donde había
nacido Jorge Luis y se trasladó al barrio de Palermo, a la calle Serrano 2135,
donde creció el aprendiz de escritor teniendo como compañera de juegos a su
hermana Norah.
En aquella casa ajardinada aprendió
Borges a leer inglés con su abuela Fanny Haslam y, como se refleja en tantos
versos, los recuerdos de aquella dorada infancia lo acompañarían durante toda
su vida. Apenas con seis años confesó a sus padres su vocación de escritor, e
inspirándose en un pasaje del Quijote redactó su primera fábula cuando corría
el año 1907: la tituló La visera fatal. A los diez años comenzó ya a publicar,
pero esta vez no una composición propia, sino una brillante traducción al
castellano de El príncipe feliz de Oscar Wilde.
En el mismo año en que estalló la
Primera Guerra Mundial, la familia Borges recorrió los inminentes escenarios
bélicos europeos, guiados esta vez no por un admirable coronel, sino por un ex
profesor de psicología e inglés, ciego y pobre, que se había visto obligado a
renunciar a su trabajo y que arrastró a los suyos a París, a Milán y a Venecia
hasta radicarse definitivamente en la neutral Ginebra cuando estalló el conflicto.
Borges era entonces un adolescente
que devoraba incansablemente la obra de los escritores franceses, desde los
clásicos como Voltaire o Víctor Hugo hasta los simbolistas, y que descubría
maravillado el expresionismo alemán, por lo que se decidió a aprender el idioma
descifrando por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink El golem.
Hacia 1918 lee asimismo a autores
en lengua española como José Hernández, Leopoldo Lugones y Evaristo Carriego y
al año siguiente la familia pasa a residir en España, primero en Barcelona y
luego en Mallorca, donde al parecer compuso unos versos, nunca publicados, en
los que se exaltaba la revolución soviética y que tituló Salmos rojos.
En Madrid trabará amistad con un
notable políglota y traductor español, Rafael Cansinos-Assens, a quien
extrañamente, a pesar de la enorme diferencia de estilos, proclamó como su
maestro. Conoció también a Valle Inclán, a Juan Ramón Jiménez, a Ortega y
Gasset, a Ramón Gómez de la Serna, a Gerardo Diego... Por su influencia, y
gracias a sus traducciones, fueron descubiertos en España los poetas
expresionistas alemanes, aunque había llegado ya el momento de regresar a la
patria convertido, irreversiblemente, en un escritor.
De regreso en Buenos Aires, fundó
en 1921 con otros jóvenes la revista Prismas y, más tarde, la revista Proa;
firmó el primer manifiesto ultraísta argentino, y, tras un segundo viaje a
Europa, entregó a la imprenta su primer libro de versos: Fervor de Buenos Aires
(1923). Seguirán entonces numerosas publicaciones, algunos felices libros de
poemas, como Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), y otros de
ensayos, como Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza y El idioma de los
argentinos, que desde entonces se negaría a reeditar.
Durante los años treinta su fama
creció en Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria y Silvina
Ocampo, quienes a su vez le presentaron a Adolfo Bioy Casares, pero su
consagración internacional no llegaría hasta muchos años después. De momento
ejerce asiduamente la crítica literaria, traduce con minuciosidad a Virginia
Woolf, a Henri Michaux y a William Faulkner y publica antologías con sus
amigos. En 1938 fallece su padre y comienza a trabajar como bibliotecario en
las afueras de Buenos Aires; durante las navidades de ese mismo año sufre un
grave accidente, provocado por su progresiva falta de visión, que a punto está
de costarle la vida.
Al agudizarse su ceguera, deberá
resignarse a dictar sus cuentos fantásticos y desde entonces requerirá
permanentemente de la solicitud de su madre y de su amigos para poder escribir,
colaboración que resultará muy fructífera. Así, en 1940, el mismo año que
asiste como testigo a la boda de Silvina Ocampo y Bioy Casares, publica con
ellos una espléndida Antología de la literatura fantástica, y al año siguiente
una Antología poética argentina.
En 1942, Borges y Bioy se esconden
bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq y entregan a la imprenta unos graciosos
cuentos policiales que titulan Seis problemas para don Isidro Parodi. Sin
embargo, su creación narrativa no obtiene por el momento el éxito deseado, e
incluso fracasa al presentarse al Premio Nacional de Literatura con sus cuentos
recogidos en el volumen El jardín de los senderos que se bifurcan, los cuales
se incorporarán luego a uno de sus más célebres libros, Ficciones, aparecido en
1944.
Vicisitudes
públicas
En 1945 se instaura el peronismo en
Argentina, y su madre Leonor y su hermana Norah son detenidas por hacer
declaraciones contra el nuevo régimen: habrán de acarrear, como escribió muchos
años después Borges, una "prisión valerosa, cuando tantos hombres
callábamos", pero lo cierto es que, a causa de haber firmado manifiestos
antiperonistas, el gobierno lo apartó al año siguiente de su puesto de
bibliotecario y lo nombró inspector de aves y conejos en los mercados, cruel
humorada e indeseable honor al que el poeta ciego hubo de renunciar, para
pasar, desde entonces, a ganarse la vida como conferenciante.
La policía se mostró asimismo
suspicaz cuando la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró en 1950 su
presidente, habida cuenta de que este organismo se había hecho notorio por su
oposición al nuevo régimen. Ello no obsta para que sea precisamente en esta
época de tribulaciones cuando publique su libro más difundido y original, El
Aleph (1949), ni para que siga trabajando incansablemente en nuevas antologías
de cuentos y nuevos volúmenes de ensayos antes de la caída del peronismo en
1955.
En esta diversa tesitura política,
el recién constituido gobierno lo designará, a tenor del gran prestigio
literario que ha venido alcanzando, director de la Biblioteca Nacional e
ingresará asimismo en la Academia Argentina de las Letras. Enseguida los
reconocimientos públicos se suceden: Doctor Honoris Causa por la Universidad de
Cuyo, Premio Nacional de Literatura, Premio Internacional de Literatura
Formentor, que comparte con Samuel Beckett, Comendador de las Artes y de las
Letras en Francia, Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina,
Premio Interamericano Ciudad de Sèo Paulo...
Borges es sin duda el escritor
argentino con mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible
pensar la literatura del siglo XX sin su presencia, y así lo han reconocido no
sólo la crítica especializada sino además las diversas generaciones de escritores,
que vuelven con insistencia sobre sus páginas como si éstas fueran canteras
inextinguibles del arte de escribir.
Borges fue el creador de una
cosmovisión muy singular, sostenida sobre un original modo de entender
conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y
ensayos se nutren de complejas simbologías y de una poderosa erudición,
producto de su frecuentación de las diversas literaturas europeas, en especial
la anglosajona -William Shakespeare, Thomas De Quincey, Rudyard Kipling o
Joseph Conrad son referencias permanentes en su obra-, además de su
conocimiento de la Biblia, la Cábala judía, las primigenias literaturas
europeas, la literatura clásica y la filosofía. Su riguroso formalismo, que se
constata en la ordenada y precisa construcción de sus ficciones, le permitió
combinar esa gran variedad de elementos sin que ninguno de ellos desentonara.
El primer libro de poemas de Borges
fue Fervor de Buenos Aires (1923), en el que ensayó una visión personal de su
ciudad, de evidente cuño vanguardista. En 1925 dio a conocer Luna de enfrente
y, tres años más tarde, Cuaderno San Martín, poemarios en los que aparece con
insistencia su mirada sobre las "orillas" urbanas, esos bordes
geográficos de Buenos Aires en los que años más tarde ubicará la acción de
muchos de sus relatos.
Puede decirse que en estos primeros
libros Borges funda con su escritura una Buenos Aires mítica, dándole espesor
literario a calles y barrios, portales y patios. El poeta parece rondar la
ciudad como un cazador en busca de imágenes prototípicas, que luego volcará con
maestría en sus versos y prosas.
En 1930 publicó Evaristo Carriego,
un título esencial en la producción borgeana. En este ensayo, al tiempo que
traza una biografía del poeta popular que da título al libro, se detiene en la
invención y narración de diferentes mitologías porteñas, como en la poética
descripción del barrio de Palermo. Evaristo Carriego no responde a la
estructura tradicional de las presentaciones biográficas, sino que se sirve de
la figura del poeta elegido para presentar nuevas e inéditas visiones de lo
urbano, como se manifiesta en capítulos tales como "Las inscripciones de
los carros" o "Historia del tango".
Hacia 1932 da a conocer Discusión,
libro que reúne una serie de ensayos en los que se pone de manifiesto no sólo
la agudeza crítica de Borges sino además su capacidad en el arte de conmover
los conceptos tradicionales de la filosofía y la literatura. Además de las
páginas dedicadas al análisis de la poesía gauchesca, este volumen integra
capítulos que han servido como venero de asuntos de reflexión para los
escritores argentinos, tales como "El escritor argentino y la
tradición", "El arte narrativo y la magia" o "La
supersticiosa ética del lector".
En 1935 aparece Historia universal
de la infamia, con textos que el propio autor califica como ejercicios de prosa
narrativa y en los que es evidente la influencia de Robert Louis Stevenson y
Gilbert Chesterton. Este volumen incluye uno de sus cuentos más famosos,
"El hombre de la esquina rosada".
PABLO NERUDA
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes
Basoalto; Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno. Comenzó
muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su
primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda, en homenaje al poeta checo Jan
Neruda, nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizó en 1946.
Su madre murió sólo un mes más
tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se
instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y
conoció a Gabriela Mistral. Allí también comenzó a trabajar en un periódico,
hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago, donde publicó sus
primeros poemas en la revista Claridad.
Tras publicar algunos libros de poesía,
en 1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción
desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la
primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del
modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente
Huidobro.
Los problemas económicos indujeron
a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir
en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se
relacionó con García Lorca, Aleixandre, Gerardo Diego y otros componentes de la
llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía.
Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a
la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social.
En tal sentido, Neruda apoyó a los
republicanos al estallar la guerra civil y escribió España en el corazón.
Progresivamente sus poemas experimentaron una transición hacia formas
herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso del tiempo, el caos y la
muerte en la realidad cotidiana.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda
ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la
militancia política que culminó con la exaltación de los mitos americanos de su
Canto general. En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio
Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador
utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema.
Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en
Argentina.
De allí pasó a México, y más tarde
viajó por la URSS, China y los países de Europa Oriental. Tras este viaje,
durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios y propagandísticos y recibió
el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de entonces, la poesía de
Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad formal se
correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad.
Su prestigio internacional fue
reconocido en 1971, año en que se le concedió el Premio Nobel de Literatura. El
año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura presidencial en
favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París. Dos
años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile. De publicación póstuma
es la autobiografía Confieso que he vivido.
OCTAVIO PAZ
(Ciudad de México, 1914-id., 1998)
Escritor mexicano. Nieto de escritor (Ireneo Paz), los intereses literarios de Octavio
Paz se manifestaron de manera muy precoz, y publicó sus primeros trabajos en
diversas revistas literarias. Estudió en las facultades de Leyes y Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional.
En 1936 Octavio Paz se trasladó a
España para combatir en el bando republicano en la guerra civil, y participó en
la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Al regresar a México fue uno de los
fundadores de Taller (1938) y El Hijo Pródigo. Amplió sus estudios en Estados
Unidos en 1944-1945, y concluida la Segunda Guerra Mundial, recibió una beca de
la fundación Guggenheim, para, más tarde, ingresar en el Servicio Exterior
mexicano.
En 1955 fundó el grupo poético
Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una colaboración en la Revista
Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta
época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo.
Cerró su actividad diplomática en
1968, cuando renunció como protesta contra la política del gobierno mexicano
ante el movimiento democrático estudiantil. Durante sus años de servicio
Octavio Paz residió en París, donde trabó amistad con André Breton, pero
también viajó por diversos países europeos y asiáticos (en 1962 fue nombrado
embajador de México en la India).
Poeta, narrador, ensayista,
traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo
siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Su
poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la
reflexión sobre el destino del hombre.
Conforman su obra poética quince
títulos: Luna silvestre (1933); Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre
España (1937); Entre la piedra y la flor (1941); Libertad bajo palabra (1949);
Águila o sol (1951); Semillas para un himno (1954); La estación violenta
(1958); Salamandra (1962); Ladera este (1969); Topoemas (1971); Renga (1972);
Pasado en claro (1975); Vuelta (1976); Poemas (1979) y Árbol de adentro (1987).
Su producción en prosa abarca once
obras: El laberinto de la soledad (1950); El arco y la lira (1959); Cuadrivio
(1965); Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967); Conjunciones y
disyunciones (1969); El mono gramático (1974); Los hijos del limo (1974); El
ogro filantrópico (1979); Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe
(1982); Tiempo nublado (1983) y Hombres de su siglo (1984).
A grandes rasgos cabe distinguir
tres grandes fases en su obra: en la primera, el autor pretendía penetrar, a
través de la palabra, en un ámbito de energías esenciales que lo llevó a cierta
impersonalidad; en la segunda entroncó con la tradición surrealista, antes de
encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo oriental; en la última etapa
de su trayectoria lírica, el poeta dio prioridad a la alianza entre erotismo y
conocimiento. En 1990 se le concedió el Premio Nobel de Literatura.
MARIO
BENEDETTI
(Paso de los Toros, 1920 -
Montevideo, 2009) Escritor uruguayo. Mario Benedetti fue un destacado poeta,
novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, y, junto con Juan Carlos Onetti, la
figura más relevante de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo
XX. En marzo de 2001 recibió el Premio Iberoamericano José Martí en
reconocimiento a toda su obra. Fue Director del Departamento de Literatura
Hispanoamericana de la Facultad de Humanidades y Director del Centro de
Investigación Literaria en La Habana.
En la obra de Mario Benedetti
pueden diferenciarse al menos dos periodos marcados por sus circunstancias
vitales, así como por los cambios sociales y políticos de Uruguay y el resto de
América Latina. En el primero, Benedetti desarrolló una literatura realista de
escasa experimentación formal, sobre el tema de la burocracia pública, a la
cual él mismo pertenecía, y el espíritu pequeño-burgués que la anima.
Realizó varios trabajos antes de 1945,
año en que inició su oficio de periodista en La Mañana, El Diario y Tribuna
Popular, entre otros. El gran éxito de sus libros poéticos y narrativos, desde
Poemas de la oficina, 1956 y Montevideanos, 1959, se debió al reconocimiento de
los lectores en el retrato social y en la crítica, en gran medida de índole
ética, que el escritor formulaba. Esta actitud tuvo como resultado un ensayo
ácido y polémico: El país de la cola de paja (1960), y su consolidación
literaria en dos novelas importantes: La tregua (1960), historia amorosa de fin
trágico entre dos oficinistas, y Gracias por el fuego (1965), que constituye
una crítica más amplia de la sociedad nacional, con la denuncia de la
corrupción del periodismo como aparato de poder.
En el segundo periodo de este
autor, sus obras se hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios
sectores sociales por encontrar salidas socialistas a una América Latina
subyugada por represiones militares. Durante más de diez años, Mario Benedetti
vivió en Cuba, Perú y España como consecuencia de esta represión. Su literatura
se hizo formalmente más audaz. Escribió una novela en verso: El cumpleaños de
Juan Ángel (1971), así como cuentos fantásticos: La muerte y otras sorpresas
(1968). Trató el tema del exilio en la novela Primavera con una esquina rota
(1982).
En su obra poética se vieron
igualmente reflejadas las circunstancias políticas y vivenciales del exilio
uruguayo y el regreso a casa: La casa y el ladrillo, 1977; Vientos del exilio,
1982; Geografías, 1984; Las soledades de Babel, 1991. En teatro denunció la
institución de la tortura con Pedro y el capitán (1979), y en el ensayo ha
hecho comentarios de literatura contemporánea en libros como Crítica cómplice
(1988). Reflexionó sobre problemas culturales y políticos en El desexilio y
otras conjeturas (1984), libro que recoge su labor periodística desplegada en
Madrid.
ALVARO MUTIS
(Álvaro Mutis Jaramillo; Bogotá,
Colombia, 1923) Escritor y poeta colombiano. Autor destacado por la riqueza
verbal de su producción y una característica combinación de lírica y
narratividad, participó en sus inicios del movimiento de poetas agrupados en
torno a la revista Mito. Influido por Pablo Neruda, Octavio Paz, Saint-John
Perse y Walt Withman, empleó la poesía como vía de conocimiento para el acceso
a universos desconocidos, a nuevos mundos donde fuese posible el amor y la
buena muerte. Su álter ego es Maqroll, un aventurero sombrío y a la vez
inocente, que canta a la frágil condición humana. Su obra ha sido reconocida
con galardones tan prestigiosos como el Príncipe de Asturias (1997) y el Premio
Cervantes (2001).
Tras el premio, la trayectoria
literaria de Álvaro Mutis siguió en ascenso. En 1984 el Fondo de Cultura
Económica publicó Los emisarios; al año siguiente Editorial Cátedra publicó
Crónica vieja y alabanza del reino, y recibió en México el premio de crítica
Los Abriles por su libro Los emisarios. En 1986 Mutis irrumpió en el mundo de
las letras con su primera gran novela: La nieve del almirante, primer volumen
de la serie Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero; en 1989 obtuvo por
esa novela el premio Médicis al mejor libro traducido al francés. También en
1986, El Equilibrista de México publicó Un homenaje y siete nocturnos.
En 1987 apareció la segunda obra de
la saga: Ilona llega con la lluvia, que le valió la Orden del Águila Azteca. En
1988 la Universidad del Valle le concedió el grado de doctor honoris causa en
letras, y recibió el premio Xavier Villaurrutia. La revista literaria Gradiva,
dirigida por su hijo Santiago Mutis Durán, editó el libro Tras las rutas de
Maqroll el Gaviero, que reúne los más importantes estudios críticos sobre la
obra de Álvaro Mutis, algunas entrevistas y una separata del relato La
verdadera historia del flautista de Hamelin.
La tercera obra de la serie de
Maqroll, Un bel morir, apareció en 1989; publicó también La última escala del
Tramp Steamer. El gobierno francés le otorgó la Orden de las Artes y las Letras
en el grado de caballero. En 1990 se editó al mismo tiempo en Colombia y España
la novela Amirbar; el gobierno italiano le concedió el premio Nonino al mejor
libro extranjero publicado en Italia y dio a conocer otro volumen de Empresas y
tribulaciones: Abdul Basuhr, soñador de navíos.
En 1993, con motivo de sus setenta
años, se organizó una semana de homenaje a Álvaro Mutis; entre los actos más
conmovedores estuvo el recital que dio en el Auditorio León de Greiff de la
Universidad Nacional, al cual asistieron más de seis mil personas; además, la
Universidad de Antioquia le concedió el grado de doctor honoris causa en
literatura y el gobierno colombiano le otorgó la Cruz de Boyacá, en una cena de
gala en la Casa de Nariño. El reconocimiento nacional se vio refrendado por una
serie de premios internacionales de suma importancia. Así, en el año 1997 fue
galardonado con el Premio Cavour, en Italia, y con el Príncipe de Asturias, en
España, y en 2001 se hizo con el máximo galardón de las letras castellanas, el
Premio Cervantes. A su serie de obras sobre Maqroll añadió una nueva
publicación: Contextos para Maqroll (1997).
GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Gabriel García Márquez nació en
Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus
abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio
García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando Gabriel sólo contaba
con cinco años, a la población de Sucre, donde don Gabriel Eligio montó una
farmacia y donde tuvieron a la mayoría de sus once hijos.
Los abuelos eran dos personajes
bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel
Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba al pequeño
Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del
siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la
historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la
pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la
vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños:
ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la
realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su
propio sudario para dar fin a su vida.
Gabriel García Márquez aprendió a
escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca, con la joven
y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera
mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba, le daban ganas de besarla:
le inculcó el gusto de ir a la escuela, sólo por verla, además de la
puntualidad y de escribir una cuartilla sin borrador.
Periodismo
y literatura
A principios de 1950, cuando ya
tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a
doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de
vender la vieja casa en donde él se había criado. Comprendió entonces que
estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra
de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título
por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor de
los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y
semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta
metros.
En febrero de 1954 García Márquez
se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente se convirtió en
el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante
cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el primer número de
la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.
Duró sólo siete años, pero fueron
suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural
colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la
modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo
en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la
contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos
trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel
viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le escriba (1958).
En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en
alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las
cosas".
En ese año de 1955, García Márquez
ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas;
publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por entregas, Relato de un
náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas
Pinilla, por lo que las directivas de El Espectador decidieron que Gabriel
García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de
los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba.
En la capital italiana asistió, por unas semanas, al Centro Sperimentale di
Cinema.
Cuatro años estuvo ausente de
Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y Hungría, la
República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Continuó
como corresponsal de El Espectador, aunque en precarias condiciones, pues si
bien escribió dos novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora,
vivía pobre a morir, esperando el giro mensual que El Espectador debía enviar pero
que demoraba debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas
Pinilla. Esta situación se refleja en El coronel, donde se relata la
desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la
carta oficial que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho.
Además, fue corresponsal de El Independiente, cuando El Espectador fue
clausurado por la dictadura, y colaboró también con la revista venezolana Élite
y la colombianísima Cromos.
Su estancia en Europa le permitió a
García Márquez ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló las
diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además mucho
material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la ciudad
luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones
y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un continente
viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial Latinoamérica, era lo
nuevo, la renovación, lo vivo.
A finales de 1957 fue vinculado a
la revista Momento y viajó a Venezuela, donde pudo ser testigo de los últimos
momentos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En marzo de 1958,
contrajo matrimonio en Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la que nacieron
dos hijos: Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de Bogotá por Camilo
Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su matrimonio, de regreso
a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir un extenuante trabajo
en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar ocasionalmente en Élite.
Pese a tener poco tiempo para
escribir, su cuento Un día después del sábado fue premiado. En 1959 fue
nombrado director de la recién creada agencia de noticias cubana Prensa Latina.
En 1960 vivió seis meses en Cuba y al año siguiente fue trasladado a Nueva
York, pero tuvo grandes problemas con los cubanos exiliados y finalmente
renunció. Después de recorrer el sur de Estados Unidos se fue a vivir a México.
No sobra decir que, luego de esa estadía en Estados Unidos, el gobierno de ese
país le denegó el visado de entrada, porque, según las autoridades, García
Márquez estaba afiliado al partido comunista. Sólo en 1971, cuando la
Universidad de Columbia le otorgó el título de doctor honoris causa, le dieron
un visado, aunque condicionado.
MARIO VARGAS LLOSA
(Arequipa, Perú, 1936) Escritor
peruano. Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las
ciudades peruanas de Piura y Lima.
A los dieciséis años inició su
carrera literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca
(1952). Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde
cursó estudios de literatura. Viajó a Europa, donde empezó a trabajar en la
Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres.
Vargas Llosa publicó su primera
obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La ciudad y
los perros (1962) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel
entonces gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Estableció su
residencia primero en París y luego en Londres (1867), de donde se trasladó a
Washington y Puerto Rico.
Su madurez literaria llegó con La
casa verde (1966), verdadera exhibición de virtuosismo literario, cuya prosa
integra abundantes elementos experimentales, tales como la mezcla de diálogo y
descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos, recursos que
empleó también en parte en Los cachorros (1967) y en Conversación en la
catedral (1969), áspero retrato de la dictadura peruana de Manuel Odría.
En su quehacer novelístico
posterior destacan Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el
escribidor (1977), La guerra del fin del mundo (1981), en la que aborda la
problemática social y religiosa de Iberoamérica, y ¿Quién mató a Palomino
Moreno? (1986), basada en una investigación policial.
La labor de Mario Vargas Llosa como
crítico literario se refleja en sus ensayos García Márquez: historia de un
deicidio y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). En 1976, con
José María Gutierrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela
Pantaleón y las visitadoras.
En 1977 fue nombrado miembro de la
Academia Peruana de la Lengua y profesor de la cátedra Simón Bolívar en
Cambridge. Impulsor del partido Frente Democrático, Mario Vargas Llosa se
presentó como cabeza de lista en las elecciones peruanas de 1990, en las que
fue derrotado por Alberto Fujimori.
Otras obras suyas son La señorita
de Tacna (1981), Contra viento y marea (1983), Historia de Mayta (1984) y El
hablador (1988). En 1994 recopiló sus colaboraciones periodísticas en Desafío a
la libertad y en 1997 apareció su novela erótica Los cuadernos de don
Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la madrastra (1988).
Obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, el Premio Planeta
de 1993 por Lituma en los Andes y el Premio Cervantes en 1995. Desde 1984 es
miembro de la Real Academia Española.
LUIS VARGAS TEJADA
(Bogotá, 1802 - en los Llanos
Orientales, 1829) Político y escritor colombiano. Fue secretario del Senado de
la República (1824). Se unió a la oposición santanderina a Bolívar (1827), a
quien atacó a través de obras como Catón de Útica (1828) y contra el que
realizó un atentado (fallido), por lo que tuvo que huir a los Llanos
Orientales, donde murió ahogado al atravesar el Casanare. Además de su obra
lírica (Poesías, 1857), es autor de comedias (Las convulsiones, 1828 y El
Parnaso transferido, 1820) y dramas, como Doraminta (1836), en los que trata el
tema indigenista.
La legendaria, intensa y corta vida
política y literaria de Luis Vargas Tejada es un claro ejemplo de la juventud
granadina que nació con los albores de la república. No tuvo formación
académica, pero sí una enorme voluntad de aprender y anhelo de superación:
cuentan que componía versos en diferentes idiomas y hacía rimas con gran
facilidad; sus poesías le dieron gran fama entre sus contemporáneos, y fue
dramaturgo, fabulista y traductor. Su inquietud espiritual y su pasión por la
libertad le llevaron a asumir una clara vivencia política hasta las últimas
consecuencias.
Entre sus primeras publicaciones se
encuentra El anochecer, su más célebre poema. Otros versos circularon en hojas
manuscritas; muy representativo es el canto A mi lira, en el que se evidencia un
alma melancólica, dulce y solitaria. Póstumamente, en 1857, se publicaron sus
poemas completos en el volumen Poesías de Caro y Vargas Tejada, compiladas por
José Joaquín Ortiz. En el monólogo Catón de Útica criticó indirectamente las
tendencias dictatoriales de Simón Bolívar, a quien antes había alabado como
guerrero y libertador en textos como Recuerdos de Boyacá.
Cultivó también el drama neoclásico
de manera académica y los temas indigenistas, a la manera afrancesada, en
textos hoy perdidos como Aquimín (pese a que la obra llegó a ser varias veces
representada), Saquesagipa, Sugamuxi y Witikindo. Pero su más famosa obra
teatral, que él mismo llamó sainete, es Las convulsiones, estrenada en 1828. En
esta obra, la más lograda de sus piezas, aparece todo su humor ágil y
corrosivo, y por ende toda su capacidad de crítica a la educación y costumbres
de la sociedad santafereña. Centrada en la moda de los ataques y desequilibrios
nerviosos, Vargas Tejada aseguraba que "cuando resolví escribir el asunto
de esta breve comedia, confieso que me abrumó la abundancia de la materia, pues
había bastante, no ya para una piececilla en un acto, sino para un poema de
doce cantos por lo menos".
Según Carlos José Reyes, "en
Las convulsiones se observa la influencia del Siglo de Oro español, en especial
de la obra de Lope de Vega El acero de Madrid, así como de la comedia italiana.
Su argumento tiene afinidades con La mandrágora, de Nicolás Maquiavelo, y en la
elaboración de diálogos y de personajes, con un autor como Carlo Goldoni, de
quien el propio Vargas había traducido su pieza Il vero amico. Existe una
pintura muy interesante de la sociedad de la época, de los jóvenes de la
sociedad santafereña que resultaban unos ''destapados calaveras'' y querían
vivir de su conversación y encanto, sin trabajar. También se aprecian en el
texto alusiones al interés por los estudios botánicos y naturalistas, surgidos
desde el siglo anterior con la Expedición Botánica, y otras referencias a
clérigos, comerciantes, viejas alcahuetas y demás personajes de la vida social
en tiempo de la independencia". Las convulsiones es, sin lugar a dudas, un
verdadero milagro teatral que, por no haber perdido su frescura ni su capacidad
para conmover al espectador, sigue representándose, siendo la obra más veces
llevada a escena de todo el teatro colombiano.
CARLOS CASTRO SAAVEDRA
Carlos Castro Saavedra nació en
Medellín, Colombia, el 11 de agosto de 1924, y murió allí mismo el 3 de abril
de 1989. Escribió y publicó numerosos libros, en su época muy reconocidos a
nivel nacional e internacional. "Amor", uno de sus poemas
reconocidos, lo tomé de la antología Poemas, selección y prólogo de Belisario
Betancur, Bogotá, Fundación Carlos Castro Saavedra-Círculo de lectores, 1996.
GABRIELA MISTRAL
(Seudónimo literario de Lucilia
Godoy; Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, 1957) Poetisa y educadora chilena.
Hija de un maestro de escuela, con dieciséis años Gabriela Mistral decidió
dedicarse ella también a la enseñanza; trabajó como profesora de secundaria en su
país y como directora de escuela.
Gabriela Mistral se dio a conocer
en los Juegos Florales de Chile en 1914 con el libro de poemas Los sonetos de
la muerte, nacidos del dolor causado por el suicidio de su prometido, el
empleado ferroviario Romelio Ureta, a quien había conocido en 1906. Estos
sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección más amplia de sus versos
realizada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título de
Desolación.
Ese mismo año dejó Chile para
trasladarse a México, a petición del gobierno de este país, con el fin de que
colaborara en la reforma de la educación iniciada por Vasconcelos. En México,
Gabriela Mistral fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la
organización de varias bibliotecas públicas, además de componer poemas para
niños (Rondas de niños, 1923) por encargo del ministro de Instrucción Pública
mexicano, y textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924).
Terminada su estancia en México,
viajó a Europa y a Estados Unidos, y en 1926 fue nombrada secretaria del
Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. Paralelamente,
fue redactora de una revista de Bogotá, El Tiempo (sus artículos fueron
recogidos póstumamente en Recados contando a Chile, en 1957), representó a
Chile en un congreso universitario en Madrid y pronunció en Estados Unidos una
serie de conferencias sobre el desarrollo cultural estadounidense (1930). En
1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura.
La
poesía de Gabriela Mistral
De tendencia modernista en sus
inicios, su poesía derivó hacia un estilo personal, con un lenguaje coloquial y
simple, de gran musicalidad, y un simbolismo que conecta con una imaginería de
tradición folclórica. En sus obras expresó temas como el sufrimiento o la
maternidad frustrada, así como inquietudes religiosas y sociales que responden
a su ideología cristiana y socialista.
La obra de Mistral, en efecto, pasó
por distintas etapas relacionadas con la temática y el estilo literario. En un
primer momento, con la publicación de Desolación, existe un fuerte predomino
del sentimiento sobre el pensamiento a la vez que una cercanía muy estrecha con
lo religioso. En este libro aborda el tema del amor desde su propia experiencia
trágica: la muerte de su amante.
ENRRIQUE GONZALEZ MARTINEZ
(Guadalajara, 1871 - ciudad de
México, 1952) Poeta mexicano que a principios del siglo XX clausuró el
movimiento modernista hispanoamericano y abrió las puertas hacia una nueva
sensibilidad poética, más acorde con los tiempos y la contemporánea aparición
de las vanguardias.
Hizo sus estudios secundarios en el
seminario de su ciudad natal y cursó después la carrera de Medicina; ejerció su
profesión en Sinaloa y se estableció en la ciudad de México en 1911: la prensa,
la cátedra, la política y la diplomacia fueron desde entonces sus ocupaciones
habituales; subsecretario de Educación Pública en 1919, representó después a su
país en Chile (1920), Argentina (1922) y España (1924-1931). En 1946 se le
otorgó al poeta el premio nacional Ávila Camacho.
Sus primeros libros de poemas
revelan claramente la influencia del modernismo, escuela que por entonces
comenzaba su declive. A dicha época pertenecen Preludios (1903), Lirismos
(1907) y Silénter (1909). La aparición de Los senderos ocultos (1911) marcó la
ruptura del autor con la corriente modernista. Tal rechazo tiene su declaración
de principios en el célebre soneto "Tuércele el cuello al cisne".
El refinamiento verbal, la
sensualidad y las elaboradas metáforas, características de su etapa anterior,
cedieron paso a una lírica más contenida e introspectiva que se interroga sobre
cuestiones fundamentales como el ser, la muerte y el sentido de la vida. Otras
obras importantes de González Martínez son Poemas truncos (1935) y Ausencia y
canto (1937).
HORACIO QUIROGA
(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937)
Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado uno de los mayores
cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre la
declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.
Las tragedias marcaron la vida del
escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y
posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató
accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.
Estudió en Montevideo y pronto comenzó
a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió Una
estación de amor (1898), fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899),
marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje
a París (1900). A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su
corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con
el grupo de J. Herrera y Reissig.
Ya instalado en Buenos Aires
publicó Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica (1901), seguidos
de los relatos de El crimen del otro (1904), la novela breve Los perseguidos
(1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta
la frontera con Brasil, y la más extensa Historia de un amor turbio (1908). En
1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó
como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las
reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.
Nuevamente en Buenos Aires trabajó
en el consulado de Uruguay y dio a la prensa Cuentos de amor, de locura y de
muerte (1917), los relatos para niños Cuentos de la selva (1918), El salvaje,
la obra teatral Las sacrificadas (ambos de 1920), Anaconda (1921), El desierto
(1924), La gallina degollada y otros cuentos (1925) y quizá su mejor libro de
relatos, Los desterrados (1926). Colaboró en diferentes medios: Caras y
Caretas, Fray Mocho, La Novela Semanal y La Nación, entre otros.
En 1927 contrajo segundas nupcias
con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. Dos años después
publicó la novela Pasado amor, sin mucho éxito. Sintiendo el rechazo de las
nuevas generaciones literarias, regresó a Misiones para dedicarse a la
floricultura. En 1935 publicó su último libro de cuentos, Más allá.
Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad
que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a
sus días ingiriendo cianuro.
Quiroga sintetizó las técnicas de
su oficio en el Decálogo del perfecto cuentista, estableciendo pautas relativas
a la estructura, la tensión narrativa, la consumación de la historia y el
impacto del final. Incursionó asimismo en el relato fantástico. Sus
publicaciones póstumas incluyen Cartas inéditas de H. Quiroga (1959, dos tomos)
y Obras inéditas y desconocidas (ocho volúmenes, 1967-1969).
Influido por Edgar Allan Poe,
Rudyard Kipling y Guy de Maupassant, Horacio Quiroga destiló una notoria
precisión de estilo, que le permitió narrar magistralmente la violencia y el
horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza.
Muchos de sus relatos tienen por escenario la selva de Misiones, en el norte
argentino, lugar donde Quiroga residió largos años y del que extrajo
situaciones y personajes para sus narraciones. Sus personajes suelen ser
víctimas propiciatorias de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e
irracional, que se manifiesta en inundaciones, lluvias torrenciales y la
presencia de animales feroces.
Quiroga manejó con destreza las
leyes internas de la narración y se abocó con ahínco a la búsqueda de un
lenguaje que lograra transmitir con veracidad aquello que deseaba narrar; ello
lo alejó paulatinamente de los presupuestos de la escuela modernista, a la que
había adherido en un principio. Fuera de sus cuentos ambientados en el espacio
selvático misionero, abordó los relatos de temática parapsicológica o
paranormal, al estilo de lo que hoy conocemos como literatura de anticipación.
ROMULO GALLEGOS
(Rómulo Gallegos Freire, Caracas, Venezuela,
1884 - 1969) Novelista y político venezolano. Rómulo Gallegos hizo estudios
universitarios de Agrimensura y de Derecho en la Universidad Central de su
país, pero no llegó a terminarlos. Empleado de ferrocarriles y profesor en
colegios privados, llegó a ser subdirector de la Escuela Normal y director del
Liceo de Caracas (1922-1928).
El dictador Juan Vicente Gómez le
nombró en 1931 senador por el estado de Apure, pero sus convicciones
democráticas le hicieron expatriarse y renunciar al cargo. En 1935, muerto el
dictador, Rómulo Gallegos volvió a Venezuela, y en 1936 fue nombrado ministro
de Educación en el gobierno de López Contreras, cargo al que también renunció
por los mismos escrúpulos morales.
En 1947 fue elegido presidente de
la República, pero fue derrocado al año siguiente por una junta militar
encabezada por Carlos Delgado Chalbaud. Exiliado de nuevo en Cuba y México,
Rómulo Gallegos regresó a su país al ser liberado éste de la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez en 1958.
En sus comienzos de narrador,
Rómulo Gallegos publicó Los aventureros (1913), una colección de relatos.
Siguió a esta obra El último Solar (1920), una novela que reeditaría en 1930
con el título de Reinaldo Solar, historia de la decadencia de una familia aristocrática
a través de su último representante, en el que se adivina a su amigo Enrique
Soublette, con quien fundara en 1909 la revista Alborada.
Escribió después La trepadora
(1925), con un personaje femenino, Victoria Guanipa, ambiciosa y sin escrúpulos.
Doña Bárbara (1929) es una verdadera epopeya que tiene como escenario la
llanura venezolana. Cantaclaro (1934) es la novela de un cantante popular que
recorre las aldeas y los campos. Canaima (1935) narra la existencia ruda de
unos hacendados en las orillas del Orinoco.
Posteriormente publicó Pobre negro
(1937), El forastero (1942), Sobre la misma tierra (1943), La brizna de paja en
el viento (1952), La posición en la vida (1954) y La doncella y el último
patriota (1957), obra ésta con la que obtendría el premio Nacional de
Literatura.
JUAN CARLOS ONETTI
(Montevideo, 1908 - Madrid, 1994)
Novelista uruguayo, considerado no sólo el escritor más importante que ha dado
la literatura de su país, sino uno de los máximos creadores de la narrativa en
lengua castellana del siglo XX.
Hijo segundo de un funcionario de
aduanas descendiente de emigrados irlandeses (ONetty, parece haber sido el
apellido original) y de una brasileña que pertenecía a una familia de
hacendados gaúchos, desertó de los estudios de derecho a mitad de la carrera, y
desde la temprana adolescencia frecuentó las redacciones de periódicos y
revistas de ambas márgenes del Río de la Plata, viviendo alternativamente en
Montevideo y Buenos Aires, ciudad esta última en la que se instaló por primera
vez, y ya independiente de los suyos, cuando sólo contaba veinte años.
Secretario de redacción del mítico
semanario Marcha, donde firmaba sus críticas y colaboraciones con el popular
seudónimo de Periquito el Aguador, asiduo del diario La Prensa y de la revista
Vea y Lea, y encargado posteriormente de la sucursal rioplatense de la agencia
Reuter, vivió un cuarto de siglo entre ambas capitales, de cuya síntesis
surgiría la fantasmal Santa María donde transcurren sus principales ficciones
(y algo más tarde Lavanda, resumen o boceto de la Banda Oriental).
Afincado en Montevideo, entre 1955
y 1975 fue director de bibliotecas municipales del distrito montevideano y
luego integrante de la junta directiva de la Comedia Nacional, hasta que en el
último de los citados años fue acusado de actividades subversivas por la
dictadura que gobernaba su país, y eligió el exilio madrileño que ya no
abandonaría hasta su muerte. En Uruguay había obtenido el Premio Nacional de
Literatura, en 1962, y en España se le concedió el Cervantes, en 1980, y un año
antes el de la Crítica por Dejemos hablar al viento, votado por los
especialistas en forma unánime como el mejor libro de habla española publicado
durante 1979.
Después de sus primeros relatos
(ganó un concurso del género, convocado por el diario La Prensa, de Buenos
Aires, en 1934) se inició en la novela con El pozo (1939), que los críticos han
considerado el más claro antecedente hispánico de la llamada literatura
existencialista, difundida por Sartre y Camus, que dominaría como tendencia,
durante el decenio siguiente, la narrativa occidental. Tras ella escribió
Tiempo de abrazar (1940), Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), Los
adioses (1954) y Para una tumba sin nombre (1959), además de las sucesivas
colecciones de cuentos Un sueño realizado (1951), La cara de la desgracia
(1960), El infierno tan temido (1962) y Tan triste como ella (1963).
Pero el pasaje a la madurez y la
absoluta autonomía de una obra que aportaba no sólo un lenguaje inédito en la
narrativa hispánica, sino un universo conjetural por el que los personajes y
las secuencias transitaban de un libro a otro, enriqueciendo en forma creciente
el conjunto, se produjo con la escritura de La vida breve (1950), su primera
obra maestra, que tendría posterior continuidad en otros dos títulos igualmente
magistrales: El astillero (1961) y Juntacadáveres (1967), que constituyen la
llamada "trilogía de Santa María", por transcurrir las tres novelas
en la misma ciudad imaginaria, y ser habitadas por los mismos personajes que se
van cediendo el protagonismo de las páginas de una a las de las otras, sin
dejar por ello de ser cada una de ellas obras cerradas y autosuficientes en sí
mismas.
Los temas y la atmósfera que van
configurando la producción de Onetti son comunes y sórdidos: la soledad, la
prostitución, la rutina, el dinero. La vida breve (entre las mencionadas) es
por su exasperado realismo una auténtica obra maestra: relata el desdoblamiento
de un ser tímido y sin aliento, José María Braussen, que se inventa otro yo,
José María Arce, personaje violento que planea un crimen. En ella se da la
fundación de Santa María, una ciudad mítica y ficticia (como Macondo de García
Márquez y Comala de Rulfo), de indeterminado emplazamiento rioplatense,
escenario de todo el ciclo narrativo.
JORGE ICAZA
(Quito, 1906 - 1978) Escritor y
novelista ecuatoriano, máximo representante junto con Alcides Arguedas y Ciro
Alegría del ciclo de la narrativa indigenista del siglo XX. Su infancia
transcurrió en el latifundio de su tío, donde entró en contacto con la realidad
social ecuatoriana que marcó toda su obra.
Después de abandonar los estudios
de Medicina, hizo algunos cursos de declamación, y se convirtió en actor, lo
cual le dio oportunidad de recorrer su país y descubrir la situación
infrahumana del indio. Contrajo matrimonio con la actriz Marina Montoya, y se
inició como autor dramático, pero sus obras no tuvieron éxito, excepto tal vez
Flagelo (1936).
Su fama se debe a su obra
narrativa, que comenzó con el libro de cuentos Barro de la Sierra (1933), en la
que ya se hace patente el tema que atravesó todos sus escritos: la situación
del indio ecuatoriano.
En 1935 ganó el Premio Nacional de
Literatura en su país, con la novela En las calles (1935); en ella narra la
situación del indio perdido en la ciudad, lugar donde sus protestas se esfuman
sin alcanzar nunca las altas esferas del gobierno. Más adelante montó un
negocio de librería, trabajo que alternó con el de escritor. Fue lector
entusiasta de los grandes novelistas rusos, desde Gogol a Tolstoi y
Dostoievsky. En 1944 formó parte del grupo de fundadores de la Casa de la Cultura
Ecuatoriana y luego fue enviado a Buenos Aires como agregado cultural; allí
permaneció hasta 1953. Al regresar a su país, fue nombrado director de la
Biblioteca Nacional de Quito.
Icaza es una figura sobresaliente
del indigenismo en la narrativa ecuatoriana: en su primera novela, Huasipungo
(1934), expone la degradada situación en que se encuentran los indios,
sometidos a esclavitud por los patronos que cuentan con el apoyo de la
autoridad civil y eclesiástica; este libro, de valiente denuncia social y crudo
realismo (constantes de la narrativa de Icaza), se ha convertido en una obra
fundamental en la evolución de la corriente indigenista del Ecuador. Con él, la
novela ecuatoriana entra de lleno en la tendencia del compromiso social de la
novelística actual.
ALEJO CARPENTIER
(La Habana, 1904 - París, 1980)
Novelista, narrador y ensayista cubano con el que culmina la madurez de la
narrativa insular del siglo XX, además de ser una de las figuras más destacadas
de las letras hispanoamericanas por sus obras barrocas como El siglo de las
luces.
Sobre su biografía existen varias
lagunas y contradicciones dada la desigual información de la que se dispone.
Según el propio autor, nació en La Habana, fruto del matrimonio de un
arquitecto francés y una pianista rusa, y se formó en escuelas de Francia,
Austria, Bélgica y Rusia. Tras su muerte, sin embargo, se empezó a documentar
una muy distinta biografía que situó el nacimiento del autor en Suiza,
procedente de una familia humilde que emigró a Cuba instalándose en el pueblo
de Alquízar, donde el futuro escritor trabajó como repartidor de leche.
Lo que sí está fuera de dudas es
que Carpentier inició su actividad literaria en simultáneo con la musicología,
su otra vocación de toda la vida en la dirección de la revista Carteles, entre
1924 y 1928. Además, colaboró en la fundación de la Revista de Avance, en 1927.
En 1928 fue encarcelado bajo la dictadura de G. Machado y a la salida huyó de
la isla, hasta que regresó a ella, tras un exilio en París de prácticamente una
década. De este período fue su primera obra, Ecué-Yamba-O (publicada en 1933,
aunque al parecer la escribió ya en 1927), una novela de temática negra con la
que Carpentier inauguró su carrera como escritor.
En 1944 se trasladó a Caracas,
donde vivió varios años, dedicándose al periodismo radiofónico y ejerciendo
también de profesor universitario y columnista en diarios y revistas, mientras
realizaba una interesante difusión de la música contemporánea. Luego de una
temporada en Haití, regresó a Cuba tras la Revolución castrista y ocupó varios
cargos oficiales hasta que en 1966 fue nombrado embajador en París, donde
permaneció hasta sus últimos días.
Su actividad literaria, aunque
iniciada en 1933, no tuvo continuidad hasta 1944, año en que vio la luz una
compilación de cuentos titulada Viaje a la semilla. Escribió también antes de
su siguiente novela un ensayo titulado La música en Cuba (1946). Finalmente, en
1949, apareció uno de sus trabajos literarios más emblemáticos: El reino de
este mundo, un ejercicio de excelente rigor histórico, como serán en adelante
la mayor parte de sus obras, en el que Carpentier narró un episodio del
surgimiento de la república negra de Haití. Precisamente en el prólogo de esta
novela, el autor expuso la tesis que definía "lo real maravilloso".
Su definitiva consagración como
escritor llegó sin embargo con Los pasos perdidos (1953) novela en la que un
musicólogo antillano que reside en Nueva York, casado con una actriz, es
enviado a un país sudamericano con el encargo de rescatar y encontrar raros
instrumentos.
En el viaje lo acompaña una amante
francesa, que parece representar la decadencia europea y a la que el musicólogo
abandona por una mujer nativa a través de la cual entra en contacto con la vida
de una comunidad indígena, de donde es rescatado y llevado de nuevo a una
civilizada ciudad a la que no llega jamás a adaptarse, hasta que regresa a la
selva. Un relato abstracto e irreal donde se funden los conocimientos y la
inteligencia del autor con las imágenes más profundas de su expresión literaria.
Más tarde llegó El acoso (1956),
tras su experiencia en Venezuela, una novela corta de temática entre política y
psicológica, donde se refleja fielmente el círculo de represión y violencia de
la Cuba anterior a la Revolución, en la década de 1950, aunque no fue una
novela documental: en esta obra los episodios se suceden en coincidencia con
los cuarenta y seis minutos que dura la interpretación de la Sinfonía Heroica
de Beethoven.
Le siguió el volumen Guerra del
tiempo (1958), donde el autor reunió tres relatos que suponían otras tantas
variaciones sobre el tiempo en una ambientación pretérita: Camino de Santiago,
una reedición de Viaje a la semilla y Semejante a la noche. Fueron tres breves
incursiones de Carpentier en el mundo de lo fantástico y de la ficción,
protagonizadas por la irreversibilidad de lo ocurrido. Posteriormente, regresó
a la novela histórica con El siglo de las luces (1962), ambientada en Francia y
las Antillas en el período de la Revolución Francesa.
En esta obra narró la peripecia de
un personaje llamado Víctor Hugues que llevó a la isla de Guadalupe la
ideología de los revolucionarios franceses y también la guillotina. Una novela
cautivante que confirmó el poder de convocatoria visual de su autor, en la que
presenta personajes y ambientes lejanos en la historia y los acerca al lector
atrapándolo en un asombroso tejido verbal.
NICOLAS GUILLEN
(Camagüey, 1902 - La Habana, 1989)
Poeta cubano, considerado el máximo representante de la llamada poesía negra
centroamericana, y poeta nacional de la isla por su obra ligada a la cultura
afrocubana. Nicolas Guilléncursó un año de derecho en La Habana, antes de
abandonar la universidad y volver a su ciudad donde trabajó como tipógrafo y se
dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició
también su actividad literaria.
A partir de 1925 Nicolas Guillén se
instaló en la capital donde participó activamente en la vida cultural y
política de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en
varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros,
ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también poeta
R. Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por la Defensa de la
Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil española, donde conoció a
P. Neruda, R. Alberti, F. García Lorca y O. Paz, y su obra alcanzó difusión
europea.
A su regreso a Cuba, Nicolas
Guillén dirigió la revista Mediodía y participó de los movimientos de
vanguardia en las tribunas de Gaceta del Caribe y Revista Avance. Pasó luego
años de exilio, viajando por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de
la Unión Soviética, hasta que el triunfo de la Revolución castrista, en 1959,
le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos cargos, como la
presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961, y misiones diplomáticas de
relieve.
La obra poética de Nicolas Guillén
En cuanto a su actividad literaria,
Guillén se inició en el posmodernismo, aunque pronto su producción se inscribió
dentro de la llamada línea realista de los múltiples vanguardismos cubanos,
cultivando como ningún otro autor la llamada poesía negra o antillana.
Desde su condición de mulato
expresó con un peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un
contexto social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre
sufrida por el pueblo. En sus comienzos le caracterizó incluso una fonética
afrocubana, que más tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral
folclórica.
A esta primera época pertenecen
Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931). Poco después, con West Indies
Limited (1934) se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta
política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y
comprometida con el hombre.
El poema más conocido del libro,
Balada de los dos abuelos, indicó la madura aceptación de lo africano y de lo
español en una misma sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan
además la crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La
muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello
supusiera un rechazo de la cultura blanca.
Nicolas Guillén siguió
evolucionando en la dirección de las preocupaciones políticas y sociales con
Cantos para soldados y sones para turistas (1937), donde todavía conservó
formas propias del canto y de la danza afrocubana al mismo tiempo que se
hicieron ya evidentes algunos de los rasgos estilísticos que predominaron en su
lírica posterior, como el uso frecuente que hizo de onomatopeyas
"jitanjáforas" que aparecieron abundantemente en la obra del fundador
del futurismo, el italiano F. Marinetti, y la creada por el vanguardista cubano
M. Brull, así como la rima aguda, las reiteraciones o la enumeración.
SOR JUANA INES DE LA CRUZ
(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San
Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695)
Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del
siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los
ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los
catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio
Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la
corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en
1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció
en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud.
Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez
definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés
de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus
aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que
embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el
sosegado silencio de mis libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de
reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente
y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también
del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su
esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una
profunda amistad.
En su celda también llevó a cabo
experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras
musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la
poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón,
hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
ARTURO USLAR PIETRI
(Caracas, 1906 - 2001) Escritor y
político venezolano. Después de Rómulo Gallegos, es el escritor venezolano que
de más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX. Su novela Las
lanzas coloradas, con la que se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco
años, contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo
mágico".
Fueron sus padres Arturo Uslar
Santamaría, de ascendencia alemana, y Helena Pietri Paúl, descendiente de
corsos afincados en el estado Sucre. Su bisabuelo paterno, el general Juan
Uslar, luchó en la guerra de Independencia, y su abuelo materno, el general Juan
Pietri, fue presidente del Consejo de Gobierno en los inicios del régimen de
Gómez. Tanto su padre como su abuelo fueron generales en el ejército
venezolano.
Siempre se ufanó Uslar de descender
de luchadores por la Independencia de Venezuela y servidores de la patria, y
solía destacar la presencia en su tronco familiar de un edecán de Simón Bolívar
y de dos presidentes de Venezuela, Carlos Soublette y Juan Pablo Rojas Paúl.
No es de extrañar, con tales
antecedentes familiares y el hondo sentido de la responsabilidad histórica y
ciudadana que le inculcaron sus padres a Uslar desde niño, que dirigiera una
buena parte de sus esfuerzos a labrarse una trayectoria política. Son legión
los cargos públicos que desempeñó. Fue tres veces ministro: de Educación (1939-1941),
de Hacienda (1943) y de Relaciones Interiores (1945). Ocupó la Secretaría de la
Presidencia de la República (1941-1943) en el mandato de Isaías Medina
Angarita.
Como representante del pueblo, fue
electo diputado a la Asamblea Legislativa en 1944 y senador en el Congreso
Nacional por el Distrito Federal (1958). Y como líder político presentó su
candidatura a la presidencia de la República en 1963, con el lema "Arturo
es el hombre". Obtuvo 16,1 por ciento de la votación nacional, porcentaje
importante en un régimen electoral como el venezolano, de mayoría simple en
única vuelta de escrutinio.
Uslar había estudiado primaria y
secundaria en el Colegio Federal de Maracay y en el Liceo San José de Los
Teques. Por su familia, vinculada a los círculos del poder gomecista, pudo
conocer de cerca el complejo entramado de pasiones que lo caracterizaba y
hacerse una temprana idea de la personalidad del último gran caudillo
venezolano. Este conocimiento de primera mano le fue muy útil a la hora de
escribir relatos situados en esta época y, sobre todo, una de sus más notables
novelas, Oficio de difuntos (1976).
JULIO CORTAZAR
(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor
argentino. Hijo de padres argentinos, a los cuatro años Julio Cortázar se
desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en la provincia andina de
Mendoza.
Tras completar sus estudios
primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro
rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca.
Concluida ésta, su trabajo como traductor de la Unesco le permitió afincarse
definitivamente en la capital francesa.
Por entonces Julio Cortázar ya
había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de
«Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de
relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de
Jorge Luis Borges.
La literatura de Cortázar parte del
cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas, en obras
de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores
innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como en Borges,
sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el
referente de la realidad cotidiana, por lo que sus obras tienen siempre una
deuda abierta con el surrealismo.
Para Cortázar, la realidad
inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la
plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa
constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas
convencionales de pensamiento.
El instinto, el azar, el goce de
los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura,
que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los
órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista
convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo
que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo.
Tales propuestas alcanzaron sus más
acabadas expresiones en las novelas, especialmente en Rayuela, considerada una
de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus
cuentos, entre ellos Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al
cine, y El perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro
Charlie Parker.
Muy pronto, Julio Cortázar se
convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura
hispanoamericana, y disfrutó del reconocimiento internacional. A su
sensibilidad artística sumó su preocupación social: se identificó con los pueblos
marginados y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.
En este sentido, su viaje a Cuba en
1962 constituyó una experiencia decisiva en su vida. Merced a su concienciación
social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la ceremonia de
toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde, a Nicaragua
para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público, intervino con
firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y
miembros más activos del Tribunal Russell.
Como parte de este compromiso
escribió numerosos artículos y libros, entre ellos Dossier Chile: el libro
negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, y Nicaragua, tan
violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de
Somoza, en el que incluye el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema
Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad
francesa, aunque sin renunciar a la argentina.
CARLOS
FUENTES
(Ciudad de Panamá, 1928) Narrador y
ensayista mexicano cuya obra se sitúa en el llamado boom de la literatura
hispanoamericana. Es uno de los escritores más importantes de todos los tiempos
en el conjunto de la literatura de su país. Figura dominante en el panorama
nacional del siglo XX, por su cuidadosa exploración de México y lo mexicano, a
través de una obra extensa y que usa un lenguaje audaz y novedoso capaz de
incorporar neologismos, crudezas coloquiales y palabras extranjeras, su
propuesta se sumerge en el inconsciente personal y en el colectivo, y traslada
con vigor a las letras mexicanas los mejores recursos de las vanguardias
europeas.
Hijo de un diplomático de carrera,
tuvo una infancia cosmopolita y estuvo inmerso en un ambiente de intensa
actividad intelectual. Licenciado en leyes por la Universidad Nacional Autónoma
de México, se doctoró en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra,
Suiza. Su vida estuvo marcada por constantes viajes y estancias en el
extranjero, sin perder nunca la base y plataforma cultural mexicanas.
En la década de los sesenta
participó en diversas publicaciones literarias. Junto con Emmanuel Carballo
fundó la Revista Mexicana de Literatura, foro abierto de expresión para los
jóvenes creadores. A los veintiséis años se dio a conocer como escritor con el
volumen de cuentos Los días enmascarados, que fue bien recibido por la crítica
y el público. Se advertía ya en ese texto el germen de sus preocupaciones: la
exploración del pasado prehispánico y de los sutiles límites entre realidad y
ficción, así como la descripción del ambiente ameno y relajado de una joven
generación confrontada con un sistema de valores sociales y morales en
decadencia.
Las promesas de originalidad y
vigor que se vislumbraban en esa obra se cumplieron plenamente con La región
más transparente (1958), un dinámico fresco sobre el México de la época que
integra en un flujo de voces los pensamientos, anhelos y vicios de diversas
capas sociales. En 1962 apareció La muerte de Artemio Cruz, una de las mayores
novelas de las letras mexicanas. Sus páginas detienen por un instante, con una
prosa compleja de identidades fragmentadas, el flujo de conciencia de un viejo
militar de la Revolución de 1910 que se encuentra a punto de morir, e indagan
en el sentido de la condición humana.
Esas obras iniciales cimentaron un
ciclo denominado por el autor "La edad del tiempo", obra en constante
progreso a la que se fueron sumando diversos volúmenes. Zona sagrada (1967)
retrata la difícil relación entre una diva del cine nacional y su hijo. Terra
Nostra (1975), novela muy extensa que muchos consideraron inabordable, llevaba
al límite la exploración de los orígenes del ser nacional. Cristóbal Nonato
(1987), inspirada en Tristram Shandy de L. Sterne, narraba el Apocalipsis
nacional empleando la voz de un niño que se está gestando.
JUAN RULFO
(Sayula, México, 1918 - Ciudad de
México, 1986) Escritor mexicano. Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San
Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y
sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más
cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de
conformar en parte el universo desolado que Juan Rulfo recreó en su breve pero
brillante obra.
En 1934 se trasladó a Ciudad de
México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la
Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en
comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas
literarias.
En los quince cuentos que integran
El llano en llamas (1953), Juan Rulfo ofreció una primera sublimación
literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los
campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social.
En su obra más conocida, Pedro Páramo
(1955), Rulfo dio una forma más perfeccionada a dicho mecanismo de
interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo
misterioso y lo real, y obtuvo la que se considera una de las mejores obras de
la literatura iberoamericana contemporánea.
Rulfo escribió también guiones
cinematográficos como Paloma herida (1963) y otra novela corta magistral, El
gallo de oro (1963). En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura de
México, y en 1983, el Príncipe de Asturias de la Letras.
JACQUES DERRIDA
(El-Biar, Argelia, 1930) Filósofo y
crítico literario francés. Profesor en la École Normale Supérieure de París
(1965-1984) y más tarde de la École des Hautes Études, sus teorías han dado
lugar a la corriente llamada «deconstruccionismo», cuya influencia ha sido
importante tanto en Europa como en Estados Unidos. «No hay fuera de texto»
podría ser el polémico lema de su filosofía, cuyos argumentos tratan de
desarticular la tradición filosófica occidental, mostrando el juego de
conceptos implícitos que la sostiene y poniendo en tela de juicio distinciones
fundamentales como la de «significante» y «significado», sentido literal y
sentido figurado. A pesar de su nombre, la «deconstrucción» no se propone una
tarea meramente destructiva, sino que trata de apropiarse de esta estructura
lingüística de la experiencia y utilizarla a su favor. Sus obras más
importantes son La escritura y la diferencia y De la grammatologie, ambas
publicadas en 1967.
NATHANIEL HAWTHORNE
(Salem, EE UU, 1804-Plymouth, id.,
1864) Novelista estadounidense. Nacido en el seno de una familia de vieja
estirpe puritana, tanto su vida como su obra se vieron marcadas por la
tradición calvinista. Su temprana vocación literaria lo obligó a afrontar
numerosos problemas económicos, ya que sus obras no le daban lo suficiente para
vivir.
Su primera novela, Fanshawe (1928),
protagonizada por un héroe de corte byroniano que posee rasgos biográficos del
propio Hawthorne, evidencia las influencias del Romanticismo europeo; entre
1837 y 1842 publicó con regularidad los Cuentos narrados dos veces, en que
aborda con detenimiento los que serían algunos de sus temas recurrentes, como
la idea del pecado y el problema del mal.
Durante este período trabajó en la
Aduana de Boston, en una granja comunal cercana a la misma ciudad, y en 1843 se
estableció en Concord, tras contraer matrimonio (1842); allí escribió la
colección de cuentos Musgos de una vieja granja (1846), que incluye el célebre
relato La hija de Rapaccini. En 1846 volvió a trabajar en aduanas, pero al poco
optó por aislarse de nuevo en una humilde casa de Massachusetts, donde compuso
su obra más célebre, La letra escarlata (1850) y, un año después, La casa de
las siete torres.
En 1853 describió su experiencia
durante su visita a una colonia de filántropos inspirados por el socialismo
utópico en La granja de Blithedale, y ese año fue nombrado cónsul en Liverpool
por su amigo Pierce, entonces presidente de Estados Unidos, lo que le permitió
viajar por Europa. Durante un viaje a Italia empezó El fauno de mármol (1860),
última novela que, además de sus preocupaciones morales, revela una creciente
dedicación al estilo narrativo y un acercamiento a la poesía.
NOAM CHOMSKY
(Noam Abraham Chomsky; Filadelfia,
EE UU, 1928) Lingüista y filósofo estadounidense. Fue introducido en la lingüística
por su padre, especializado en lingüística histórica del hebreo. Estudió en la
Universidad de Pensilvania, donde se doctoró en 1955 con una tesis sobre el
análisis transformacional, elaborada a partir de las teorías de Z. Harris, de
quien fue discípulo. Entró entonces a formar parte como docente del
Massachusetts Institute of Technology, del que es profesor desde 1961.
Es autor de una aportación
fundamental a la lingüística moderna, con la formulación teórica y el
desarrollo del concepto de gramática transformacional, o generativa, cuya
principal novedad radica en la distinción de dos niveles diferentes en el
análisis de las oraciones: por un lado, la «estructura profunda», conjunto de
reglas de gran generalidad a partir de las cuales se «genera», mediante una
serie de reglas de transformación, la «estructura superficial» de la frase.
Este método permite dar razón de la
identidad estructural profunda entre oraciones superficialmente distintas, como
sucede entre el modo activo y el pasivo de una oración. En el nivel profundo,
la persona posee un conocimiento tácito de las estructuras fundamentales de la
gramática, que Chomsky consideró en gran medida innato; basándose en la
dificultad de explicar la competencia adquirida por los hablantes nativos de una
lengua a partir de la experiencia deficitaria recibida de sus padres, consideró
que la única forma de entender el aprendizaje de una lengua era postular una
serie de estructuras gramaticales innatas las cuales serían comunes, por tanto,
a toda la humanidad.
En este sentido, podría hablarse de
una gramática universal, a cuya demostración y desarrollo se han dedicado los
numerosos estudios que han partido de las ideas de Chomsky. Aparte de su
actividad en el terreno lingüístico, ha intervenido a menudo en el político,
provocando frecuentes polémicas con sus denuncias del imperialismo
estadounidense desde el comienzo de la guerra de Vietnam y sus reiteradas
críticas al sistema político y económico de Estados Unidos.
FERDINAND DE SAUSSURE
(Ginebra, 1857-id., 1913) Lingüista
suizo. Estudió sánscrito en Leipzig, bajo el influjo de la escuela de
neogramáticos, que pretendía renovar los métodos del estudio de la gramática
comparada. En 1879 publicó con éxito una Memoria sobre el sistema primitivo de
las vocales en las lenguas indoeuropeas, y un año después leyó su tesis
doctoral, Sobre el empleo del genitivo absoluto en sánscrito (1880), a partir
de lo cual fue nombrado profesor de gramática comparada en la École des Hauts
Études de París, y participó activamente en los trabajos de la Sociedad
lingüística.
En 1891 regresó a Ginebra, donde
fue profesor de sánscrito y, entre 1907 y 1910, de gramática comparada y de
lingüística general. Fueron sus discípulos C. Bally y A. Séchehaye quienes
publicaron su Curso de lingüística general (1916), una síntesis de sus tres
últimos años como profesor extraída a partir de los apuntes de clase.
A pesar de que la repercusión de
dicha obra no fue inmediata, sí resultó decisiva para el desarrollo de la
lingüística en el siglo XX. A sus lecciones se deben una serie de distinciones
fundamentales, tales como la de lengua (sistema ideal y social) y habla
(realización concreta, individual), pero sobre todo su definición de signo como
entidad psíquica formada por un significante y un significado, los cuales
serían inseparables.
En efecto, la relación de
significación debe pensarse a partir de una teoría del valor, es decir, que la
posibilidad de remitir a algo fuera del lenguaje dependerá del sistema total de
la lengua y de la relación formal de los términos entre sí. Esta idea está en
la base del estructuralismo, teoría lingüística que conoció un gran auge en
Francia durante las décadas de 1950 y 1960.
TEUN ADRIANUS VAN DIJK
(7 de mayo de 1943) (Pronunciación AFI [tøn
van deik]) es un lingüista nacido en Naaldwijk, Países Bajos.
Fue catedrático de Estudios del
Discurso en la Universidad de Ámsterdam hasta 2004, y es profesor en la
Universidad Pompeu Fabra de Barcelona desde 1999. Licenciado de la Universidad
Libre de Ámsterdam, y de la Universidad de Ámsterdam, se doctoró en la última
universidad en 1972 con una tesis sobre la gramática del texto.
Las otras áreas de su investigación
en los estudios del discurso han sido la teoría literaria, la pragmática del
discurso, la psicología del procesamiento del discurso, las noticias, el
discurso racista, la ideología, el conocimiento y el contexto – áreas en que
publicó varios libros.
Es uno de los fundadores del
Análisis crítico del discurso y fue editor-fundador de las revistas Poetics,
TEXT, Discourse & Society, y Discourse Studies – de las cuales todavía
edita las últimas dos - y es además fundador de la revista de Internet Discurso
& Sociedad.
MICHAEL FOCAULT
(Poitiers, Francia, 1926-París,
1984) Filósofo francés. Estudió filosofía en la École Normale Supérieure de
París y, ejerció la docencia en las universidades de Clermont-Ferrand y
Vincennes, tras lo cual entró en el Collège de France (1970).
Influido por Nietzsche, Heidegger y
Freud, en su ensayo titulado Las palabras y las cosas (1966) desarrolló una
importante crítica al concepto de progreso de la cultura, al considerar que el
discurso de cada época se articula alrededor de un «paradigma» determinado, y
que por tanto resulta incomparable con el discurso de las demás. Del mismo
modo, no podría apelarse a un sujeto de conocimiento (el hombre) que fuese
esencialmente el mismo para toda la historia, pues la estructura que le permite
concebir el mundo y a sí mismo en cada momento, y que se puede identificar, en
gran medida, con el lenguaje, afecta a esta misma «esencia» o convierte este
concepto en inapropiado.
En una segunda etapa, Foucault
dirigió su interés hacia la cuestión del poder, y en Vigilar y castigar (1975)
realizó un análisis de la transición de la tortura al encarcelamiento como
modelos punitivos, para concluir que el nuevo modelo obedece a un sistema
social que ejerce una mayor presión sobre el individuo y su capacidad para
expresar su propia diferencia.
De ahí que, en el último volumen de
su Historia de la sexualidad, titulado La preocupación de sí mismo (1984),
defendiese una ética individual que permitiera a cada persona desarrollar, en
la medida de lo posible, sus propios códigos de conducta. Otros ensayos de
Foucault son Locura y civilización (1960), La arqueología del saber (1969) y
los dos primeros volúmenes de la Historia de la sexualidad: Introducción (1976)
y El uso del placer (1984).
GERARD GENETTE
Crítico literario francés, nacido
en París en 1930. Fue uno de los principales representantes del análisis
estructural y de la teoría de las formas literarias. Fue profesor de Literatura
francesa en la Universidad de la Sorbona de París. Colaboró en numerosas
revistas francesas como en Tel Quel y Comunications. Rechazó todo dogmatismo,
pero se interesó por todas las épocas literarias. Realizó investigaciones
críticas sobre todo en el campo de la poesía barroca. Se ocupó, sobre todo, del
estructuralismo, y reunió sus mejores artículos en Figures (Figuras, 1966),
Figures II (Figuras II, 1969) y Figures III (Figuras, 1972). En Mimologiques:
voyage en Cratylie (Mimológicas: viaje a Cratylie, 1976), realizó un estudio
sobre el lenguaje. En 1980 publicó Introduction à l´architexte (Introducción al
architexto) y en 1982 Palimpsestes (Palimpsestos), en el cual realizó un
estudio sobre el fenómeno de la intertextualidad como elemento central de la expresión
literaria. Por último, en Nouveau discours du récit (Nuevo discurso sobre la
narración, 1983), profundizó sobre los constituyentes semiológicos de la
literatura.
La obra de Genette.
Gérard Genette asume las posturas
del estructuralismo desde el conocimiento previo de los principios
tradicionales de los estudios de la literatura. Ello es perceptible, por
ejemplo, en la atención constante que Genette ha concedido a la retórica, bien
recuperando manuales clásicos, bien revisando sus concepciones desde otros
presupuestos lingüísticos; de ahí, la famosa titulación de sus tres primeros
libros, Figures, en los que reúne trabajos de diversa naturaleza.
La síntesis que alcanza Genette
resulta enriquecedora, si se la compara con el talante de otros críticos, más
radicales en su rechazo de lo anterior, como sucedía con R. Barthes. Frente a
ello, Genette es capaz de saludar los hallazgos del formalismo, de atender a
las propuestas de Lévi-Strauss y de Jakobson, pero sin olvidar las mejores
ideas de Thibaudet, Mallarmé o Valéry.
La medida del estructuralismo.
En 1966, publicó un trabajo
titulado "Structuralisme et critique littéraire", en el que se
interesa por fijar los límites de la crítica literaria, enfocada desde las
orientaciones del estructuralismo y que él fundamenta en la caracterización con
que Lévi-Strauss define el pensamiento mítico: «una suerte de bricolaje
intelectual», ya que se procede a una doble operación de análisis (se extraen
varios elementos de distintos conjuntos constituidos) y de síntesis (se
reconstruye, desde esos datos, un nuevo conjunto). Para Genette, la crítica
literaria obra de esta manera: "...se distingue formalmente de las otras
especies de crítica por el hecho de que utiliza el mismo material (la
escritura) que las obras de que se ocupa: la crítica de arte o la crítica
musical no se expresan en sonidos o en colores, pero la crítica literaria, en
sí, utiliza la lengua de su objeto; es metalenguaje, «discurso sobre un
discurso»: hasta puede ser meta-literatura, es decir, «una literatura cuya
literatura misma es el objeto impuesto» (p. 146).
La crítica se caracteriza por tres
funciones: a) la propiamente «crítica» (que coincide con la periodística:
"que consiste en juzgar y apreciar las obras recientes para aclarar las
elecciones del público", p. 146), b) la «científica» ("esencialmente
ligada a la institución universitaria", id.) y c) la «literaria», en el
sentido que había precisado Barthes de que el crítico acaba convirtiéndose en
escritor.
Es esta idea la que permite
contemplar a la crítica literaria como una «actividad estructuralista», cuyo
método ofrecerá ventajas notables sobre las concepciones anteriores sobre el
hecho literario. Tal es lo que le impulsa a construir una «nueva retórica», una
especie de trans-lingüística que acogiera el estudio de los elementos formales
y estilísticos. Genette no olvida el carácter estructural del lenguaje
(admitido en todos sus niveles) con el que propone este acercamiento
estructuralista a la expresión literaria. Es uno de los medios para alejarse
del inmanentismo y de las corrientes hermenéuticas, ya que la crítica
estructural pretende iluminar las estructuras que se encuentran en el interior
de la obra y que forman su armadura latente, como principios de la única
inteligibilidad objetiva posible.
El discurso del relato.
En "Frontiers du récit",
aparecido en el nº 8 de Communications, Genette analiza los principales juegos
de oposiciones con que, tradicionalmente, se ha caracterizado al relato. Así,
en primer lugar, considera la pareja «diégesis»/«mímesis», articulada por Aristóteles
en su Poética al afirmar que el relato (diégesis) es uno de los modos de
imitación poética (mímesis), distinguiéndose entre la simple narración (cuando
el autor habla él directamente) y la imitación literal (cuando el autor habla
por boca de un personaje); Genette afirma que la imitación literal no puede
conseguirse: "la imitación perfecta ya no es una imitación, es la cosa
misma y finalmente la única imitación es la imperfecta. Mímesis es
diégesis"
Enfoca, después, la dicotomía «narración»/«descripción»,
que de siempre ha supuesto una diferenciación entre un aspecto activo de la
narración (las acciones y los acontecimientos) y otro contemplativo (los
objetos y los personajes), para indicar que, en cuanto modo de representación
literaria, la descripción no se distingue con nitidez de la narración: "Si
la descripción marca una frontera del relato, es sin duda una frontera
interior"
Examina, en fin, la pareja
«relato»/«discurso», con la que se ha separado tradicionalmente un relato en el
que nadie habla de un relato en el que el lector es consciente de quién está
hablando, para afirmar que estas diferencias nunca se encuentran en estado
puro: "hay casi siempre una cierta proporción del relato en el discurso y
una cierta dosis del relato en el discurso"
La voz.
Genette determina que un enunciado
cualquiera sólo se puede descifrar cuando se considera a quien lo enuncia y la
situación en la que se enuncia; de ahí, la pertinencia de la categoría de voz
(aspecto de la acción verbal, considerada en sus relaciones con el sujeto), que
se dedica a determinar la relación del narrador con respecto a lo que está
contando; hay dos posibilidades básicas: el relato heterodiegético (el narrador
está ausente de la historia) y el homodiegético (el narrador está presente como
personaje de la historia) o autodiegético (por cuanto el narrador es el héroe
de su relato).
Como puede comprenderse, tras esta
rápida valoración, el «Discours du récit» que contiene Figures III constituye
una de las más lúcidas interpretaciones narratológicas, tanto por su capacidad
de síntesis como por los distintos caminos que inaugura.
La arquitectura textual.
Genette se ha interesado no sólo
por describir el modo en que se construye el discurso narrativo, sino por las
cuestiones que rodean a la obra una vez producida, es decir, las conexiones que
los textos podían mantener entre sí; es decir, se trata de analizar el modo en
que ese texto se informa por una serie de elementos significativos que la
rodean (prólogos, notas, dedicatorias, títulos, subtítulos, etcétera). A estas
dos cuestiones dedicará dos importantes libros en la década de los ochenta:
Palimpsestes (1982) y Seuils (1987).
En Palimpsestos amplía la mirada de
los procesos comunicativos que afectan a la literatura; propone que el objeto
de la poética no debería ser el texto en sí, sino el «architexto» o lo que
sería «la literariedad de la literatura», es decir, todos los tipos de
discurso, modo de enunciación, géneros literarios de los que depende cada texto
singular. Para estudiar este tipo de relaciones, Genette aventura el término de
«transtextualidad» y configura una clasificación de cinco categorías:
1) La intertextualidad (en la línea
de J. Kristeva): "una relación de copresencia entre dos o más textos, es
decir, eidéticamente y frecuentemente, como la presencia efectiva de un texto
en otro" Con estas modalidades: la cita, el plagio (copia no declarada,
pero literal) y la alusión (el significado de un enunciado depende de otro).
2) El paratexto, que supone una
relación menos explícita y más distante que el texto mantiene con esa serie de
materiales que luego estudiará en Seuils: título, subtítulo, intertítulos,
prefacios, epílogos, etc., que pueden ser esenciales para la recta comprensión
de los significados de la obra (el Ulises cuando apareció por entregas tenía
títulos en los que se evocaba la Odisea que luego James Joyce eliminó, por
ejemplo).
3) La metatextualidad o
«comentario» que une un texto con otro sin citarlo explícitamente, tal como
sucede en La Fenomenología del espíritu de Hegel con Le Neveu du Rameau; es,
por tanto, una relación crítica.
4) La hipertextualidad (objeto del
libro): "Llamo, pues, hipertexto a todo texto derivado de un texto
anterior por transformación simple (diremos en adelante transformación sin más)
o por transformación indirecta, diremos imitación"
Es decir, se trata de una forma de
derivación de orden descriptivo o intelectual, que implica un grado de
transformación; así, La Eneida y el Ulises son, en grados distintos, dos
hipertextos de un mismo hipotexto: La Odisea.
5) La architextualidad, que, en sí,
es una relación muda, fijada en menciones paratextuales (títulos o subtítulos)
que cumplen funciones taxonómicas, mediante las que el texto remite a unas
informaciones de sus cualidades genéricas (aspecto importante para abordar el
estudio de las corrientes que desembocan en obras que resultan inclasificables:
La Divina Comedia, por ejemplo).
JÜRGEN HABERMAS
(Düsseldorf, Alemania, 1929)
Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la "segunda
generación" de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el
Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg
y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre
1971 y 1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la
Universidad de Frankfurt.
Heredero de la "dialéctica de
la ilustración" de Adorno y Horkheimer en su proyecto sociológico y filosófico
de una reflexión moral sobre el desarrollo del capitalismo avanzado, Habermas
propone un marxismo no ortodoxo que abandona la idea marxista de una
organización exclusivamente productivista de la sociedad, causa de un
empobrecimiento de la esfera vital.
Su obra filosófica trata de
recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis, frente a la pretendida
neutralidad de los saberes positivos y científicos. Según Habermas, no es
posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la cual aquellos
saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una razón
meramente instrumental. Resultado de ello, siguiendo su crítica, es la
creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la
despolitización de los ciudadanos.
A través del proyecto de una
racionalidad discursiva, que contrapone a la tecnológica, Habermas indica, en
una teoría de la acción comunicativa, el método para escapar a la continua
desvalorización de lo vivido. Las acciones comunicativas, al contrario de las de
tipo instrumental o estratégico, no se basan en la estructura de la actividad
dedicada a un objetivo. En ellas los proyectos de acción de los participantes
se coordinan con actos de comprensión, que se basan en el supuesto de un
entendimiento posible y en una coincidencia de sus proyectos vitales. Esta
"razón comunicativa", fundamentada en el carácter intersubjetivo y
consensual de todo saber, devolvería a la sociedad el control crítico y la
orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.
Entre sus principales escritos
destacan Historia y crítica de la opinión pública (1962), Teoría y práctica
(1963), La lógica de las ciencias sociales (1967), Conocimiento e interés
(1968), Ciencia y técnica como ideología (1968), Cultura y crítica (1973), La
crisis de la racionalidad en el capitalismo evolucionado (1973), La
reconstrucción del materialismo histórico (1976), Teoría de la acción
comunicativa (1981), Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y El
discurso filosófico de la modernidad (1985). En 2003 le fue concedido el Premio
Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y en 2005 el Premio Holberg.
CLAUDE LÉVI-STRAUSS
(Bruselas, 1908 - París, 2009)
Antropólogo francés. Agregado de filosofía, en 1934 pasó a la Universidad de
São Paulo y estudió las culturas indígenas del Mato Grosso y de la Amazonia. En
1941 hubo de exiliarse a EE UU, donde conoció a R. Jakobson, cuyo
estructuralismo lingüístico le influyó de manera decisiva. Regresó a Francia en
1948 y fue profesor de religiones comparadas en la Sorbona y de antropología
social en el Colegio de Francia (cuyos cursos de 1959-1982 recoge en Palabra
dada, 1984). Aplicó el estructuralismo al estudio del parentesco (Las
estructuras elementales del parentesco, 1949), a la antropología cultural
(Sociología y antropología, 1950; Antropología estructural, 1958 y 1973) y al
estudio de las clasificaciones (El pensamiento salvaje, 1962; El totemismo en
la actualidad, 1962) y de los mitos (Tristes tópicos, 1955; serie Mitológicas,
1964-1986: Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas, El origen de las
maneras de mesa, El hombre desnudo y La alfarera celosa). Entre sus últimas
publicaciones cabe destacar también Los símbolos y sus dobles (1989) e Historia
de Lynx (1991)
Por sus trabajos de campo y por sus
estudios teóricos, Claude Lévi-Strauss es considerado el etnólogo contemporáneo
más destacado y el padre de la moderna antropología estructuralista. Maestro
del estructuralismo social, desarrolló una investigación teórica mucho más
amplia que tendía a replantear los fundamentos estructurales del pensamiento en
general y a basar las diversas ciencias humanas en la relación entre naturaleza
y cultura. En este sentido, su contribución a la cultura filosófica
contemporánea es fundamental, al indicar el camino hacia un renovado
racionalismo.
Sus estudios etnológicos y
antropológicos son el objeto de su obra: Las estructuras elementales del
parentesco (1949), el autobiográfico Tristes trópicos (1955), Antropología
estructural (1958), El totemismo en la actualidad (1962), El pensamiento
salvaje (1962) y la serie Mitológicas, resultado de sus investigaciones sobre
el significado de los mitos en las culturas primitivas. Estas obras constituyen
un discurso unitario sobre la situación teórica y práctica de las ciencias
humanas y reflejan la búsqueda del sentido de una ciencia global mediante el
análisis de las estructuras mentales que determinan a nivel inconsciente la
mentalidad colectiva; Lévi-Strauss estudió en profundidad la noción misma de
ciencia y los conceptos de ley, sistema, modelo explicativo y estructura, al
mismo tiempo que estableció el método y el contenido de dicha ciencia global.
La clave de su interpretación
reside en el rechazo de los planteamientos empíricos o fenomenológicos para
consolidar, en cambio, un acercamiento analítico capaz de reconducir el
fenómeno a la ley invariable e inmutable. La nucleación de las estructuras
fundamentales se produce, pues, a través de la reducción del material empírico
a principios universales y necesarios, autónomos y separados de este material.
Éste es el plano del inconsciente, noción que el autor extrae más de la
lingüística estructuralista que del psicoanálisis, como lo muestra el hecho de
que Lévi-Strauss se mostrase crítico con la obra de Jung.
En el inconsciente se reencuentra
el orden verdadero y profundo de la realidad. En Antropología estructural
señala: "Si la actividad inconsciente del espíritu consiste en imponer
formas a un contenido, y si estas formas son fundamentalmente las mismas para
todos los espíritus, antiguos y modernos, primitivos y civilizados, como lo
muestra de forma evidente el estudio de cómo se expresa en el lenguaje la
función simbólica, es necesario y suficiente comprender la estructura
inconsciente, subyacente a cualquier institución y a cualquier costumbre, para
obtener un principio de explicación válido para otras instituciones y otras
costumbres, con la condición, naturalmente, de llevar el análisis a la
profundidad necesaria".
De aquí proceden las
características del concepto de "estructura" del autor, que se basa
en la identidad entre la disposición de las categorías y la de las formas o
tramas que constituyen la realidad, y que en última instancia expresa el nexo
entre naturaleza y cultura. La estructura forma parte del método de la
antropología y al mismo tiempo expresa una hipótesis ontológica sobre la
realidad estudiada. Esta hipótesis y este método se contraponen a la
metodología y a las hipótesis dialécticas, porque niegan el concepto de proceso
dialéctico y la interpretación historicista. Para el autor, el elemento
diacrónico (desarrollo en el tiempo) es estrictamente funcional para el
elemento sincrónico, con el que se identifica la estructura. Por lo tanto, la
antropología es un conocimiento interno, que debe presentarse de forma
sistemática y ordenada, a partir del cual se puede llegar a la comprensión de
los ámbitos específicos.
ESTEBAN ECHEVERRIA
(José Esteban Echeverría; Buenos
Aires, 1805 - Montevideo, 1851) Escritor argentino, una de las figuras
fundamentales del romanticismo argentino e hispanoamericano. Hijo de español y
criolla, quedó huérfano de padre a temprana edad. Confesó luego haber llevado
una vida disipada entre los quince y los dieciocho años, pero fue buen alumno
en el estricto Colegio de Ciencias Morales hasta 1823, cuando lo abandonó para
dedicarse al comercio.
Entre los años 1826 y 1830, el
joven Echeverría, becado por el gobierno de Rivadavia para formarse
profesionalmente en París, tuvo la oportunidad de observar de cerca el auge del
movimiento romántico francés, llegado de Alemania a principios del siglo XIX de
la mano del vizconde de Chateaubriand y de Madame de Staël. No era ajeno a esta
nueva tendencia artística y literaria un sesgo utópico, de carácter socialista
y liberal, que se enriquecía con el aporte de pensadores como Saint-Simon y
Gaston Leroux.
Las notas salientes del
romanticismo, como la exaltación del color local, el estudio de la historia
nacional o la búsqueda de un lenguaje propio como elemento diferenciador de una
cultura, no dejaron de llamar la atención de Echeverría, quien las vio como un
catálogo de principios susceptibles de ser trasladados a la nueva realidad
americana. En efecto, tales principios estéticos y filosóficos parecían
adecuarse a la perfección a los ideales de la Revolución de 1810.
Ya en Buenos Aires y con Rosas en
el gobierno, Echeverría publicó de manera anónima, en 1832, Elvira o la novia
del Plata. Considerada como la primera obra romántica de la América de habla
castellana y una de las primeras de la lengua, en ella se perciben algunas
marcas del nuevo ideario estético.
La importancia de esta obra, así
como la de sus siguientes libros (Los consuelos, 1834, y Rimas, 1837, que
contiene el célebre poema La cautiva), reside más en sus temas y en la
oportunidad de su tratamiento que en la calidad literaria de sus versos. La
cautiva es un extenso poema de 2.142 versos divididos en nueve partes y un
epílogo; cuenta la historia del trágico destino de Brian, un soldado prisionero
de los indios, y de María, su mujer, cautiva en la misma toldería. Pero no son
las alternativas de su fuga penosa y fracasada lo que importa del poema, sino
la incorporación del paisaje nacional (en este caso, el desierto argentino), el
desarrollo de una temática local (las tolderías, los malones, los cautivos) y la
utilización de algunas acepciones particulares del castellano hablado en la
Argentina de la época.
Algunos de los cantos de La cautiva
fueron leídos, en el mismo año de su publicación, en el Salón Literario que
dirigía Marcos Sastre (1809-1887). En efecto, en la Librería Argentina,
propiedad de Sastre (quien después destacaría como pedagogo y autor de una
singular novela, El temple argentino, publicada en 1848), se desarrolló en 1837
una serie de reuniones, convocadas por Echeverría, para exponer y discutir
temas de índole política y literaria. Juan Bautista Alberdi, Juan María
Gutiérrez, Sastre y Echeverría fueron los más destacados y entusiastas miembros
del Salón.
El progresivo cariz político de la
actividad del Salón provocó su clausura por parte del gobierno de Juan Manuel
de Rosas. Pero algunos de los contertulios siguieron reuniéndose en la
clandestinidad, y en ese marco, en junio de 1838, fue fundada la Asociación de
Mayo, para la que Echeverría redactó las Palabras simbólicas, también conocidas
como Credo o Creencia de la Joven Argentina. Se trata en realidad de un listado
de quince enunciados que resumen el espíritu de la nueva generación; fueron
aprobadas en agosto de ese mismo año, cuando la policía del gobierno de Rosas
ya había descubierto la actividad clandestina de la Asociación de Mayo.
El primero de enero de 1839, ya
exiliado en Montevideo, Juan Bautista Alberdi publicó el Credo de Echeverría en
el periódico El Iniciador, bajo el título de Código o declaración de los
principios que constituyen la creencia social de la República Argentina. Ese
mismo año se recrudeció la represión del gobierno de Rosas para con sus
opositores políticos, lo cual obligó a casi todos los miembros de la Asociación
a emprender el camino del destierro: Gutiérrez y Alberdi se marcharon a
Montevideo, y Echeverría a Colonia primero y a Montevideo después, donde
moriría años más tarde.
GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA
(Puerto Príncipe, 1814-Madrid,
1873) Escritora cubana. Su obra está considerada como una de las más importantes
del romanticismo hispanoamericano. En su producción, destacan sus novelas
Guatimozín (1847) y Sab, su drama Baltasar (1858) y, sobre todo, sus poesías y
epistolario, de los que Ramón Gómez de la Serna publicó una antología en 1948.
JUAN BAUTISTA AVERDI
Político, jurisconsulto y escritor
argentino (Tucumán, 1810 - Francia, 1884). Residió desde muy joven en Buenos
Aires, ciudad en la que desarrolló una importante actividad política, cultural
y social. Participó en la fundación del Salón literario y la Asociación de Mayo
junto a Esteban Echeverría. Fundó el periódico La Moda y compuso algunas piezas
musicales.
Decidido opositor al gobierno de
Juan Manuel de Rosas, debió expatriarse y pasó casi toda su vida en el exilio.
Hacia 1840 concluyó sus estudios de Derecho en Montevideo. Más tarde viajó por
Europa y Sudamérica. Finalmente se estableció en Valparaíso (Chile), donde se
dedicó a su profesión de abogado con gran éxito, pero sin abandonar la
literatura y el periodismo. Ejerció una gran influencia en las instituciones
políticas argentinas.
En 1852 escribió Bases para la
organización política de la Confederación Argentina, tratado completo de
Derecho público americano, prácticamente un «borrador» de la Constitución
Nacional Argentina de 1853. Adherido a la Confederación y enfrentado a la
política de Buenos Aires, en 1855 fue nombrado consejero del gobierno del
general Justo José de Urquiza y representante plenipotenciario de la
Confederación Argentina en la legaciones de París, Madrid y Londres.
Junto a Domingo F. Sarmiento -con
quien polemizó duramente en la Cartas Quillotanas-, fue uno de los
intelectuales más importantes e influyentes de Argentina y América Latina
durante el siglo XIX. Muchas de sus ideas y propuestas se plasmaron en el
régimen político que se consolidó en los 80. La derrota de Urquiza ante
Bartolomé Mitre en la batalla de Pavón (1861) le obligó a prolongar su exilio,
permaneciendo en Francia. Regresó al país por un breve periodo de tiempo pero
volvió a Francia, donde murió.
Fue autor de numerosos trabajos que
incluyen el ensayo, la crítica literaria, la polémica, etc., de los que, además
de las Bases, podemos mencionar Las palabras de un ausente, El voto en América,
El crimen de la Guerra, Sistema Económico y rentístico de la Confederación
Argentina, Preliminar al estudio del derecho. También fue redactor de numerosos
periódicos políticos y literarios, publicó una serie de artículos costumbristas
-bajo el seudónimo de Figarillo- y escribió una crónica dramática sobre la
Revolución de Mayo.
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
Político y escritor argentino (San
Juan, 1811 - Asunción del Paraguay, 1888). Domingo Faustino Sarmiento realizó
sus primeros estudios en su provincia natal y en la de San Luis, bajo la
dirección de los presbíteros José de Oro y Juan Pascual Albarracín, con los que
tenía parentesco. Las guerras civiles, sus ideas liberales y sus
enfrentamientos con los caudillos federales (Juan Manuel de Rosas, Facundo
Quiroga, etc.) le obligaron a emigrar a Chile, en donde trabajó como maestro,
minero y empleado de comercio.
El asesinato de Quiroga y la
política del gobernador de San Juan, el general Nazario Benavídez,
posibilitaron el regreso de Domingo Faustino Sarmiento a su provincia, en la
que fundó una sociedad literaria, un colegio de señoritas y el periódico El
Zonda.
La línea ideológica del periódico
le obligó a emigrar nuevamente a Chile, donde ejerció el periodismo y cultivó
la literatura. Fue redactor de El Mercurio y El Heraldo Nacional, colaboró en
El Nacional y fundó El Progreso. En 1845 su prestigio como pedagogo hizo que el
presidente de Chile, Manuel Montt, le encomendase la realización de estudios
sobre los sistemas educativos en Estados Unidos y Europa.
En 1851 ingresó en el ejército de
Justo José de Urquiza como gacetillero. Caído Rosas, Sarmiento se enfrentó con
Urquiza y tomó nuevamente el camino del destierro. Por estos años polemizó con
Juan Bautista Alberdi en torno a la política de Urquiza y a la Confederación.
Regresó al país en 1855 y fue
nombrado gobernador de San Juan, puesto desde el que impulsó la educación
pública y la guerra contra los caudillos. Desempeñó posteriormente el cargo de
embajador plenipotenciario en los EE.UU.
En 1868 Domingo Faustino Sarmiento
fue elegido presidente de la República (1868–1874). Impulsó el desarrollo de
las obras públicas y de las ciencias, fundó el departamento de Agricultura, el
Colegio Militar y la Escuela Naval. Durante su mandato concluyó la guerra del
Paraguay, en la que murió su hijo Dominguito.
A lo largo de la presidencia de su
sucesor, Nicolás Avellaneda, fue designado senador por la provincia de San
Juan, director de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, ministro del
Interior, etc. Retirado de la política, se trasladó a Asunción del Paraguay en
donde falleció.
Como escritor, Domingo Faustino
Sarmiento se caracterizó por su fuerza expresiva. Su obra cumbre fue Facundo o
Civilización y barbarie, también se destacan: Recuerdos de Provincia,
Argirópolis, Viajes por Europa, África y América, La Educación Popular, Campaña
del Ejército Grande, Las ciento y una, Conflictos y armonías de las razas en
América, etc.
BARTOLOME MITRE
(Buenos Aires, 1821 - 1906)
Político e historiador argentino, una de las figuras más ilustres de
Hispanoamérica. Su infancia transcurrió en Carmen de Patagones. Residió luego
en Buenos Aires y en Montevideo, donde inició sus estudios. Desarrolló
simultáneamente su formación militar y periodística, participando en las
campañas de espada y pluma contra Rosas. Corría 1846 cuando ofreció sus servicios
al ejército del general Paz asentado en Corrientes.
No obstante, el desplazamiento de
las milicias le obligó a instalarse en Bolivia, país en el que ejerció como
director del Colegio Militar. Allí publicó una novela (Soledad, 1847). Pasó
luego a Perú y Chile, donde residían ya numerosos exiliados antirrosistas. Se
incorporó al llamado Ejército Grande y fundó en Buenos Aires el periódico Los
Debates. Realizó una ascendente carrera política y fue electo diputado, pero su
oposición a Urquiza, manifestada a través de un violento discurso contra el
acuerdo de San Nicolás, le acarreó la expulsión del país.
Amnistiado, regresó y ocupó los
cargos de ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del gobierno de Adolfo
Alsina. Fue derrotado en la batalla de Cepeda (1859), pero un año más tarde fue
elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Venció a las tropas de
Urquiza en Pavón (1861), tras lo cual unificó el país bajo su autoridad y fue
designado presidente para el período 1862-1868. Formalizó con Brasil y Uruguay
el Tratado de la Triple Alianza y abandonó el ejercicio presidencial para
ocupar la jefatura del triple ejército en la guerra contra Paraguay.
Se presentó nuevamente como
candidato a presidente, pero fue vencido por Nicolás Avellaneda: alegó fraude,
se alzó en armas y debió capitular. Había fundado ya el diario La Nación. Ocupó
una banca de diputado nacional entre 1878 y 1880 e intentó una vez más -sin
éxito- ganar la presidencia del país. A pesar de su retiro de la vida política
activa siguió ejerciendo notable influencia en los asuntos nacionales.
El valor literario de la obra de
Mitre es muy relativo. No es muy estimable el poeta romántico de las Rimas, que
publica en 1854 con un prólogo dedicado a Sarmiento, pese a que incorpora a la
literatura argentina el tema del gaucho Santos Vega; tales poesías son obra de
juventud y habían sido elogiadas por Echeverría. Mayor interés tienen sus
traducciones de Horacio, Longfellow, Byron, Víctor Hugo, y sobre todo, de la
Divina Comedia de Dante.
El prestigio literario de Mitre
está ligado a su obra como historiador: Historia de Belgrano y de la
independencia argentina e Historia de San Martín y de la emancipación
americana; dicha labor está relacionada con la organización de los archivos de
Belgrano (diez volúmenes) y de San Martín (doce), además del suyo propio, que
ha servido de base para la organización del museo que lleva su nombre, y está
complementada por otros trabajos: Páginas de Historia, Belgrano y Güemes y
Comprobaciones históricas, en polémica éstas con la Refutación que hizo Vicente
Fidel López de la obra sobre Belgrano. Bartolomé Mitre es un historiador
ilustre y objetivo, con una clara y humana comprensión de la obra colonizadora
de España, y un político liberal de honda raíz argentina.
JOSE MARTI
(La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba,
1895) Político y escritor cubano. Nacido en el seno de una familia española con
pocos recursos económicos, a la edad de doce años José Martí empezó a estudiar
en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María de Mendive, quien se
fijó en las cualidades intelectuales del muchacho y decidió dedicarse
personalmente a su educación.
El joven Martí pronto se sintió
atraído por las ideas revolucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio de la
guerra de los Diez Años y el encarcelamiento de su mentor, inició su actividad
revolucionaria: publicó una gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco después una revista,
La Patria Libre, que contenía su poema «Abdalá».
A los diecisiete años José Martí
fue condenado a seis de cárcel por su pertenencia a grupos independentistas.
Realizó trabajos forzados en el penal hasta que su mal estado de salud le valió
el indulto. Deportado a España, en este país publicó su primera obra de
importancia, el drama Adúltera. Inició en Madrid estudios de derecho y se
licenció en derecho y filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza.
Durante sus años en España surgió
en él un profundo afecto por el país, aunque nunca perdonó su política
colonial. En su obra La República Española ante la Revolución Cubana reclamaba
a la metrópoli que hiciera un acto de contrición y reconociese los errores
cometidos en Cuba. Tras viajar durante tres años por Europa y América, José
Martí acabó por instalarse en México.
Allí se casó con la cubana Carmen
Sayes Bazán y, poco después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida
la guerra de los Diez Años, se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las
autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en
Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.
Desde su residencia en el exilio,
José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en
Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se
convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su
país.
Dos años más tarde, tras
entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha un
proceso de independencia. Pese al embargo de sus barcos por parte de las
autoridades estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente
hacia Cuba. Fue abatido por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos
años. Martí es, junto a Bolívar y San Martín, uno de los principales
protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.
La obra literaria de José Martí
Además de destacado ideólogo y
político, José Martí fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y la
figura más destacada de la etapa de transición al modernismo, que en América
supuso la llegada de nuevos ideales artísticos.
Como poeta se le conoce por
Ismaelillo (1882), obra que puede considerarse un adelanto de los presupuestos
modernistas por el dominio de la forma sobre el contenido; Versos libres
(1878-1882), La edad de oro (1889) y Versos sencillos (1891), esta última
decididamente modernista y en la que predominan los apuntes autobiográficos y
el carácter popular.
En A mis hermanos muertos el 27 de
noviembre (1872), publicado durante su destierro en España, Martí dedica sus
versos a los estudiantes muertos en una masacre acaecida en aquella fecha. Su
única novela, Amistad funesta, también llamada Lucía Jérez y firmada con el
pseudónimo de Adelaida Ral, fue publicada por entregas en el diario El
latino-Americano entre mayo y septiembre de 1885; aunque en su argumento
predomina el tema amoroso, en esta obra de final trágico también aparecen
elementos sociales.
Entre sus obras dramáticas destacan
Adúltera (1873), Amor con amor se paga (1875) y Asala. También fundó una
revista para niños, La Edad de Oro, en la que aparecieron los cuentos Bebé y el
señor Don Pomposo, Nené traviesa y La muñeca negra, y colaboró con diversas
publicaciones de distintos países, como La Revista Venezolana, la Opinión
Nacional de Caracas, La Nación de Buenos Aires o la Revista Universal de
México.
Cronista y crítico excepcional,
hizo de muchos de sus textos auténticos ensayos, algunos de carácter
revolucionario como El presidio político en Cuba (1871) -de gran fuerza
lírica-, El Manifiesto de Montecristi o su Diario de campaña. Sus Obras
completas (1963-1965) constan de 25 volúmenes.
LEOPOLDO LUGONES
(Villa María del Río Seco,
Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938) Poeta argentino. Hombre de vasta cultura,
fue el máximo exponente del modernismo argentino y una de las figuras más
influyentes de la literatura iberoamericana.
Pasó la niñez y la adolescencia en
su tierra natal, y tras breve temporada en Santiago del Estero, se estableció
en Buenos Aires en 1895. Trabajó en el diario El Tiempo y en 1897 fundó, con
José Ingenieros, La Montaña, periódico socialista revolucionario. Tras algunos
empleos menores, llegó a la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros.
Hizo varios viajes a Europa y residió en París de 1911 a 1914. Colaboró en La
Nación y obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926. En 1928 fundó la
Sociedad Argentina de Escritores. Su apoyo al golpe de Estado de 1930, la
posterior desilusión que éste le produjo y quizás una profunda crisis
sentimental lo llevaron a una depresión que culminó en su suicidio.
Es de destacar su particular
evolución política. Se inició como un firme partidario de la ideología
socialista, cuya introducción en Argentina se debe, en parte, a sus primeras
soflamas políticas. Sin embargo, poco a poco fue retrocediendo hacia posturas
más conservadoras: tras un breve período de adscripción al pensamiento liberal,
se inclinó decididamente hacia la derecha y acabó convertido en uno de los
principales valedores del fascismo argentino, sobre todo a partir de 1924,
fecha en la que proclamó que había llegado "la hora de la espada".
Seis años después, ya consagrado como una de las cabezas pensantes del
movimiento reaccionario austral, colaboró activamente con el golpe de estado
militar del general José Félix Uriburu (6 de septiembre de 1930).
Como poeta, Leopoldo Lugones
irrumpió en el panorama literario argentino con el poemario Los mundos (1893),
que pasó prácticamente inadvertido. Su encuentro con Rubén Darío, en Buenos
Aires, en 1896, fue decisivo para reorientar la poesía de Lugones. El
retoricismo de Las montañas de oro (1897) no tardó en ser sustituido por el
tono irónico, extravagante e imaginativo de Los crepúsculos del jardín (1905) y
Lunario sentimental (1909).
En ambos libros se respira una
atmósfera refinada y decadente, plena de languidez y elegancia modernistas,
dentro de una corriente estética claramente influida por la creación de Rubén
Darío. Su estilo se distingue por su originalidad creadora, y la precisión y la
belleza lírica de sus versos.
A partir de 1910 Leopoldo Lugones
cambió de registro poético para centrarse en una exaltación de su tierra y sus
gentes (Odas seculares, 1910). Posteriormente, los asuntos cotidianos, vistos
al trasluz de una rutina íntima, se convirtieron en el objeto de su siguiente
entrega poética, titulada El libro fiel (1912), obra a la que siguieron otros
poemarios como El libro de los paisajes (1917), Las horas doradas (1922) y
Romancero (1924). Al final de su trayectoria poética, Lugones se decantó por el
cultivo de una poesía narrativa: Poemas solariegos (1927) y Romances del Río
Seco (que vio la luz, póstumamente, en 1938).
En su faceta de narrador, Lugones
sobresalió principalmente por sus relatos, recogidos en Las fuerzas extrañas
(1906), La torre de Casandra (1919), Cuentos fatales (1924) y La patria fuerte
(1933). En muchas de estas narraciones breves, Lugones ensayó diferentes
acercamientos fantásticos que pueden considerarse precursores de los mejores
relatos de algunos de los más grandes cultivadores de este difícil género, como
Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges (uno de los mayores admiradores de Lugones)
y Julio Cortázar.
Publicó además dos novelas
espléndidas: un relato histórico sobre la guerra de la independencia, titulado
La guerra gaucha (1905), y unas meditaciones esotéricas que, en forma de novela
teosófica, aparecieron bajo el título de El ángel de la sombra (1926). En la
década de los años cuarenta, La guerra gaucha fue objeto de una versión
cinematográfica que se convirtió en uno de los principales referentes del cine
argentino de su tiempo.
También brilló Leopoldo Lugones en
su condición de ensayista, faceta en la que dejó algunos títulos tan relevantes
como El imperio jesuítico (1904), Las limaduras de Hephaestos (1910) e Historia
de Sarmiento (1911). Las conferencias sobre el Martín Fierro de José Hernández,
obra que leyó como poema épico, reunidas en El payador (1916), constituyen sin
duda un hito en la interpretación de la literatura gauchesca. Además, dejó
testimonio impreso de las constantes mutaciones de su pensamiento político,
plasmadas en Mi beligerancia y La grande Argentina.
ROBERTO J. PAYRÓ
(Mercedes, 1867-Lomas de Zamora,
1928) Escritor argentino. Destacado periodista, afiliado al movimiento
reformista, logró en sus cuentos (El casamiento de Laucha, 1906; Pago Chico,
1908) una síntesis del costumbrismo gauchesco y de la picaresca. Su principal
obra es la novela Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1910), en la
que relata la poco escrupulosa carrera política de un provinciano. Es también
autor de novelas históricas (El falso inca, 1905; El capitán Vergara, 1925) y
de dramas de corte naturalista (Canción trágica, 1902; Quiero vivir conmigo,
1923; Alegría, 1928).
BENITO PÉREZ GALDÓS
(Las Palmas de Gran Canaria, 1843 -
Madrid, 1920) Novelista, dramaturgo y articulista español. Benito Pérez Galdós
nació en el seno de una familia de la clase media de Las Palmas, hijo de un
militar. Recibió una educación rígida y religiosa, que no le impidió entrar en
contacto, ya desde muy joven, con el liberalismo, doctrina que guió los
primeros pasos de su carrera política.
Cursó el bachillerato en su tierra
natal y en 1867 se trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que
abandonó para dedicarse a la labor literaria. Su primera novela, La sombra, de
factura romántica, apareció en 1870, seguida, ese mismo año, de La fontana de
oro, que parece preludiar los Episodios Nacionales.
Dos años más tarde, mientras
trabajaba como articulista para La Nación, Benito Pérez Galdós emprendió la
redacción de los Episodios Nacionales, poco después de la muerte de su padre,
probablemente inspirado en sus relatos de guerra –su padre había participado en
la guerra contra Napoleón–. El éxito inmediato de la primera serie, que se
inicia con la batalla de Trafalgar, lo empujó a continuar con la segunda, que
acabó en 1879 con Un faccioso más y algunos frailes menos. En total, veinte
novelas enlazadas por las aventuras folletinescas de su protagonista.
Durante este período también
escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch (1878),
obra que cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien dividió
su obra novelada entre Novelas del primer período y Novelas contemporáneas, que
se inician en 1881, con la publicación de La desheredada. Según confesión del
propio escritor, con la lectura de La taberna, de Zola, descubrió el
naturalismo, lo cual cambió la manière de sus novelas, que incorporarán a
partir de entonces métodos propios del naturalismo, como es la observación
científica de la realidad a través, sobre todo, del análisis psicológico,
aunque matizado siempre por el sentido del humor.
Bajo esta nueva manière escribió
alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta, Miau y Tristana.
Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad de personajes y
recreación de un determinado ambiente: el Madrid de Isabel II y la
Restauración, en el que Galdós era una personalidad importante, respetada tanto
literaria como políticamente.
FIÓDOR DOSTOIEVSKI
(Fiódor Mijailovich Dostoievski,
Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) Novelista ruso. Educado por su padre, un
médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su
madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al
alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros de San
Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la
literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor.
A los dieciocho años, la noticia de
la muerte de su padre, torturado y asesinado por un grupo de campesinos, estuvo
cerca de hacerle perder la razón. Ese acontecimiento lo marcó como una
revelación, ya que sintió ese crimen como suyo, por haber llegado a desearlo
inconscientemente. Al terminar sus estudios, tenía veinte años; decidió
entonces permanecer en San Petersburgo, donde ganó algún dinero realizando
traducciones.
La publicación, en 1846, de su
novela epistolar Pobres gentes, que estaba avalada por el poeta Nekrásov y por
el crítico literario Belinski, le valió una fama ruidosa y efímera, ya que sus
siguientes obras, escritas entre ese mismo año y 1849, no tuvieron ninguna
repercusión, de modo que su autor cayó en un olvido total.
En 1849 fue condenado a muerte por
su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Indultado
momentos antes de la hora fijada para su ejecución, estuvo cuatro años en un
presidio de Siberia, experiencia que relataría más adelante en Recuerdos de la
casa de los muertos. Ya en libertad, fue incorporado a un regimiento de
tiradores siberianos y contrajo matrimonio con una viuda con pocos recursos,
Maria Dmítrievna Isáieva.
En 1880 apareció la que el propio
escritor consideró su obra maestra, Los hermanos Karamazov, que condensa los
temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la
relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las
aporías de la libertad humana. Máximo representante, según el tópico, de la
«novela de ideas», en sus obras aparecen evidentes rasgos de modernidad, sobre
todo en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real
de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la
tragedia moral de sus personajes.
EMILE ZOLA
(París, 1840 - 1902) Novelista
francés, principal figura del naturalismo literario.
Hijo de Francesco Zola, ingeniero
emigrante italiano, y de Émilie Aubert, proveniente de la pequeña burguesía
francesa, pasó su infancia en Aix-en-Provence y estudió en el colegio Bourbon.
Fue compañero de Paul Cézanne, con quien mantuvo una sólida amistad, y tomó
contacto con la literatura romántica, especialmente con la narrativa de Victor
Hugo y la poesía de A. De Musset, su favorito.
Al morir su padre en 1847, se
trasladó a París junto a su madre y continuó sus estudios en el instituto
Saint-Louis. Tras fracasar en su examen de graduación, en 1859 consiguió un
empleo administrativo en una oficina de Aduanas y en 1862 empezó a trabajar
para el departamento de publicidad de la editorial Hachette. Se interesó por la
poesía y el teatro, y colaboró para periódicos como Le Figaro, Le Petit Journal
y Le Salut Public.
Sus primeros libros publicados
fueron un conjunto de relatos titulados Cuentos a Ninon (1864), y una novela
autobiográfica con influencia del romanticismo, La confesión de Claude (1865).
Escribió dos obras de teatro que no fueron representadas, La fea (1865) y
Magdalena (1865), y en 1866 fue despedido de Hachette. Comenzó a trabajar como
cronista literario y artístico en el periódico L'Événement, y publicó los
trabajos de crítica pictórica Mis odios (1866) y Mi salón (1866), donde hizo
una enérgica defensa de Manet, cuestionado en esa época por los sectores
académicos.
A partir de ese momento se dedicó
por completo a escribir, se alejó paulatinamente del romanticismo y sintió
afinidad con el movimiento realista y el positivismo. Aplicó su experiencia
periodística en Los misterios de Marsella (1867), una novela folletinesca, y
publicó su primera obra importante, Teresa Raquin (1867), con la que ganó
cierto prestigio en el ambiente literario.
Con la novela Madeleine Férat
(1868) fue consolidando su estilo, y la lectura de Introducción a la medicina
experimental, de Claude Bernard, lo inspiró para concebir un conjunto de
novelas escritas "con rigor científico", donde quería relatar la
historia natural de varias generaciones de una familia bajo el Segundo Imperio.
En 1899 volvió a París y pudo ver
indultado a Dreyfus, y el 29 de septiembre de 1902 murió asfixiado por la
defectuosa combustión de una chimenea, hecho que suscitó muchas sospechas dadas
las reiteradas amenazas de muerte que había recibido.
Su influencia sobre las
generaciones posteriores de escritores no fue sólo literaria, ya que su actitud
de involucrarse tanto en la literatura como en la realidad social se transformó
en un paradigma del escritor comprometido y dominó la escena cultural de
occidente hasta la década de los 70. También es autor de las series Las tres
ciudades, compuesta por Lourdes (1894), Roma (1896) y París (1898), y Los
cuatro evangelios, integrada por Fecundidad (1899), Trabajo (1901), Verdad
(póstuma, 1903) y Justicia (inacabada).
GUSTAVE FLAUBERT
(Ruán, Francia, 1821 - Croisset,
id., 1880) Escritor francés. Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave
Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria
Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa
pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.
Estudió derecho en París, donde
conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que
realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este
viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía,
Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela
Salambó.
Excepto durante sus viajes, Gustave
Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de
escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con
la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger,
quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que
nunca llegó a ser su amante.
Su primera gran novela publicada, y
para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una
mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a
pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había
producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad
y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.
De esa misma sátira de su tiempo
participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado,
Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso
su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por
los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue
incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto
fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que
relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la
antigua Cartago.
Su siguiente gran obra, La
educación sentimental (1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia
experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la
generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet,
que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna
del ideal de conocimiento de la Ilustración.
La abundancia de los trabajos que
posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo,
confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico
hasta la mitad del siglo XX.
SIR WALTER SCOTT
(Edimburgo, 1771 - Abbotsford,
Reino Unido, 1832) Novelista, poeta y editor británico. La novela histórica
romántica tiene en Walter Scott, si no a su inventor, a su primer y más
influyente representante. Hijo de un abogado, desde su infancia se sintió fascinado
por las leyendas y los episodios históricos, preferentemente medievales, de su
tierra natal escocesa, que posteriormente constituirían el tema principal de
muchos de sus poemas y novelas.
Licenciado en derecho, sus primeros
pasos en la literatura los dio como traductor, vertiendo al inglés obras como
Lenore, de Gottfried A. Bürger, y Götz de Berlichingen, de Goethe. La
publicación, entre 1802 y 1803, de la recopilación de baladas Trovas de la
frontera escocesa dio a conocer su nombre al gran público, que también acogió
con entusiasmo una serie de largos poemas narrativos entre los que destacan El
canto del último trovador y La dama del lago.
De 1814 data su primera novela,
Waverley, publicada anónimamente como la mayoría de las que le siguieron, en consideración
a los cargos públicos de su autor (sheriff de Selkirk desde 1799 y secretario
de los tribunales de justicia de Edimburgo desde 1806) y la dudosa reputación
del género. Con ella y con las posteriores (El anticuario, Rob Roy, Ivanhoe, El
pirata, Quentin Durward, El talismán) estableció los cánones de la novela
histórica, tal como ésta iba a desarrollarse hasta bien entrado el siglo XX. La
más famosa de las citada es Ivanhoe (1820), que desarrolla las contradicciones
entre los sajones y los normandos en un argumento de aventuras.
La autoría de estas novelas no se
reveló hasta 1826, año por otro lado especialmente doloroso para Scott, que
sufrió la muerte de su esposa y la quiebra de la editorial Constable, en la que
había invertido dinero y por la que contrajo una deuda de 130.000 libras.
Antes, en 1820, había sido nombrado barón de Abbotsford.
Los estudiosos de la obra de Scott
lo definen como el fundador de la novela histórica, y alaban sus facultades
para recrear la realidad del pasado de Escocia y de la Edad Media con vigor y
talento descriptivo, basándose en diálogos y argumentos que fascinan por la
cualidad de crear expectativa en el lector. Por otra parte, mostró un excelente
olfato para discernir los conflictos políticos de su época y representarlos en
la ficción. Maestro del diálogo y la descripción, poseedor de un estilo
vigoroso y poético, Walter Scott influyó en los novelistas de su época, tanto
de su patria como foráneos, y también en los músicos y pintores que glosaron y
recrearon sus temas.
LORD BYRON
(George Gordon; Londres, Gran
Bretaña, 1788-Missolonghi, actual Grecia, 1824) Poeta británico. Perteneciente
a una familia de la aristocracia de su país, perdió a su padre a los tres años.
En 1798, al morir su tío abuelo William, quinto barón Byron, heredó el título y
las propiedades.
Educado en el Trinity College de
Cambridge, etapa en la que curiosamente se distinguió como deportista, a pesar
de tener un pie deforme de nacimiento, Lord Byron vivió una juventud amargada
por su cojera y por la tutela de una madre de temperamento irritable. A los
dieciocho años publicó su primer libro de poemas, Horas de ocio, y una crítica
adversa aparecida en el Edimburgh Review provocó su violenta sátira titulada
Bardos ingleses y críticos escoceses, con la que alcanzo cierta notoriedad.
En 1809, al ser declarado mayor de
edad, Lord Byron emprendió una serie de viajes en los que recorrió España,
Portugal, Grecia y Turquía. A su regreso publicó, como memoria poética de su
viaje, los dos primeros cánticos de La peregrinación de Childe Harold, que le
valieron rápidamente la fama. El héroe del poema, Childe Harold, parece basado
en elementos autobiográficos, aunque sin duda recreados y aumentados para
configurar lo que sería el típico héroe byroniano –al que él mismo trató de
emular en su vida–, caracterizado por la rebeldía frente a la moral y las
convenciones establecidas y marcado por una vaga nostalgia y exaltación de
sentimientos, en especial el sufrimiento por un indeterminado pecado original.
En 1815 se casó con Anna Isabella
Mibanke, con quien tuvo una hija, Augusta Dada, aunque se separaron al cabo de
un año. El personaje libertino y amoral que Lord Byron encarnaba frente a la
sociedad terminó por volverse contra él, sobre todo a partir de los rumores
sobre sus relaciones incestuosas con su hermanastra Augusta, por lo que terminó
por abandonar el Reino Unido en 1816, para no regresar jamás y convertirse en
poeta errante por Europa.
En Suiza, de donde había llegado
procedente de Bélgica, Lord Byron convivió con el poeta Shelley y sostuvo
relaciones amorosas con Claire Clairmont. Tras una estancia en Génova, se
trasladó a Venecia, donde inició, en 1819, una nueva y turbulenta relación
amorosa con la condesa Guiccioli y llevó una vida fastuosa y salpicada de
escándalos; más tarde fue a Ravena.
La fama de que gozó en su época se
ha visto reducida en gran medida con el paso de los años y el aumento de la
perspectiva histórica. Se ha discutido el valor literario y sobre todo el
carácter innovador de sus composiciones líricas, mientras que su facilidad
versificadora y su expresión ágil e incisiva mantienen el interés de sus
sátiras y composiciones narrativas. Byron encarnó para sus coetáneos el ideal
del héroe romántico, tanto en su obra como en su vida, y como tal fue considerado
y admirado por no pocos escritores, José de Espronceda y Gustavo Adolfo Bécquer
entre ellos.
JOSE ZORRILLA
(Valladolid, 1817 - Madrid, 1893)
Escritor español. Es el principal representante del romanticismo medievalizante
y legendario. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de
leyes, y en 1835 pasó a la Univerisdad de Valladolid.
José Zorrilla publicó sus primeros
versos en el diario vallisoletano El Artista. En Madrid, después de abandonar
su carrera universitaria, alcanzó fama tras leer unos versos suyos ante el
cadáver de Larra (1837). Ocupó el cargo de éste en la redacción de El Español,
donde publicó la serie de poemas titulada Poesías (1837), primero de una serie
de ocho volúmenes que acabó en 1840. Su éxito poético se renovaría en 1852 con
un poema descriptivo, Granada, que quedó inacabado. En 1839 se casó con Matilde
O'Reilly, de la que enviudó muy pronto.
Escribió numerosas leyendas (Cantos
del trovador, 1840-1841; Vigilias del estío, 1842; Flores perdidas, 1843;
Recuerdos y fantasías, 1844; Un testigo de bronce, 1845), en las que resucita a
la España medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez mejor testigo»,
«Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya».
En 1837 Zorrilla inició su
producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su primer éxito con El
zapatero y el rey (1840), a la que siguieron: El eco del torrente (1842),
Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El puñal del godo
(1843), Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mártir (1849). En estas
obras trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. También escribió tragedias
a la manera clásica, como Sofronia (1843).
En 1846 viajó a Burdeos y París,
donde conoció a Dumas padre, George Sand, Théophile Gautier y Alfred de Musset,
que dejarían en él una gran huella. En 1855 marchó a México, donde fue
protegido por el emperador Maximiliano, que lo nombró director del Teatro
Nacional.
De regreso a España (1866), José
Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma (1871) e ingresó en
la Real Academia (1882). De estos años son Recuerdos del tiempo viejo
(1880-1883), La leyenda del Cid (1882), El cantar del romero (1883) y Mi última
brega (1888). Fue coronado como poeta en el alcázar de Granada (1889) por el
duque de Rivas, en representación de la reina regente.
JOSÉ DE ESPRONCEDA
(Almendralejo, España, 1808 -
Madrid, 1842) Poeta español. Hijo de una familia hidalga de fuerte raigambre
militar, estudió con Alberto Lista, de quien se convirtió en aventajado
discípulo. Desde muy joven se sintió atraído por la literatura y por la
actividad política, aficiones ambas que definirían su carrera futura. En 1823,
y a raíz de la ejecución del general Riego, fundó, junto a Patricio de la
Escosura, una sociedad secreta en pro de la libertad cuyos jóvenes miembros se
hacían llamar los Numantinos. La represión política que siguió al trienio
liberal motivó su encierro en un convento de Guadalajara, donde emprendió la
redacción de Don Pelayo, poema épico de corte neoclásico que dejó inacabado.
Tras recobrar la libertad, regresó
a Madrid, pero los acontecimientos políticos del país lo impulsaron a marchar
al extranjero. Partió hacia Gibraltar, y de allí pasó a Lisboa, de donde fue
expulsado, por lo que hubo de refugiarse en Londres, por aquel entonces punto
de reunión de los liberales españoles, en cuyas reuniones participó. En Londres
conoció a Teresa Mancha, con quien mantuvo una accidentada relación
sentimental. Informado de los acontecimientos revolucionarios que se producían
en julio de 1830 en París, allí acudió para participar y, poco después, formó
parte de la frustrada expedición liberal del coronel Chapalangarra que intentó
entrar en España.
Durante su ausencia de Londres, su
antigua amante, Teresa, había contraído matrimonio con un comerciante, por lo
que ambos decidieron fugarse juntos. Tras otra breve estancia en París, en 1833
regresaron a España, donde Espronceda ingresó en el cuerpo de la Guardia Real.
Sus inquietudes políticas, sin embargo, le valieron un destierro en Cuéllar, en
1834, y posteriormente el traslado a Badajoz. También debió esconderse tras la
llegada al poder de Toreno, contra cuyo gobierno se rebeló.
Durante sus breves etapas en
Madrid, participó activamente en la vida literaria de la capital y a pesar de
sus frecuentes encarcelamientos y destierros pudo escribir sus primeras obras.
El contacto con la poesía romántica europea (Byron, Scott) influyó en él
poderosamente y orientó su propia producción poética hacia un romanticismo
exaltado, pletórico de ritmo, color y fantasía. En 1834 publicó Sancho Saldaña,
una novela histórica, y por las mismas fechas escribió varias comedias y el
drama histórico Blanca de Borbón, editado póstumamente.
ERNEST HEMINGWAY
(Ernest Miller Hemingway; Oak Park,
1899 - Ketchum, 1961) Narrador estadounidense cuya obra, considerada ya clásica
en la literatura del siglo XX, ha ejercido una notable influencia tanto por la
sobriedad de su estilo como por los elementos trágicos y el retrato de una
época que representa. Recibió el premio Nobel en 1954.
Ya se había iniciado en el
periodismo cuando se alistó como voluntario en la Primera Guerra Mundial, como
conductor de ambulancias, hasta que fue herido de gravedad. De vuelta a Estados
Unidos retomó el periodismo hasta que se trasladó a París, donde alternó con
las vanguardias y conoció a E. Pound, Pablo Picasso, J. Joyce y G. Stein, entre
otros. Participó en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial
como corresponsal, experiencias que luego incorporaría a sus relatos y novelas.
Él mismo declaró que su labor como
periodista lo había influido incluso estéticamente, pues lo obligó a escribir
frases directas, cortas y duras, excluyendo todo lo que no fuera significativo.
Su propio periodismo, por otra parte, también influyó en el reportaje y las
crónicas de los corresponsales futuros.
Entre sus primeros libros se
encuentran Tres relatos y diez poemas (1923), En nuestro tiempo (1924) y
Hombres sin mujeres (1927), que incluye el antológico cuento "Los
asesinos". Ya en este cuento es visible el estilo de narrar que lo haría
famoso y maestro de varias generaciones. El relato se sustenta en diálogos
cortos que van creando un suspense invisible, como si lo que sucediera
estuviera oculto o velado por la realidad. El autor explicaba su técnica con el
modelo del témpano de hielo, que oculta la mayor parte de su materia bajo el
agua, dejando visible sólo una pequeña parte a la luz del día.
Otros cuentos de parecida factura
también son antológicos, como "Un lugar limpio y bien iluminado",
"La breve vida feliz de Francis Macomber", "Las nieves del
Kilimanjaro", "Colinas como elefantes blancos", "Un gato
bajo la lluvia" y muchos más. En algunas de sus mejores historias hay un
vago elemento simbólico sobre el que gira el relato, como una metáfora que se
desarrolla en el plano de la realidad.
La mayor parte de su obra plantea a
un héroe enfrentado a la muerte y que cumple una suerte de código de honor; de
ahí que sean matones, toreros, boxeadores, soldados, cazadores y otros seres
sometidos a presión. Tal vez su obra debe ser comprendida como una especie de
romanticismo moderno, que aúna el sentido del honor, la acción, el amor, el
escepticismo y la nostalgia como sus vectores principales. Sus relatos
inauguran un nuevo tipo de "realismo" que, aunque tiene sus raíces en
el cuento norteamericano del siglo XIX, lo transforma hacia una cotidianidad
dura y a la vez poética, que influiría en grandes narradores posteriores como
R. Carver.
En 1952 dio a conocer El viejo y el
mar, que tiene como protagonista a un modesto pescador de La Habana, donde
vivió y escribió durante muchos años enfrentado a la naturaleza. Algunos
críticos han visto en este texto la culminación de su obra, porque en él
confluyen el humanismo y la economía artística; otros, sin embargo, opinan que
éste no es el mejor Hemingway, por una cierta pretensión didáctica. Hacia el
final de una vida aventurera, cansado y enfermo, se suicidó como lo haría
alguno de sus personajes, disparándose con una escopeta de caza. Para muchos,
es uno de los escasos autores míticos de la literatura contemporánea.
MARCEL PROUST
(París, 1871-id., 1922) Escritor
francés. Hijo de Adrien Proust, un prestigioso médico de familia tradicional y
católica, y de Jeanne Weil, alsaciana de origen judío, dio muestras tempranas
de inteligencia y sensibilidad. A los nueve años sufrió el primer ataque de
asma, afección que ya no le abandonaría, por lo que creció entre los continuos
cuidados y atenciones de su madre. En el liceo Condorcet, donde cursó la
enseñanza secundaria, afianzó su vocación por las letras y obtuvo brillantes
calificaciones. Tras cumplir el servicio militar en 1889 en Orleans, asistió a
clases en la Universidad de La Sorbona y en la École Livre de Sciences
Politiques.
Durante los años de su primera
juventud llevó una vida mundana y aparentemente despreocupada, que ocultaba las
terribles dudas que albergaba sobre su vocación literaria. Tras descartar la
posibilidad de emprender la carrera diplomática, trabajó un tiempo en la
Biblioteca Mazarino de París, decidiéndose finalmente por dedicarse a la
literatura. Frecuentó los salones de la princesa Mathilde, de Madame Strauss y
Madame de Caillavet, donde conoció a Charles Maurras, Anatole France y Léon
Daudet, entre otros personajes célebres de la época.
Sensible al éxito social y a los
placeres de la vida mundana, el joven Proust tenía, sin embargo, una idea muy
diferente de la vida de un artista, cuyo trabajo sólo podía ser fruto de «la
oscuridad y del silencio». En 1896 publicó Los placeres y los días, colección
de relatos y ensayos que prologó Anatole France. Entre 1896 y 1904 trabajó en
la obra autobiográfica Jean Santeuil, en la que se proponía relatar su
itinerario espiritual, y en las traducciones al francés de La biblia de Amiens
y Sésamo y los lirios, de John Ruskin.
Después de la muerte de su madre
(1905), el escritor se sintió solo, enfermo y deprimido, estado de ánimo
propicio para la tarea que en esos años decidió emprender, la redacción de su
ciclo novelesco En busca del tiempo perdido, que concibió como la historia de
su vocación, tanto tiempo postergada y que ahora se le imponía con la fuerza de
una obligación personal. Anteriormente, había escrito para Le Fígaro diversas
parodias de escritores famosos (Saint-Simon, Balzac, Flaubert), y comenzó a
redactar Contre Sainte-Beuve, obra híbrida entre novela y ensayo con varios
pasajes que luego pasarían a En busca del tiempo perdido.
JAMES JOYCE
(Dublín, 1882 - Zurich, 1941)
Escritor irlandés en lengua inglesa. Nacido en el seno de una familia de
arraigada tradición católica, estudió en el colegio de jesuitas de Belvedere
entre 1893 y 1898, año en que se matriculó en la National University de Dublín,
en la que comenzó a aprender varias lenguas y a interesarse por la gramática
comparada.
Su formación jesuítica, que siempre
reivindicó, le inculcó un espíritu riguroso y metódico que se refleja incluso
en sus composiciones literarias más innovadoras y experimentales. Manifestó
cierto rechazo por la búsqueda nacionalista de los orígenes de la identidad
irlandesa, y su voluntad de preservar su propia experiencia lingüística, que
guiaría todo su trabajo literario, le condujo a reivindicar su lengua materna,
el inglés, en detrimento de una lengua gaélica que estimaba readoptada y
promovida artificialmente.
En 1902 se instaló en París, con la
intención de estudiar literatura, pero en 1903 regresó a Irlanda, donde se
dedicó a la enseñanza. En 1904 se casó y se trasladó a Zurich, donde vivió
hasta 1906, año en que pasó a Trieste, donde dio clases de inglés en una
academia de idiomas. En 1907 apareció su primer libro, el volumen de poemas
Música de cámara (Chamber Music) y en 1912 volvió a su país con la intención de
publicar una serie de quince relatos cortos dedicados a la gente de Dublín,
Dublineses (Dubliners), que apareció finalmente en 1914.
Durante la Primera Guerra Mundial
vivió pobremente junto a su mujer y sus dos hijos en Zurich y Locarno. La
novela semiautobiográfica Retrato del artista adolescente (Portrait of the
Artist as a Young Man), de sentido profundamente irónico, que empezó a
publicarse en 1914 en la revista The Egoist y apareció dos años después en
forma de libro en Nueva York, lo dio a conocer a un público más amplio.
Pero su consagración literaria
completa sólo le llegó con la publicación de su obra maestra, Ulises (Ulysses,
1922), novela experimental en la que intentó que cada uno de sus episodios o
aventuras no sólo condicionara, sino también «produjera» su propia técnica
literaria: así, al lado del «flujo de conciencia» (técnica que había usado ya
en su novela anterior), se encuentran capítulos escritos al modo periodístico o
incluso imitando los catecismos. Inversión irónica del Ulises de Homero, la
novela explora meticulosamente veinticuatro horas en la vida del protagonista,
durante las cuales éste intenta no volver a casa, porque sabe que su mujer le
está siendo infiel.
Una breve estancia en Inglaterra,
en 1922, le sugirió el tema de una nueva obra, que emprendió en 1923 y de la
que fue publicando extractos durante muchos años, pero que no alcanzaría su
forma definitiva hasta 1939, fecha de su publicación, con el título de Finnegan's
wake. En ella, la tradicional aspiración literaria al «estilo propio» es
llevada al extremo y, con ello, al absurdo, pues el lenguaje deriva
experimentalmente, desde el inglés, hacia un idioma propio del texto y de
Joyce. Para su composición, el autor amalgamó elementos de hasta sesenta
idiomas diferentes, vocablos insólitos y formas sintácticas completamente
nuevas. Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladó de nuevo a Zurich, donde
murió ya casi completamente ciego.
SAMUEL BECKETT
(Dublín, 1906-París, 1989)
Novelista y dramaturgo irlandés. Estudió en la Portora Royal School, una
escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, y luego ingresó en
el Trinity College de Dublín, donde obtuvo la licenciatura en lenguas romámicas
y posteriormente el doctorado. Trabajó también como profesor en París, donde
escribió un ensayo crítico sobre Marcel Proust y conoció a su compatriota James
Joyce, del cual fue traductor y a quien pronto le unió una fuerte amistad.
En 1930 regresó a Dublín como
lector de francés de la universidad, pero abandonó el trabajo al año siguiente,
tras lo cual viajó por Francia, Alemania e Italia, desempeñando todo tipo de
trabajos para incrementar los insuficientes ingresos de la pensión anual que le
enviaba su padre (cuya muerte, en 1933, supuso para el escritor una dura
experiencia), hasta que en 1937 se estableció definitivamente en París.
En 1942, y después de haberse
adherido a la Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo para afincarse en el sur
de Francia, que estaba libre de la ocupación alemana, donde escribió su novela
Watt. Finalizada la contienda, se entregó de lleno a la escritura: terminó la
trilogía novelística Molloy, Malone muere y El innombrable, y escribió dos
piezas de teatro. Aunque utilizaba indistintamente el francés o el inglés como
lenguas literarias, a partir de 1945 la mayoría de su producción está escrita
en francés, y él mismo vertió sus obras al inglés.
La difícil tarea de encontrar
editor no se resolvió hasta 1951, cuando su compañera, Suzanne
Deschevaux-Dumesnil, que más tarde se convertiría en su esposa, encontró uno
para Molloy. El éxito relativo de esta novela propició la publicación de otras,
y en especial dio pie a la representación de Esperando a Godot en el teatro
Babylone de París; el resonante éxito de crítica y público que obtuvo la obra
le abrió las puertas de la fama.
Su ruptura con las técnicas
tradicionales dramáticas y la nueva estética que proponía le acercaban al
rumano E. Ionesco, y suscitó la etiqueta de «anti-teatro» o «teatro del
absurdo«. Se trata de un teatro estático, sin acción ni trucos escénicos, con
decorados desnudos, de carácter simbólico, personajes esquemáticos y diálogos
apenas esbozados. Es la apoteosis de la soledad y la insignificancia humanas,
sin el menor atisbo de esperanza.
VIRGINIA WOOLF
(Adeline Virginia Stephen; Londres,
Reino Unido, 1882-Lewes, id., 1941) Escritora británica. Hija de sir Leslie
Stephen, distinguido crítico e historiador, creció en un ambiente frecuentado
por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de su padre, en
1905, se estableció con su hermana Vanessa –pintora que se casaría con el
crítico Clive Bell– y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury,
que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de
su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del
escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand
Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de
Bloomsbury.
En 1912, cuando contaba treinta
años, casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien
fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la
propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield,
T. S. Eliot o S. Freud. Sus primeras novelas, Viaje de ida y Noche y día, ponen
ya de manifiesto la intención de la escritora de romper los moldes narrativos
heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de
personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las
descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo, estos
primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica.
Sólo con la publicación de La
señora Dolloway y Alfaro comenzaron a elogiar los críticos su originalidad
literaria. En estas obras llaman ya la atención la maestría técnica y el afán
experimental de la autora, quien introducía además en la prosa novelística un
estilo y unas imágenes hasta entonces más propios de la poesía. Desaparecidas
la acción y la intriga, sus narraciones se esfuerzan por captar la vida
cambiante e inasible de la conciencia.
Escribió también una serie de
ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que destacó la
construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer
escritora, como en Una habitación propia. Destacó a su vez como crítica
literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida
de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el
crítico Robert Fry (Fry). En uno de los accesos de una enfermedad mental que
había obligado a ingresarla en varias ocasiones a lo largo de su vida, el 28 de
marzo de 1941 desapareció de su casa de campo, hasta que días después su cuerpo
fue hallado en el río Ouse.
LUIS CERNUDA
(Sevilla, 1904 - Ciudad de México,
1963) Poeta español, una de las figuras fundamentales de la Generación del 27.
Su obra se inscribe dentro de una corriente que muchos han calificado de
neorromántica, pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su poesía
se halla siempre dentro de unos límites de serena contención, a la manera de G.
A. Bécquer, pero con características matizadas por una aguda actitud de la
mente, rasgo esencial de la generación a la que perteneció.
Estudió derecho en su ciudad natal
bajo la dirección de Pedro Salinas, de quien fue discípulo y quien orientó,
asimismo, sus primeros pasos de poeta. De su inicial inclinación a la soledad y
al nihilismo evolucionó hacia una actitud de íntima y acogedora espiritualidad.
Así, los poemas "Atardecer en la catedral" y "La visita de
Dios" señalan, según J.M. Valverde, "el término de la evolución de un
ambiente español, desde un ideario exquisito y minoritario hasta una emoción a
la vez religiosa y socialmente humana".
En diferentes momentos de su vida
dio clases de español en la universidad de Toulouse, en Inglaterra y en Estados
Unidos. Sus primeras obras marcan un itinerario que desembocó en una estrecha
afinidad con los poetas surrealistas. Esta etapa, que dio comienzo con Perfil
del aire (1927) y Égloga, elegía, oda (1928) logra su mayor expresión y madurez
en Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931), libros en los que
ya se muestra, en todo su esplendor, un Cernuda enamorado y rebelde, orgulloso
de su diferencia.
En sus volúmenes siguientes arraigó
con originalidad y dominio la tradición romántica europea: Donde habite el
olvido (1934), Invocaciones (1935). Los títulos que aparecieron a partir de
este momento, más los ya publicados, fueron engrosando su obra poética completa
bajo el sugestivo rótulo de La realidad y el deseo (1936); en 1964 se publicó
póstumamente la edición número cuarenta.
Cernuda, que tras la contienda
civil española conoció el exilio del que jamás volvió, emprendió, bajo la
influencia directa de la poesía anglosajona, un período en el que su obra
poética se hace autobiografía y reflexión. Residente en Gran Bretaña, Estados
Unidos y, por último, México, publicó sucesivamente, entre otros libros, Las
nubes (1940), Como quien espera el alba (1947), Vivir sin estar viviendo
(1949), Con las horas contadas (1956) y Desolación de la Quimera (1962).
La obra del autor ha sido objeto de
numerosos estudios en muchos países. Tal vez quien más y mejor se haya
aproximado a su sentido más genuino y profundo sea el mexicano Octavio Paz, que
en un breve ensayo dedicado a su figura, escribe sobre el sentido de la palabra
deseo en los trabajos del poeta: "Con cierta pereza se tiende a ver en los
poemas de Cernuda meras variaciones de un viejo lugar común: la realidad acaba
por destruir al deseo, nuestra vida es una continua oscilación entre privación
y saciedad. A mí me parece que, además, dicen otra cosa, más cierta y terrible:
si el deseo es real, la realidad es irreal. El deseo vuelve real lo imaginario,
irreal la realidad".
Pero además de poeta, Cernuda fue
también un excelente prosista. Toda su obra recopilada tras su muerte por los
estudiosos Derek Harris y Luis Maristany, se puede encontrar en el volumen
Prosa completa (1975), en el que, entre otros títulos, aparecen Variaciones
sobre tema mexicano (1952), Ocnos (1942) y Estudios sobre poesía española
contemporánea (1953).
DAMASO ALONSO
(Madrid, 1898-1990) Poeta y crítico
español. Miembro como poeta de la llamada Generación del 27, destacó además
como eminente crítco, de fama mundial, por sus estudios estilísticos.
Fue alumno de Ramón Menéndez Pidal
en el Centro de Estudios Históricos, lugar que desempeñó una función básica en
su vasta y profunda formación intelectual. En la Residencia de Estudiantes, en
Madrid, conectó con los que serían sus compañeros de generación: Federico
García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Manuel Altolaguirre. Enseñó lengua
y literatura españolas, tanto en universidades extranjeras como nacionales:
Berlín, Cambridge, Valencia (1933-1939) y Madrid (1939-1968). Asimismo, fue
director de la Revista de Filología Española y de la Real Academia Española.
Sus profundos análisis sobre Luis
de Góngora son una de las cumbres de su producción. Así, Temas gongorinos y la
correspondiente edición de Soledades (1927), La lengua poética de Góngora
(1950) o Estudios y ensayos gongorinos (1955) se han convertido en textos
clásicos e indispensables para el estudio de la obra de este clásico.
También investigó las fuentes de la
Poesía de tipo tradicional (1949), particularmente las relativas a las jarchas;
la obra de Gil Vicente, en Poesías (1940) y Tragicomedia de don Duardos (1942)
y la del mayor místico español en La poesía de san Juan de la Cruz (1942).
De su extenso trabajo crítico cabe
señalar, por último, aquellos libros que, como Ensayo de poesía española
(1945), Poesía española (1950) o Seis calas en la expresión literaria española
(1951, en colaboración con Carlos Bousoño) se aplican al análisis y difusión de
las disciplinas estilísticas, y el formalismo destinado a ejercer la crítica
literaria; otros dos títulos importantes en esta línea son Poetas españoles
contemporáneos (1952) y Poesía española: ensayo de método y límites
estilísticos, del mismo año.
Su labor como poeta dio comienzo
con Poemas puros, y poemillas de la ciudad (1921), delicadas composiciones de
juventud en las que se detecta la huella del modernismo así como la influencia
de Juan Ramón Jiménez, para continuar con la que se considera su obra mayor,
Hijos de la ira (1944), en la que el poeta lanza un grito de angustia y cólera
ante el espectáculo de dolor y miseria que ofrece el mundo circundante.
Dominado por esos sentimientos, el libro ofrece una visión cruel y amarga de la
vida, metaforizada como un "horrible viaje" o una "pesadilla sin
retorno".
Sin embargo, y muy por encima de
esta primera lectura, brota otro sentimiento opuesto y complementario en toda
su poesía, en el que irrumpe la piedad por uno mismo y por la descarnada existencia
del mundo, transfiriendo a la imagen trascendente del universo, Dios, la única
posibilidad de redención en el centro mismo del dolor y el escándalo. En cierta
ocasión, el propio autor lo dijo con estas palabras: "Hoy es sólo el
corazón del hombre lo que me interesa: expresar con mi dolor o con mi esperanza
el anhelo o la angustia del eterno corazón del hombre". Otros libros suyos
son Oscura noticia (1944; selección de poemas publicados desde 1925 en varias
revistas), Hombre y Dios (1955) y Gozos de la vista (1981). En 1978 obtuvo el
Premio Cervantes.
VICENTE HUIDOBRO
(Santiago, 1893 - Cartagena, Chile,
1948) Poeta chileno fundador del Creacionismo, movimiento poético vanguardista.
Fue además uno de los impulsores de la poesía de vanguardia en América Latina.
Vicente Huidobro nació en el seno
de una familia de la elite oligárquica, vinculada a la gran propiedad agrícola,
a la banca y a la política. Cursó la enseñanza primaria con institutrices
privadas y la secundaria en el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús.
Aunque fue crítico con la enseñanza jesuítica, tomó de ella una postura
elitista ante la vida.
Desde su juventud realizó
frecuentes viajes por Europa, que le valieron un profundo enriquecimiento
cultural y una depuración de sus gustos estéticos. Particularmente intenso
desde la experiencia intelectual fue el largo período en que residió en París,
ciudad a la que llegó en 1916, en plena guerra mundial; allí conoció a Picasso,
Juan Gris, Max Jacob y Joan Miró, entre otras figuras de la cultura del
momento. Escribió en revistas literarias junto a poetas como Apollinaire,
Réverdy, Tzara, Breton y Aragon; es decir, lo más granado de la poesía francesa
del momento.
El Creacionismo
Al periodo parisino corresponde la
fundación del Creacionismo, en la que situaba al creador artístico a la altura
de un demiurgo capaz de insuflar a su creación un aliento vital tan poderoso
que se podría medir, incluso, con las creaciones de la propia Naturaleza. Así,
para Huidobro el artista no debía limitarse a imitar la Naturaleza (de ahí el
título de su el manifiesto creacionista: Non serviam, "no serviré"),
sino que debía mantener con ella una especie de competición en la que podía
mostrar el vitalismo de su propia obra. Es la famosa tesis que sintetizó en la
fórmula: ¿Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!? / Hacedla florecer en el poema.
Lógicamente, esta concepción
llevaba aparejada la necesidad de crear nuevas imágenes -tan coloristas como
animadas e sorprendentes- e, incluso, un novedoso lenguaje poético capaz de
romper con todos los niveles de la lengua y generar también su propia sintaxis;
de ahí que la yuxtaposición (de oraciones, vocablos o sonidos extrañamente
puestos en contacto) se convirtiera en una de las características más acusadas
del Creacionismo, al tiempo que las largas secuencias y enumeraciones de
palabras y sintagmas contribuyeran decisivamente a dar al poema esa apariencia
de objeto aleatorio, mera creación de un dios absorto en las posibilidades
estéticas del material con que moldea su obra.
Con estos presupuestos estéticos,
Vicente Huidobro se presentó en Madrid en 1918, donde fundó un destacado grupo
de poetas creacionistas consagrados a la elaboración de textos que seguían
fielmente los postulados del ya respetado maestro chileno. Por aquel entonces
ya era un poeta fecundo, que arrastraba tras sí una interesante producción
literaria: seis poemarios impresos en su país natal (Ecos del alma, La gruta
del silencio, Canciones en la noche, Pasando y pasando, Las pagodas ocultas y
Adán), uno aparecido en Buenos Aires (El espejo de agua) y otro publicado en
París (Horizon Carré). A ellos se añadirían pronto cuatro nuevos poemarios
(Poemas árticos, Ecuatorial, Tour Eiffel y Hallali).
Entre el 16 de mayo y el 2 de junio
de 1922, Vicente Huidobro presentó una exposición de trece poemas en forma de
caligramas en el Teatro Eduardo VII de París. En el catálogo de la exposición
estaba su retrato dibujado por Pablo Picasso y una crítica elogiosa de sus
poemas escrita por el español Gerardo Diego. Su aceptación en París fue un
éxito personal y de Chile, favorecido por el hecho de que el poeta escribiera
indistintamente en francés y en español.
Regresó por un largo período a
Chile en 1925. Desde su llegada inició una intensa actividad literaria y
política, con la fundación de la revista La Reforma y sus numerosas colaboraciones
en Andamios, Panorama y Ariel. En el terreno político fundó un diario, Acción,
desde el que defendía sus ideas contrarias al militarismo. Candidato a
presidente, fracasó estrepitosamente en los comicios de 1925, lo que le causó
no poca amargura.
Altazor
Alrededor de 1930 fue cuando dio
los toques finales a sus dos obras cumbres, dos poemarios que, desde el momento
mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la
literatura universal. Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su
fama, y gozaba del éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador
(1929), en la que el propio poeta -que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo
Díaz de Vivar- identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una
reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena.
La peripecia que había dado lugar a
esta unión no puede ser más rocambolesca: en 1925, coincidiendo con su regreso
a Chile y su fracaso en el intento de tomar parte activa en la política de su
país, el gran poeta había conocido a Ximena, una joven estudiante de quince
años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado más de
quince años) y a sus hijos. Ximena no sólo era menor de edad, sino hija de un
poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta.
Huidobro marchó entonces a París, cerró la casa de Montmartre donde había
residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito
como escritor de guiones cinematográficos.
Pero en 1928, cuando Ximena
Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de edad, el poeta viajó a Chile, la
raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a París, en donde la feliz
pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron aquellos unos años de
plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después del mencionado éxito
de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso proyecto en el que
había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de Altazor o el viaje en
paracaídas, un poema mayor en siete cantos que narra la caída del hombre y el
encuentro con la mujer, con la poesía. Junto con Temblor de cielo (acabado
también por aquellas fechas), es la obra cumbre del Creacionismo y el mayor
legado de Huidobro a la poesía.
Después de que las corrientes
estéticas hayan virado por centenares de derrotas diferentes, el valor poético
de Altazor y Temblor de cielo sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una
parte de la crítica sólo ve en Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador
que juega con las palabras como si de objetos malabares se tratasen, sin
conseguir dar a sus composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los
estudiosos del fenómeno poético aún se deslumbra con las imágenes, la
vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este gran
rebelde de las letras hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta
en el epitafio que dejó escrito para su lápida: "Abrid esta tumba: al
fondo se ve el mar".
SIMONE DE BEAUVOIR
(París, 1908-1986) Pensadora y
novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y figura
importante en la reivindicación de los derechos de la mujer. Originaria de una
familia burguesa, destacó desde temprana edad como una alumna brillante.
Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, que se convirtió en
su compañero durante el resto de su vida.
Se graduó en filosofía y hasta 1943
se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. Su primera
obra fue la novela La invitada (1943), a la que siguió La sangre de los otros
(1944) y el ensayo Pyrrhus y Cineas (1944). Participó intensamente en los
debates ideológicos de la época, atacó con dureza a la derecha francesa, y
asumió el papel de intelectual comprometida. En sus textos literarios revisó
los conceptos de "historia" y "personaje" e incorporó,
desde la óptica existencialista, los temas de "libertad",
"situación" y "compromiso".
Fue fundadora junto a Sartre, A.
Camus, y M. Merleau-Ponty, entre otros, de la revista Tiempos Modernos, cuyo
primer número salió a la calle el 15 de octubre de 1945 y se transformó en un
referente político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX.
Posteriormente publicó la novela Todos los hombres son mortales (1946), y los
ensayos Para una moral de la ambigüedad (1947) y América al día (1948).
Su libro El segundo sexo (1949)
significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas, y se
convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una
historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas
características de la opresión masculina. Afirmó que al ser excluida de los
procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la
mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser
libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el
psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó a buscar
una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer
era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que
debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico.
Fundó con algunas feministas la
Liga de los Derechos de la Mujer, que se propuso reaccionar con firmeza ante
cualquier discriminación sexista, y preparó un número especial de Tiempos
Modernos destinado a la discusión del tema. Ganó el Premio Goncourt con Los
mandarines (1954), donde trató las dificultades de los intelectuales de la
posguerra para asumir su responsabilidad social. En 1966 participó en el
Tribunal Russell, en mayo de 1968 se solidarizó con los estudiantes liderados
por Daniel Cohn-Bendit, en 1972 presidió la asociación Choisir, encargada de
defender la libre contracepción, y hasta sus últimos días fue una incansable
luchadora por los derechos humanos.
Sus abundantes títulos
testimoniales y autobiográficos incluyen Memorias de una joven formal (1958),
La plenitud de la vida (1960), La fuerza de las cosas (1963), Una muerte muy
dulce (1964), La vejez (1968), Final de cuentas (1972) y La ceremonia del adiós
(1981).
ALBERT CAMUS
(Mondovi, Argelia,
1913-Villeblerin, Francia, 1960) Novelista, dramaturgo y ensayista francés.
Nacido en el seno de una modesta familia de emigrantes franceses, su infancia y
gran parte de su juventud transcurrieron en Argelia. Inteligente y
disciplinado, empezó estudios de filosofía en la Universidad de Argel, que no
pudo concluir debido a que enfermó de tuberculosis.
Formó entonces una compañía de
teatro de aficionados que representaba obras clásicas ante un auditorio
integrado por trabajadores. Luego, ejerció como periodista durante un corto
período de tiempo en un diario de la capital argelina, mientras viajaba
intensamente por Europa. En 1939 publicó Bodas, conjunto de artículos que
incluyen numerosas reflexiones inspiradas en sus lecturas y viajes. En 1940
marchó a París, donde pronto encontró trabajo como redactor en Paris-Soir.
Empezó a ser conocido en 1942,
cuando se publicaron su novela corta El extranjero, ambientada en Argelia, y el
ensayo El mito de Sísifo, obras que se complementan y que reflejan la
influencia que sobre él tuvo el existencialismo. Tal influjo se materializa en
una visión del destino humano como absurdo, y su mejor exponente quizá sea el
«extranjero» de su novela, incapaz de participar en las pasiones de los hombres
y que vive incluso su propia desgracia desde una indiferencia absoluta, la
misma, según Camus, que marca la naturaleza y el mundo.
Sin embargo, durante la Segunda
Guerra Mundial se implicó en los acontecimientos del momento: militó en la
Resistencia y fue uno de los fundadores del periódico clandestino Combat, y de
1945 a 1947, su director y editorialista. Sus primeras obras de teatro, El
malentendido y Calígula, prolongan esta línea de pensamiento que tanto debe al
existencialismo, mientras los problemas que había planteado la guerra le
inspiraron Cartas a un amigo alemán.
Su novela La peste (1947) supone un
cierto cambio en su pensamiento: la idea de la solidaridad y la capacidad de
resistencia humana frente a la tragedia de vivir se impone a la noción del
absurdo. La peste es a la vez una obra realista y alegórica, una reconstrucción
mítica de los sentimientos del hombre europeo de la posguerra, de sus terrores
más agobiantes. El autor precisó su nueva perspectiva en otros escritos, como
el ensayo El hombre en rebeldía (1951) y en relatos breves como La caída y El
exilio y el reino, obras en que orientó su moral de la rebeldía hacia un ideal
que salvara los más altos valores morales y espirituales, cuya necesidad le
parece tanto más evidente cuanto mayor es su convicción del absurdo del mundo.
Si la concepción del mundo lo
emparenta con el existencialismo de Jean-Paul Sartre y su definición del hombre
como «pasión inútil», las relaciones entre ambos estuvieron marcadas por una
agria polémica. Mientras Sartre lo acusaba de independencia de criterio, de
estirilidad y de ineficacia, Camus tachaba de inmoral la vinculación política
de aquél con el comunismo.
De gran interés es también su serie
de crónicas periodísticas Actuelles. Tradujo al francés La devoción de la cruz,
de Calderón, y El caballero de Olmedo, de Lope de Vega. En 1963 se publicaron,
con el título de Cuadernos, sus notas de diario escritas entre 1935 y 1942. Galardonado
en 1957 con el Premio Nobel de Literatura, falleció en un accidente de
automóvil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario